PERSÉFONE
Había pasado tanto tiempo desde que esa chica desapareció.
Vi la desesperación de él por buscarla, pero ella simplemente se esfumó y con eso, parecía que cada rastro del antiguo Hades se había evaporado.
Y todos seguían culpándome a mí.
Todo por esa chica y aunque había jurado no caer ante el impulso de querer buscarla y asesinarla yo misma, me contuve por mi propio bien ¿Qué importaba que todo siguiera rondando a su alrededor? ¿Qué importaba si Hades, Ajax o como quiera que se hiciera llamar ahora, siempre le diera el amor que debió dedicarme a mí desde un principio? Ya ni siquiera estaba del todo consciente si quería seguir viéndolo.
La Perséfone que se desvivía por una simple mirada de él se fue hace mucho tiempo, pero eso no quitaba que aún quisiera que lo hiciera. En lo más profundo de mi ser lo anhelaba sin importar que solo se tratara de una de mis fantasías.
- Desde aquí escucho los engranajes de tu cabeza dando vueltas.- y Deacon apareció nuevamente, parecía mucho más relajado que en los años anteriores, cuando aún seguía buscando a su madre.
Parecía más vivo.
- Dime una cosa ¿Crees que esto que está comenzando a sentir por esa chica vuelva a ponerme en el rincón oscuro de su cabeza? - sabía perfectamente que hablaba de él ¿De quién más?
Su silencio fue toda mi respuesta.
Hades había vuelto a caer.
Y nuevamente fue por alguien más.
Alguien que no era yo.
Y por un segundo quise preguntarme que era lo malo que había en mí, pero muchas veces Hades me decía que era perfecta tal y como era, solo que él no supo como valorarme.
Que el del error siempre fue él.
Y quise creerle tantas veces, de verdad quería hacerlo pero sabía que no era suficiente, no para él.
¿Es que acaso soy la única que se siente así?
- ¿Sabes? Hubo un tiempo en el que de verdad había deseado ser la luz en su oscuridad.- confesé algo que nunca me atreví a decir en voz alta - Y luego solo quise estropear su felicidad. - susurré ignorando la mirada de advertencia de Deacon - ¿Acaso nunca fui digna de amor? Mi padre me crió para amar a Hades, mi madre me educó para ser la Reina del Inframundo, mis hermanos y hermanas creen que soy una gran farsa ¿Y todo para qué? Las almas no me quieren a su alrededor, Hades nunca me vio como una esposa, ni como su reina y aunque desee serlo, este no es mi lugar.
- Nunca lo fue, Perséfone.
- Lo sé.
- Todo eso fue culpa de la crianza de nuestro padre, lo sabes ¿Verdad?
- Todos tenemos un gramo de culpa, Hermes y, claramente, tú mejor que nadie deberías saberlo.
- Solo... espero que no quieras hacerle daño.
Ahora llegaba esta chica Casandra y parecía como si una parte del viejo Hades hubiera vuelto, pero esta vez él parecía ir despacio, como si tuviera miedo de que ella se esfumara y cada vez que él llegaba al Inframundo después de haber estado en la mansión Lincer, pude ver en sus ojos el miedo de que la historia con Danessa volviera a repetirse.
Él seguía creyendo que jamás podría volver a amar.
Y tal eso fue culpa mía.
- Si quisiera hacerle daño, Deacon, no pensaría decírselo a nadie, ni siquiera a ti.
Esperaba conocerla muy pronto.
Es más... Lo deseaba.
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Editado: 23.05.2023