— Lamento demasiado haberte ocultado lo del viaje.
— De seguro si me lo hubieras dicho los habría seguido —comento con diversión.
— Hubiera sido mejor que estuvieras ahí. No habrían sucedido tantas cosas malas —el menor lucía pensativo— Solo ocurrió algo bueno y fue que encontramos a Hyo-seob.
— ¡Yah! —Jimin tomo el rostro de Jungkook, obligando a que lo viera— Es hyung, para ti.
La pareja se encontraba en la habitación del mayor, luego de la importante confesión, se dedicaron a cenar y luego se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Ambos recostados en la cama, Jungkook encima de Jimin, como si de un bebé se tratase.
— Hyo-seob hyung —hablo entre dientes.
— Me sentí enojado porque me ocultaron lo que sucedió —Jimin acariciaba el rostro del menor— Quisiera haber estado ahí, quizá hubiera evitado que te lastimarán o que hubieras dejado la billetera en el hotel ¿Te duele? —preguntó acariciando el cuello del pelinegro.
— No... Solo me queda esa fea marca.
— Entonces ¿Por qué sueles poner una mueca de dolor y tocas tu cuello?
— ¿Qué? —Jungkook levanto la mirada.
— Soy muy observador —el rubio levanto los hombros— ¿Te duele? —preguntó nuevamente.
— No sabría que decirte —musito.
— Dime, te trataré de entender —hablo sonriéndole.
— Supongo que es algo en mi cabeza —murmuró— Hoy que estaba a punto de romperle la cara al imbécil de Taehyung, fue que sentí las punzadas. Aunque básicamente solo es un moretón, es algo superficial, pero como explicarlo... Cuando siento que no puedo controlarme, es como si me transportará a ese preciso momento —el menor sonrió avergonzado— Cuando el matón me estaba ahorcado, el dolor punzante de ese momento, el dolor en mi pecho por la falta de aire, es como volver a vivirlo y... Duele, estoy siendo un idiota ¿cierto?
— Para nada —las pequeñas manos del mayor, se posaron nuevamente en las mejillas de Jungkook— Kookie, eres el chico más valiente que he conocido. Enfrentar a unos matones, defender a tu mejor amigo sin importarte las consecuencias, nadie hace eso a la ligera. Entiendo a la perfección... No puedo decir que es lo mismo, pero mis traumas del pasado a veces se sienten tan reales, como si los reviviera y no sabes cuánto me aterra. Un adulto sintiéndose poca cosa, por el trato que le dio su familia, no es algo normal —Jimin miraba al menor con dulzura— Y al contrario de mí, tú estás a tiempo, necesitas ver a un especialista, sacar esas cosas que no te atreves a decir en voz alta, ver a un psicólogo te ayudará.
— No estoy loco, Minie —suspiró— Además ¿Qué pensarán mis padres?
— Los psicólogos no son para los locos —le aseguró— Y créeme que tus padres estarán contentos de ayudarte, ellos están orgullosos del maravilloso hijo que tienen. Y estoy seguro de que te apoyarán en todo. ¿Me prometes que lo pensarás, aunque sea?
— Lo haré —respondió dudoso.
Se sentía extraño confesar algo que había estado ocultando desde que llegaron de Daegu o ¿Avergonzado? El miedo indescriptible que sintió cuando empezó a faltarle el aire, es algo que odia sentir nuevamente cuando se siente ansioso. Es volver a ese momento, cuando sus pies no tocaban el suelo y escuchaba los gritos de Yoongi a la distancia. Más que todo, porque sus traumas de pequeño aún no desaparecían por completo. Jungkook no se sentía bien, aparentaba sentirse bien y quizá "maquillaba" la situación. Pues no era mentira que toda la situación con cierto pelirrojo lo tenía agobiado, recién se había sentido preparado para finalizar su año escolar y de nuevo pasar por momentos de estrés y de no saber qué hacer para solucionar un problema.
Era algo que no estaba en sus planes.
Se sorprendió escuchar sobre los traumas de Jimin, una persona tan amorosa, amable, talentosa ¿Cómo era posible que no haya sido amado por su propia familia?
— ¿Te quedarás a dormir? —la voz de su novio lo saco de sus pensamientos.
— No puedo —respondió algo perdido— Creo que debería irme a casa, esta tarde y debo hablar con mis padres sobre la citación.
— Pero ¿Te veo mañana? —pregunto preocupado.
— Si...
Con cuidado se puso de pie, acomodo su ropa y se acercó a Jimin para dejar un beso en su frente, fue cautivado por la hermosa mirada de esas perlas color miel y se sintió afortunado de tener a su lado a alguien tan hermoso. Sonrió de manera inconsciente y camino hacia la salida de la habitación.
— Jungkook —el rubio lo detuvo— ¿Seguro te sientes bien? —volvió a preguntar.
— Estoy bien, cariño —el pelinegro se devolvió y atrajo a Jimin en un abrazo— Lo siento por haberte preocupado, pero realmente estoy bien.
— Siento que algo malo te sucede —hablo con la voz ahogada— Algo que no eres capaz de hablar conmigo y me asusta —el rubio se apartó del cuerpo de su novio— Me asusta pensar que no puedo ayudarte...
— Ya me estas ayudando —Jungkook pego su frente con la de Jimin— Tu presencia en mi vida es como el amarillo —susurro— Me tranquiliza, me hace feliz.
— ¿Cómo el color? —pregunto confundido— No te entiendo, Kook.
— Es precisamente como tú dices... Hay cosas que no me atrevo a decir en voz alta, cosas del pasado que aun duelen, que se sienten recientes —comentó desanimado— Yoongi es el único que lo sabe.
— ¿No confías en mí?
— Lo hago —aseguró— Confió en ti más que en nadie... Dame tiempo ¿Sí? Te prometo hablarte sobre mi infancia, sobre aquello que ni mis padres saben, solo necesito despejarme —Jungkook le sonrió al rubio.
— Está bien —nuevamente se abrazó al menor— Te doy el tiempo que necesites y no olvides que estoy contigo ¿ok?
— Ok.
Soltar el pequeño cuerpo del señor Park fue difícil, se estaba volviendo como una necesidad para Jeon y le asustaba. Aun bajando las escaleras de la casa para llegar al primer piso, se sentía agobiado. ¿Por qué? Se preguntaba. No había sentido que era un día de mierda y entonces se encontraba sintiéndose de esa manera.