En el mundo hay un sin fin de monstruos, algunos estan ocultos bajo las sombras, en la densa oscuridad en la que nadie se atreve a entrar, pero otros pocos, se encuentran a la vista, esos son los monstruos más peligrosos con los cuáles tratar, el problema es que nunca se sabe cuando te encontraras con uno.
Yo jamás, en mis diecisiete años me detuve a pensar sobre que era mentira y que no en mi maravillosa vida, tampoco pensé que los cuentos de hadas que me contaban de niña eran tan reales y vívidos como lo era yo, pero ¿Quién pensaría que todo lo que conoce era una mentira?, ¿Quién pensaría que los monstruos de los que hablaban sus cuentos favoritos si existían?.
Descubrirlo fue un gancho al hígado, tan doloroso y palpitante como lo que paso después de descubrirlo, de quitarme la venda de los ojos, de sentir, de elegir...
Uresco estaba en una recóndita esquina de Oregón, un pueblo apartado de la ciudad, la cuál quedaba a dos horas de diferencia, el pueblo estaba tan escondido entre una densa capa de árboles que resultaba imposible conocer su paradero, de hecho yo no sabía de su existencia, pero gracias a mí hermano Miguel ahora sabía que existía.
El clima era húmedo, gris, apagado; las calles estaban mojadas por la brisa que caía y llenaba con lentitud el parabrisas del coche, baje el vidrio para tener más accesibilidad al panorama que Uresco me ofrecía nada más entrar, las casas estaban pintadas de colores apagados, había unos tres restaurantes llenos de gente, aún así llegaban a verse sin vida, pero lo que llamo mi atención completamente fue el cine que estaba más adelante, estaba de un rojo apagado, gastado, una reja casi deshecha lo rodeaba con un cartel de prohibido el paso que se encontraba en una esquina de la reja muy visible, pero en la azotea, en una esquina del gastado edificio vi una figura masculina, pesé a la brisa se podía ver con claridad el humo saliendo de sus labios gracias al cigarrillo que tenía en su mano derecha, sus ojos y los míos conectaron, por alguna extraña razón me resultaba incapaz de quitar mi vista de la suya, resultaba bastante hipnotizante, me pareció ver un atisbo de una sonrisa apareciendo en sus labios, un pequeño brote de burla en su cara impacible que para ser verdad me causo un cosquilleo en mi estómago. En ese pequeño instante me fue más que suficiente para sentir toda la curiosidad emerger de mi interior.
—¿En qué piensas tanto? —preguntó Miguel a mí lado, cortando por completo todo lo que había sentido y pensado en ese instante atrás.
Suspiré y me recargue en el respaldo de mi asiento con pesar.
—Toda mi vida creí que solo éramos tu y yo, ahora tengo que procesar que tenemos más familia, de la cuál nunca me hablaste —murmuré sin afán de parecer una recriminación, pero falle y si que sonó como una, me arrepentí de inmediato.
Miguel sonrió, con total tranquilidad como siempre, me miró de reojo solo un segundo antes de volver su vista al frente.
—Estas en todo tu derecho de sentirte enojada, entiendo que esto es un gran cambio para ti y tu entorno, Eva, lo siento.
Negué con la cabeza.
—No, está bien —sonreí—. Hasta cierto punto resulta emocionante.
Miguel sonrió, aparto su vista de la mojada avenida un segundo para verme y despeinarme el cabello con cariño, después volvió su entera concentración al camino. Yo no tenía la menor idea de cuál era nuestro destino y ni siquiera lo necesitaba saber, porque confiaba plenamente en Miguel, ya que era la única familia que conocía.
Después de cinco minutos Miguel detuvo el automóvil frente a una casa blanca, dónde las paredes estaban un poco amarillas por lo gastadas; de la casa salió una mujer con una enorme sonrisa, su cabello negro-cano estaba trenzado, usaba unos anteojos cuadrados de armazon grueso color negro, detrás de ella venía un hombre alto y robusto, con su cabello gris oscuro, ambos se acercaron a saludar a mi hermano con entusiasmo, el cuál ya se había bajado del automóvil. Mis manos sudaban del nerviosismo, estire mi mano para abrir la puerta del automóvil y noté que temblaba, aún así me esforce para bajar con total naturalidad, casi como si nada fuí a la cajuela a bajar mi maleta.
—Dejame ayudarte con eso —dijo el hombre robusto, el cuál no había visto que se había acercado, sin darme la oportunidad de negarme, él bajo la maleta sin el menor esfuerzo.
—Gracias —murmuré.
—No hay de que, somos familia, hija —dijo con una sonrisa y entro nuevamente a la casa con mi maleta, cerre la cajuela y fuí al lado de Miguel.
—Ella es Analisse, nuestra abuela —presentó Miguel.
La mujer frente a nosotros se acercó con entusiasmo y me apretujo antes de siquiera decir un hola.
—Y yo soy el abuelo Jack —volvió a salir el hombre, está vez con una sombrilla negra.
La brisa que nos había recibido en un principio había evolucionando a llovizna y no lo había notado, sino hasta que la abuela Analisse me soltó, la gran sombrilla del abuelo Jack nos cubrio a los cuatro y nos invitaron a pasar.
Analisse hablaba de lo entusiasmada que estaba al tenernos a ambos ahí, en su casa. Yo por mi parte estaba más sumergida en mi propio análisis, la casa de Analisse y Jack era exactamente un cliché de una casa hogareña y cálida, todo lo contrario que era en el exterior, se podía oler la comida casera, la madera vieja, se podía sentir el calor que emanaba la chimenea apenas entrar, Jack nos recibio los abrigos a mí y a Miguel, colgandolos en el perchero que estaba al lado de la puerta al entrar, al lado había una foto de ellos dos más jóvenes, seguí el camino del pasillo que nos recibía y terminé en una sala demasiado acogedora, había una chica ahí sentada, en un sillón de piel café, al notarme me sonrió y saludo con la mano, yo me quedé estática en mi lugar.
Si tú crees que sabes muy poco de tu árbol genealógico, yo no sé absolutamente nada, no sabía que era ella de mí o si era una visita de mis abuelos. Le devolví el saludo con la mano después de volver de mis pensamientos, Analisse y Jack venían detrás de mí junto a Miguel, yo no me moví un solo centímetro al notar como Analisse iba con la chica del sofá.
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habrá mucho romance, habrá una profesia que cumplir, habrá un demonio sexy
Editado: 17.06.2025