El pasado de William Barrie #2

4. WILLIAM BARRIE

N/A: Disculpen la demora. En estos días pondré más contenido.

 

CAPÍTULO CUATRO – WILLIAM BARRIE

"Renata sabe mi secreto"

Era las 6pm cuando una llamada fue la solución de mi escapada de la ayuda que le daba a mi familia: una fiesta en casa de Alexander.

No pensaba que al ir, estaría solo con él y la chica de cabello marrón. Tan solo me senté al lado de mi amigo, bajo el seudónimo de Mario y bebimos sin más. No tenía escapatoria.

Pasaron las horas y los vasos se llenaba cada vez que uno lo dejaba vacío, observaciones y más conversa de cualquier cosa. Era como jugar en un juego de póquer y ver quien ganaba.

Estaba agotado. Iba a perder contra una mujer de unos cuantos años menor que yo, Mario o mejor dicho Alexander fue el primero que perdió y durmió como un cachorrito en forma de cucarachón.

Ya era las 11pm cuando Renata habló.

—Tu novia te debe recoger, la llamaré

—No. Todavía no, debemos hablar.

—Estás ebrio, mejor lo hablamos mañana

—No tendré un espacio como lo de ahora

—Entonces dime —responde acercándose

—¿Por qué llegaste? ¿Por mí?

—Si, por ti

Que sinceridad. Pensé

—¿Por qué? —antes de responder, bebe un poco de vino

—Me gustas, simple

—¿Cómo? —me altero, aunque es todo lo contrario, porque mi reacción le dio risa

—Pondré a Michael Bublé, tú solo duerme —la detuve

—No, claro que no. Tú no me gustas y- y estoy con pareja

—¿Y? Tú puedes amar a Sandra y seguir con su relación, yo solo te voy a amar. Creo que no afecta nada.

—Claro que afecta, no te ves. Eres linda, eres…

—¿Qué soy?

—Eres la chica que conocí en San Diego y compartí un lindo recuerdo.

—Y la chica que nunca le dijiste a tu novia. Como ese pequeño secreto del chico que esta tomando tragos con la chica del pasado.

—Renata debes irte. No es necesario que vengas a mí solo porque te gusto. Es una locura.

—Una locura muy interesante, dirás

Se acerca y agarra el celular que lo tenía en mi mano. No podía responder, solo me quedé paralizado por sus palabras. De pronto la escucho hablando con… mi novia, me quedo como un idiota.

En minutos corta la llamada y voltea.

—Tu novia no puede llegar, te llevo a una habitación para que duermas bien

—¿Y no te vas a aprovechar de mí? —respondo curioso

—Si yo estuviera contigo y viera que una mujer esta a solas contigo, no me gustaría que lo hiciera. Así que si a mi no me gusta, a ella tampoco le gustará. Anda a dormir.

—¿Y si queda en secreto?

—Me gustas, pero eso no tiene nada que ver con eso. William ve a dormir

—Tu ganas. Al fin al cabo no quería nada contigo, solo bromeaba. Adiós.

—Buenas noches, William. Solo recuerda que algún día te darás cuenta que tu destino no es por donde vas, no es tu vida lo que hicieron.

—No se dé que hablas, adiós.

 

♤♧♤♧♤♧

 

Despierto con un tremendo dolor de cabeza, no puedo moverme porque hay un cuerpo a mi costado abrazándome. Abro los ojos y lo dirijo hacia mi costado, un cabello rubio me pone en alerta y grito, sin importar el dolor de cabeza.

—¿Qué pasa, bro? —responde

—¿Por qué duermes a mi costado?

—Asi siempre hemos dormido, loco. Gracias por levantarme, iba a tener una cita con Lorena y lo arruinas.

—Si tan solo te hubieras confesado…

Lo recuerdo. Ella y su confesión de amor.

—Ya, no me molestes. Ella ahora tiene novio y la amaré igual, al final tengo mi recompensa en mis sueños.

—No digas nada de amar aunque tiene novio, nada es nada.

—Hey, ¿qué pasó ayer?

—Nada. Renata y yo… no hicimos nada.

—No te dije de ella, me refería si había llegado más gente a la fiesta.

—No, no llegaron

—Me la va a pagar ese Arthur —se levanta directo al baño

Arthur era el nuevo de la universidad, y como siempre él se hizo amigo de un tipo que tiene varias influencias. Bueno, al caso es que organizó una fiesta sabiendo que Alexander iba hacerlo.

Me retiro de la habitación y empiezo a buscarla, quería aclarar todo para que se fuera. No estaba en mi plan que ella viniera, al menos no ahora. Mi venganza tendría que ser este año.

“Algún día te darás cuenta que tu destino no es por donde vas, no es tu vida lo que hicieron”.

No, ella no puede saberlo. Nadie lo sabe que solo yo.

—¿Buscas algo? —me sorprende verla

—No. Pensé que te habías ido

—Pues no, porque estoy aquí. Por cierto, hablé a tu novia. Quiere verte

 

 




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