Jungkook le daba un mordisco a un sándwich mientras esperaba a que Yoongi regresará, pues este había ido al baño. Se encontraban en Daegu, específicamente en Dongseong-ro, la zona comercial de la ciudad. Habían llegado hace unos minutos y su mejor amigo no aguantaba las ganas de orinar por lo que el pelinegro encontró el primer centro comercial y parqueo, termino comprando comida, mientras esperaba a que su pálido amigo regresará.
El cielo se encontraba despejado, un cielo azul claro precioso, no había ninguna señal de lluvia y esperaba que, en su estadía en aquella ciudad, se la pasaran bien. Su celular permanecía aun apagado y no pudo evitar pensar en hermoso novio ¿Qué estará haciendo? ¿Estará llorando mucho? Lo que, si era probable, es que debía de estar tratando de comunicarse con él y se sentía demasiad culpable por eso.
Acabo el sándwich, una última mordida y guardo la servilleta en su bolsillo, luego la botaría en un lugar adecuado. Yoongi se acercaba a pasos lentos y tranquilos, quien había dormido casi todo el viaje y su aspecto había mejorado bastante.
— Compre unos sándwiches —le hizo saber al pálido— También compre un poco de agua y jugo por si te antojas.
— Gracias, Kook —respondió entrando al auto y sacando la bolsa donde se encontraba un delicioso sándwich.
A pesar de que su aspecto había mejorado, aún su actitud estaba algo apagada. No hablaba si no era necesaria y su mirada lucía perdida. Esperaba que pronto el Yoongi que conocía, regresará.
— A ver, podemos encontrar algún hotel por aquí —murmuro el pelinegro, dándole una mirada a la zona donde se encontraban— Espero no sean tan costosos.
— ¿Estás seguro de esto? —pregunto mirando hacia el cielo.
— ¡Tengo todo bajo control! —dijo alegremente.
— ¿Y sabes dónde encontrarlo? —la mirada de Yoongi viajo hacia el pelinegro— Solo sabemos su nombre. No sabemos dónde vive o a que se dedica. ¿O sí?
— N-No...
— Hemos venido en vano —dijo para suspirar.
— Venir aquí no ha sido en vano —Jungkook cerró los ojos al momento en que la brisa recorrió su rostro— Servirá para que te despejes y pienses bien lo que le dirás a Jimin cuando regresemos. En nuestra estadía aquí, disfrutemos ¿Me prometes eso?
— Lo intentaré —Yoongi medio sonrió.
¡Mierda! Jungkook había olvidado preguntarle esos detalles importantes a su primo. Es cierto, no sabían el paradero de Shin Hyo-seob ¿Cómo diablos harían para encontrarlo? Contaban con una fotografía, se las había dado Namjoon, tendrían que confiar en la suerte y rezar para poder reconocerlo.
— Bien, entonces vamos a encontrar un hotel y a descansar —Jungkook estiro sus brazos— Estoy molido por conducir tanto tiempo.
— No traje dinero... —Yoongi murmuro apenado— Cuando regresemos, te juro que te pagaré todo, incluso con intereses —dijo mirando al pelinegro con seguridad.
— No te preocupes por eso, Yoongi-ah —Jungkook sonrió con malicia— Luego me das un regalo para el día del padre.
Un golpe aterrizo en el brazo del pelinegro y este soltó una escandalosa carcajada.
El primer golpe del día ¿Era masoquista? ¡Claro que sí!
— ¡Idiota! —grito el pálido irritado.
— Auch —murmuro sonriendo— ¿Qué dije? —pregunto con falsa inocencia.
— No sé cómo mi padre te aguanta —Yoongi se puso el cinturón de seguridad— Andando, quiero dormir en una cama.
— ¡A la orden capitán! —grito acomodándose también el cinturón.
[...]
Por otro lado, y no menos importante, Jimin estaba enloqueciendo. ¡Yoongi había desaparecido! No respondía sus llamadas, menos los mensajes y para rematar ¡También Jungkook! Se mordía las uñas de la preocupación ¿Dónde se habían metido? Quizá se habían quedado dormidos nuevamente, era sábado después de todo. Trataría de no preocuparse en exceso y le daría espacio a su gatito, justo como se lo pidió. Sí, eso es lo que haría. No había ido a la academia, pues sus ojos se encontraban demasiado hinchados y luego de haberse duchado, un fuerte dolor de cabeza lo hizo sentir abrumado.
Se encontraba en la sala de la casa, recostado en el sofá, sintiéndose morir a cada instante. Extrañaba a su gatito, también extrañaba a su novio y habían pasado menos de 24 horas. No tenía remedio. Sintió sus ojos pesados y no podía mantenerlos abiertos, por lo que lentamente fue cayendo en el mundo de los sueños y todo quedó completamente negro.
Entonces fue transportado hace 18 años atrás, abrió los ojos repentinamente y se sintió desorientado. Escuchaba un llanto fuerte de un bebé y cuando bajo la vista, en sus brazos se encontraba Yoongi, su hijo. Sus regordetas mejillas, sus pequeños dedos moviéndose desesperadamente, su nariz de botón; hermosa. Se sentía dichoso, era consciente de que era un sueño, pero recordaba todo a la perfección.
— Gatito —susurro con lágrimas bajando por sus mejillas— Bienvenido al mundo...
— Jimin, suelta a mi nieto ¡Ya! —una voz grito a su espalda.
Confundido se giró encantándose con su ex-suegra, quien lo observaba con irritación, lagrimas cubriendo sus mejillas de igual manera y en un minuto le arrebataron a su hijo de los brazos. Cuando quiso reaccionar, Park YoungMi se alejaba rápidamente de él y no dudo en seguirla. Corrió, corrió lo más rápido que pudo, pero el pasillo se extendía cada vez más, haciéndose más largo, haciéndose eterno y cuando cayó de rodillas al suelo todo oscureció nuevamente.
— ¡Jimin!
El grito lo hizo abrir los ojos abruptamente, encontrándose a Hoseok con expresión preocupada, observándolo —Hobie...
— Dios, me has dado un susto de muerte —el castaño sobo su rostro— Gritabas llamando a Yoongi.
— Tuve una horrible pesadilla, hyung —murmuro sentándose.
— ¿Hyung? —Hoseok pregunto sorprendido.
— Esa anciana me quitaba a mi bebé —dijo ignorando al mayor— Me lo quitaba ¡Y se iba lejos! Nadie puede quitarme a mi gatito —murmuro con tristeza.