— Estoy orgulloso de ti, hijo —el señor Jeon abrazo a Jungkoook con dulzura.
Y fue en ese momento donde no aguanto las ganas de confesarle a su padre la verdad, se separó del abrazo, lleno sus pulmones de aire y se preparó para soltar lo que sería una bomba.
— Me gusta el señor Park —dijo de manera intranquila.
Aunque quiso sonar seguro de sí mismo, no fue así. Claro que sentía miedo y no a tal grado como lo sentía Jimin, pero era su vida y solo Jungkook decidía como vivirla y al lado de quien. Su padre lo observo por encima de las gafas, una mirada seria que poco a poco se fue relajando.
— Lo sé —respondió con tranquilidad.
¡Qué!
— ¿Lo sabes? —pregunto confundido.
— ¿Crees que me entero de que mi hijo sale con un hombre de 35 años y no voy a investigar? —pregunto para luego soltar una leve risa— Tú madre tampoco dormiría tranquila y cuando nos enteramos de que era el señor Park, nos tranquilizamos.
— Papá ¿Me lo dices enserio? —el menor sintió ganas de llorar.
— El señor Park es una ternura andante. Te juro que dude de su edad y aunque es el padre de Yoongi, se ve realmente joven y te aseguro que no nos molesta que sea él tu pareja. Tú madre opina lo mismo —le aseguro— Prometimos protegerte y apoyarte en todas tus decisiones y sabía que nuestro hijo no saldría con cualquier hereje.
Jungkook soltó una carcajada y no supo si era de alivio o de felicidad, pero se sentía bien. Su familia lo apoyaba y eso era suficiente para él. Nunca habían importado las estúpidas fotos e incluso, haberse acostado con Taehyung había sido innecesario si hubiera hablado con sus padres primero.
Recién llegaba de su viaje de negocios, contrato firmado, todo había salido a la perfección, era el orgullo de su padre y sentía una sensación de satisfacción en su pecho. Quería correr a casa de los Park, darle la noticia a Jimin, pero pensó en su última conversación.
— Si hubiese hablado contigo desde un inicio, no estaría en un limbo —Jungkook se dirigió al sofá de la oficina de su padre y se lanzó sobre él.
— ¿A qué te refieres, hijo? Creí que la noticia de haría feliz —su padre lo siguió hasta el sofá.
— El señor Park me pidió tiempo para pensar sobre nuestra relación —confeso desanimado— Un compañero nos tomó unas fotos y para evitar que no las difundiera y llegara a tus manos y al consejo de padres, él decidió terminar lo que nunca empezamos.
— Y lo entiendo —murmuro el mayor— Si saliera con alguien menor y que viene de una familia importante, estaría aterrado. Conozco a Jimin por la academia de baile que dirige con Hoseok. En ocasiones hacemos jornadas de beneficencia con algunos bailarines de la academia, jóvenes que necesitan ayuda para poder alcanzar sus sueños y hemos sido nosotros quien servimos de puente. Este año será el primer evento donde hemos decidido asistir, aportar más de lo acordado y ahora al saber que él es tu enamorado, lo haremos con el mayor de los gustos.
— Me avergüenzas —menciono el pelinegro sonriente.
— Pero estás feliz —el señor Jeon despeino el cabello de su hijo— Te mereces unas buenas vacaciones y como soy el mejor padre y jefe, te permito tomarte un mes. Decide que quieres para tu futuro, si deseas quedarte aquí en Corea o irte al extranjero y pídele a Jimin una respuesta, pues no puedes esperar toda la vida ¿O sí?
Con una sonrisa dibujada en su rostro se puso de pie, es como si esas palabras le hubieran devuelto vida a su cuerpo. Abrazo a su padre, un abrazo fuerte y cargado de agradecimiento, pues de no ser por sus palabras, estaría hecho un lío. Se dirigió a la salida del edificio y como siempre, bajar por las escaleras le resultaba más rápido. Corrió y al llegar al estacionamiento, se subió a su auto, rumbo a casa de los Park.
Casi transcurrían dos semanas desde que había visto al rubio y moría de nervios, pero se sentía tan feliz. Era como si fuegos artificiales explotaran dentro suyo, podía ver burbujas de colores flotar y aunque parecía estar drogado, era simplemente su felicidad.
Su padre menciono algo sobre pensar en su futuro y eso era algo que tenía muy claro. Si quería heredar la empresa Jeon y ocupar el puesto de su papá, necesitaba esforzarse en los estudios ¿Irse o quedarse? Esa era la incógnita en el momento, pero ya tendría tiempo para pensar en eso.
Ya empezaba a reconocer el vecindario, tres cuadras más y llegaba a la "mansión", en todo el camino la sonrisa no se borró de su rostro, era sábado por la mañana, aunque le había dicho a Yoongi que regresaría en tres días, le tomó casi ocho días regresar y hasta entonces había estado demasiado ocupado. Pudo reconocer el auto de Jimin y sonrió, si Yoongi no estaba en casa, todo sería más fácil, tendría tiempo a solas con el rubio ¡Perfecto!
Dejo el auto estacionado detrás del auto de mayor, bajo sintiendo cosquillas en sus pies y cuando estuvo parado frente a la puerta, tomo un buen respiro. Dos toques y espero, nada. Dio una mirada al auto y reafirmo que, si era el del señor Park, otros dos golpes y volvió a esperar, escuchando pasos acercarse, sacudió su cabeza y cuando la puerta fue abierta, la sonrisa dibujada en su rostro se esfumo.
— ¿Si?
Un chico demasiado apuesto, cabello castaño oscuro, alto, labios gruesos y brillantes, mirada fuerte y segura ¿Quién diablos era?
— Estoy buscando a Jimin —hablo un poco confundido.
— ¡Jiminie te buscan! —grito mirando hacia atrás.
¿Jiminie? Así que tenían bastante confianza. Escucho pasos y un rubio totalmente despeinado apareció en escena.
— Jungkook...
— Hola...
Ambos se miraron sorprendidos. El pelinegro porque no esperaba encontrarse esa escena, pues cualquiera podía malinterpretarlo. Y el rubio, porque no esperaba ver al menor tan pronto. Entonces sintió una punzada en su pecho, sobraba en la escena y como pudo sonrió.
— No sabía que habías llegado... —comento nervioso.