El pasado en una pantalla

CAPÍTULO 8: Recuerdos lejanos

Liv

Han pasado tres días desde que regresé a mi departamento tras recibir el alta. Exploré cada rincón con atención, tratando de encontrar algo que me ayudara a recordar. Me di cuenta de que no había mucha ropa en el armario, ni signos claros de una rutina diaria aquí. Todo el lugar parecía más un estudio fotográfico que un hogar.

Durante estos días, Connor y Nat se turnaron para visitarme. Agradezco que estén tan presentes. Poco a poco me han ayudado a reconstruir retazos de mi día a día. Aún no me reincorporo al trabajo, el hospital me dio un mes de licencia médica, lo cual es un alivio. Tengo tiempo para adaptarme, para buscar pistas de quién era antes de este accidente... aunque a veces me pregunto si quiero saberlo.

He recorrido el departamento al menos cinco veces, deteniéndome en cada objeto, cada fotografía colgada en la pared. Algunas imágenes me parecen familiares, como si las hubiera visto en sueños. Otras... nada. No hay recuerdos que resurjan, ningún momento vivido que regrese a mí. Solo ese vacío desconcertante.

Sé que mi celular guarda más respuestas que cualquier otra cosa, pero no he sido capaz de revisarlo con detenimiento. Me paraliza solo pensar en lo que pueda encontrar. ¿Qué pasa si veo mensajes con alguien que amaba profundamente y no siento nada? ¿Y si veo fotos de una vida feliz que ya no reconozco como mía? ¿Cómo voy a mirar a esas personas a los ojos después?

Puede que suene como una cobarde, pero no es fácil. No quiero herir a nadie que haya formado parte de mi vida. No quiero destruir lo que alguna vez fue importante para mí... aunque ya no pueda recordarlo.

Will

Volver al hospital me ayudó a mantener la mente ocupada, o al menos eso creía. La verdad es que los días se me hacían eternos. Ir a casa se volvió insoportable. Cada rincón del departamento que compartíamos me recuerda a ella. Y no tenerla ahí me está consumiendo.

Todos los días, sin excepción, paso por su edificio de camino al trabajo. Sé que suena mal, pero verla aunque sea desde lejos me da algo de paz. A veces la encuentro en la ventana, a veces bajando a comprar algo. La veo... y eso basta para seguir respirando. Aunque duele. Duele más de lo que me gustaría admitir.

—¡Will! —La voz de Maggie me sacó de mis pensamientos. No era la primera vez que lo hacía en la semana.

Parpadeé un par de veces y levanté la mirada desde la laptop. Había estado viendo vuelos otra vez. Estúpida idea.

—La señora Chester ya despertó. Tienes que revisarla —dijo firme, como solo Maggie sabe hacerlo.

—¿Puede ir Connor? —intenté desviar la responsabilidad, aunque sabía que no colaría.

Ella frunció los labios y se acercó, cerrando la laptop de golpe.

—Will... sé que estás pasando por un momento complicado. Nadie espera que estés al cien por ciento después de lo que pasó con Olivia. Pero esto —señaló la laptop— no es la solución. Huir no lo es. Tampoco esconderte en el trabajo para no enfrentar lo que sientes.

Maggie siempre ha sido como una brújula moral en este lugar. Y ahora, no era diferente.

—¿Has hablado con ella al menos? ¿Has intentado acercarte?

No respondí. No hacía falta. Sabía que con mirarme, ella ya tenía la respuesta.

Suspiró y cruzó los brazos.

—Mira, no necesitas tener todas las respuestas, pero sí necesitas dar un paso. Olivia sigue aquí. Está viva. Y tú sigues actuando como si la hubieras perdido para siempre. No lo hiciste. Solo no te reconoce... por ahora. Pero no puedes rendirte sin siquiera intentarlo. ¿O vas a dejar que Connor lo haga por ti también?

Eso último me dio justo donde dolía.

—No es tan simple, Maggie. ¿Cómo se supone que me acerque a alguien que...? Que no me reconoce. Que no siente nada al mirarme.

—Te acercas con paciencia. Con respeto. Con la historia que compartieron —su tono bajó un poco, más maternal ahora—. Porque eso sigue ahí, aunque esté enterrado. Y créeme, si alguien puede encontrar el camino de vuelta, eres tú. Pero no si sigues huyendo como un niño asustado.

Asentí con la cabeza, derrotado. No tenía fuerzas para discutir, y menos para mentirme.

—Soy un cobarde, lo sé —admití en voz baja—. Simplemente... aún no acepto que la perdí.

—No la perdiste —me corrigió con firmeza—. Solo no te recuerda. Es muy distinto. Así que ve, revisa a la señora Chester y después... piensa en qué vas a hacer para recuperarla.

Se quedó en silencio unos segundos más antes de volver a su estación. Me levanté y salí del área de descanso con el corazón un poco más pesado, pero con una decisión empezando a tomar forma.

Tal vez no hoy. Tal vez no mañana. Pero tengo que hablar con Liv.

Y cuando lo haga, no será para que me recuerde... será para que me conozca de nuevo.



#6370 en Fanfic
#3523 en Detective

En el texto hay: amnesia, amor, chicagomed

Editado: 27.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.