10 minutos antes...
Will
—¿Podés dejar de mover la mano? —la voz ya cargada de fastidio de Emma logró que mi mano se quedara inmóvil sobre la mesa. Otra vez me delataba.
—Amor, tranquila. Con Will temblando como chihuahua ya tenemos suficiente —dijo Jay, justo antes de recibir un codazo mío. Nada violento, solo lo suficiente para recordarle que estaba en la cuerda floja.
Había pasado más de media hora desde que me arrastraron a Molly's. Tenía la excusa perfecta para quedarme en casa —una guardia doble, un caso complicado, cualquier cosa— pero no me sirvió de nada. Emma apareció en la puerta de mi departamento con Jay detrás y, entre los dos, me obligaron a venir.
—Me da ansiedad verlo así —refunfuñó Emma, que estaba sentada en las piernas de mi hermano—. ¿Por qué no te vas con Adam y me dejas con Will? —dijo mientras se levantaba.
—¿Me echaste? —la cara de indignación de Jay era de foto. Por primera vez en días, me reí con ganas.
—No me voy a mover de acá —respondió él, cruzándose de brazos.
—Entonces portate como buen novio y no me quites la autoridad como cuñada.
Tenían razón. En el fondo, lo agradecía. Sin ellos, no hubiese tenido el valor para enfrentar esta noche. Porque esta no era cualquier reunión. No lo dijeron directamente, pero lo supe desde el momento en que Emma me miró con esos ojos suyos que te obligan a hacer lo que ni vos sabés que necesitás.
Connor tampoco me dio detalles, pero su invitación fue demasiado específica. Ocho en punto, "tienes que venir". Y conocía a Connor lo suficiente para saber que algo se traía entre manos. O mejor dicho, alguien.
—¡Will! —el grito de Emma me sacó del trance. Estaba demasiado callado, y eso no era buena señal.
—Lo sé... no tendría que estar tan tenso. Pero no quería venir —admití, bajando la vista.
—Ya era hora de salir, aunque sea a respirar otro aire. Todos te extrañaban, pero también quieren ver a Liv —dijo Jay, su voz un poco más suave. Desde el accidente, él también la extrañaba. Más de lo que quería reconocer.
Y entonces pasó.
—¡LIV!
El bar entero coreó su nombre y yo... me congelé. Le daba la espalda a la puerta, pero al escuchar su nombre, el mundo se detuvo. Cerré los ojos un segundo, respiré hondo y me giré.
Allí estaba. En medio del grupo, rodeada de abrazos, sonriendo como no la veía desde hacía meses. La confusión inicial en su rostro se fue diluyendo mientras los recuerdos comenzaban a brotar en su mirada. Lo supe. Lo vi en sus ojos. Algo, por mínimo que fuera, volvía.
Y con eso, volvió mi esperanza.
Liv
Me sentí abrumada, pero de una forma hermosa. Todos en Molly's me recibieron como si nunca me hubiera ido. Como si aún siguiera siendo parte de este grupo. Me llamaban por mi nombre, me abrazaban, me hablaban con cariño. Y yo... recordé cosas. Fragmentos. Sensaciones. Personas.
—Nos alegra tanto verte, Liv —la rubia frente a mí me abrazó con fuerza. Al ver sus ojos, supe que era Sylvie. No hizo falta que me lo dijera.
—No pensé que conociera a tanta gente —admití con una risa nerviosa—, pero me alegra estar acá. Y... recordar algunas cosas.
—No te presiones. Todo a su ritmo. Lo importante es que estás acá —Connor no se había separado de mi lado. Me sentía más segura con él cerca, y eso me tranquilizaba.
Fuimos acercándonos a los grupos que faltaban. Solo quedaba la barra. Allí vi al pelirrojo con el que Connor había hablado días atrás. Destacaba. Su porte, su presencia. Pero fue su cabello lo que más me llamó la atención. Y, sin querer, mi mirada se detuvo un segundo más de lo normal en él.
—Liv —Nat se acercó rápidamente—. Nos acaban de llamar del hospital. Tenemos que irnos.
Su rostro era serio. No había margen para protestas. Asentí, sabiendo que así era su mundo. Recibí un beso en la frente de parte de Connor, quien se despidió con una sonrisa antes de salir junto a ella. Me quedé de pie, algo perdida, cuando Estella me tomó del brazo y me dirigió hacia la barra.
Entonces lo escuché.
—Debo irme. Te escribo después.
La voz.
Esa voz.
Mi corazón se disparó.
La misma que escuchaba en mis sueños desde el accidente. Esa voz que me hacía despertar con el pecho agitado, con una mezcla de melancolía y anhelo que no lograba entender. Estaba allí. No era solo mi subconsciente. Era real.
Quise voltear. Buscarlo. Saber quién era. Pero todo fue tan rápido. Estella me seguía jalando, y en ese instante choqué accidentalmente con el pelirrojo. El contacto fue mínimo. Su mano rozó la mía al intentar ayudarme con equilibrio. Me sostuvo por reflejo. Y entonces lo sentí. Ese perfume. Ese leve roce. Algo en mí se estremeció.
Lo vi alejarse hacia la puerta sin girarse. Sin decir una palabra más. Y todo dentro de mí gritaba que debía seguirlo. Que esa era la respuesta que tanto buscaba. Pero no me moví. Me quedé allí, de pie, con la certeza de que él era parte de mi historia. De mi corazón.
Frustración. Ansiedad. Esperanza. Todo junto.
Tal vez fue mi única oportunidad. Tal vez no. Pero si era él, si esa voz era la suya... no podía dejarlo ir tan fácil.