Will
No sabía en qué pensaba al dejar aquel beso en su cabeza, ni cuando dije lo que dije. Tampoco sé cómo sonreí y mantuve una pequeña charla con ella sin derrumbarme ahí mismo, más aún cuando admitió su decisión de empezar de cero con todos.
Era momento de que yo también tomara una decisión. Ya había pasado mucho tiempo lejos de ella, y era hora de dejar de esperar a que los recuerdos volvieran como si eso fuera suficiente. Quiero que me vuelva a conocer, no como quien fui en el pasado, sino como el hombre que está dispuesto a estar a su lado ahora, sin condiciones.
Sé que esa Liv que conocí durante dos años ya no volverá. Esa chica se fue el día del accidente, y en su lugar está una nueva mujer: una que empieza a abrirse camino, que reconstruye su mundo desde cero y que observa todo como si fuera la primera vez.
Y quiero ser parte de eso.
No quiero seguir aferrado a un recuerdo. Quiero conocerla otra vez, reír con ella como si nunca lo hubiéramos hecho, descubrir lo que le gusta ahora, aprender cómo se toma el café o qué canción la hace llorar. Quiero conquistarla desde el principio, aunque ahora me vea como un desconocido.
Sé que no será fácil. Y también sé que Connor está ahí, presente, ganando terreno en ese nuevo mundo de Liv. Pero lo que tuvimos no fue una ilusión. Fue real. Y si hay una mínima posibilidad de que ese lazo aún exista, la voy a buscar. No para presionarla, no para reclamar nada... sino para demostrarle que el amor que siento no depende de su memoria.
—Will.
La voz de Jay llamó mi atención. Parecía que había llegado con un caso a emergencias, lo cual, en cierta forma, me facilitaba las cosas. Ya pensaba llamarlo apenas terminara mi turno, pero tenerlo ahí frente a mí era justo lo que necesitaba.
—¿Tienes un minuto? —le pregunté, dejando de lado la carpeta que estaba revisando.
Jay me miró con atención, como si pudiera leer en mi rostro que no se trataba de un tema cualquiera.
—Si claro —asenti en respuesta y entramos a la sala de descanso.
Una vez ahí, cerró la puerta detrás de nosotros y se apoyó contra la pared, cruzando los brazos.
—Hablé con Liv —admití, y pude ver cómo la sorpresa invadía el rostro de Jay—. Fue sin querer, la encontré aquí con Nat. Me dijo que te recordó... y supuso que yo también fui parte de su vida.
Jay tardó unos segundos en reaccionar. Su mirada se perdió por un instante, como si intentara procesar toda la información de golpe.
—¿Y lo hiciste? ¿Le dijiste quién eras para ella?
Negué con la cabeza, apretando los labios.
—Solo... por impulso dejé un beso en su cabeza.
Jay se dejó caer en el sofá con fuerza, como si el peso de lo que acababa de escuchar lo hubiera empujado. La sorpresa se apoderó por completo de su rostro, y no lo culpaba. Después de un mes evitando cualquier tipo de contacto con Liv, un acercamiento así resultaba tan repentino como inesperado.
—¿En serio hiciste eso? —preguntó tras unos segundos de silencio—. ¿Y cómo reaccionó ella?
—No se apartó, pero tampoco pareció entender lo que significaba. Dijo que quería empezar de cero... y yo... yo no supe si estaba bien o mal hacer eso.
El rostro de Jay era todo un poema. Sabía que, a este punto, ya no sabía qué decir ni qué hacer.
—Ya no quiero estar lejos —admití con firmeza.
Sus ojos se enfocaron en mí con atención renovada.
—Es hora de acercarme a ella —agregué—, y creo que ya sé cómo hacerlo.
Jay se inclinó hacia adelante, apoyando los codos sobre las rodillas.
—¿Estás seguro? —preguntó con un tono serio, sin juzgar, solo preocupado.
Asentí con determinación.
—No quiero seguir esperando que los recuerdos regresen para que ella me mire como antes. No me importa si no lo hace nunca. Quiero ganarme su confianza, su cariño... todo de nuevo si es necesario. Esta vez, desde el principio.
Jay sonrió, esa sonrisa que rara vez mostraba, la genuina, la de hermano orgulloso.
—Entonces ve por ella, Will. Solo recuerda que el amor no siempre regresa de la misma forma, pero si es real, encuentra la manera de quedarse.
Me puse de pie, sintiendo cómo una nueva energía recorría mi cuerpo. El miedo aún estaba ahí, pero ahora había esperanza también. Era momento de hacer algo más que observar desde la distancia. Quería que Liv supiera quién era yo, no por los recuerdos que tal vez nunca regresarían, sino por lo que pudiera construir con ella a partir de ahora.
—¿Te vas? —preguntó Jay.
—Sí. Termino mi turno en una hora... y después de eso, quiero hablar con ella.
—Buena suerte —dijo, dándome una palmada en el hombro.
Salí de la sala con el corazón latiendo con fuerza. Tal vez todo lo que habíamos vivido había quedado en el pasado, pero tenía una nueva oportunidad... y no pensaba dejarla pasar.
Liv
Una hora después, ya me habían dado de alta y, como era de esperarse, Connor no quería alejarse de mi lado. Lo entendía. Ninguno esperaba que tuviera una recaída así, y el susto aún era evidente en su mirada. Sin embargo, lo que no esperaba era lo que vino después: los sentimientos mezclados, la confusión que se instaló en mi pecho tras ese beso en la cabeza.
Will, con solo ese gesto, removió muchas cosas... cosas que no quería volver a sentir, o tal vez que no entendía del todo. Lo que me desconcertaba era la forma en que me sentí: incómoda. No por el beso en sí, sino por el eco que dejó dentro de mí.
—¿Estás bien? —la voz de Connor me sacó de mis pensamientos.
—Sí —respondí con una sonrisa leve—. Solo cansada.
Él asintió, pero no parecía convencido.
—¿Quieres que te lleve a casa o prefieres quedarte aquí un rato más?
—Quiero irme. Solo... solo quiero descansar —dije, evitando mirarlo a los ojos. No porque no confiara en él, sino porque sabía que si lo hacía, vería ese cariño incondicional que me daba miedo no corresponder de la forma en que merecía.