El pasado en una pantalla

CAPÍTULO 22: Lejos de ti

Liv

Después del día con Will necesitaba respirar. Las emociones me abrumaban y tenía que pensar. Era más que evidente que él tenía sentimientos por mí, pero no eran los mismos que yo sentía por él. Por otro lado, Connor seguía ahí, invadiendo mis pensamientos, mis emociones... y mi corazón solo se confundía más.

—Mirar fijamente el árbol no lo hará más grande.

La voz de Connor me sacó de la tormenta de pensamientos que me envolvía. No me había dado cuenta de que estaba observando tan fijamente un árbol del parque, como si esperara que me diera una respuesta.

—¿Hace cuánto estás ahí? —pregunté, aún un poco sorprendida.

—El tiempo suficiente para saber que tu cabeza está más revuelta que nunca —respondió con una leve sonrisa, acercándose a mí con las manos en los bolsillos—. ¿Puedo sentarme?

Asentí sin decir nada y se sentó a mi lado, dejando un pequeño espacio entre nosotros.

—¿Te pasa algo? —preguntó con cautela.

—Quería empezar de cero, pero apareció Will y puso todo patas arriba —lo miré, buscando de alguna manera encontrar tranquilidad en sus ojos.

—Entonces ya sabes todo lo que olvidaste —apartó la mirada, como si procesara la información. Sentí un leve tono de tristeza en su voz—. Debes entender que no es tu obligación recordarlo ni regresar a lo que era. Eso es algo que Will también tiene presente.

Asentí en silencio. Sus palabras me aliviaban, pero también me pesaban. Porque, aunque nadie me exigía nada, sentía esa presión en el aire... como si todos esperaran que, en algún momento, mi memoria me devolviera a quien solía ser.

—Y tú... ¿Qué esperas de mí, Connor?

Él me miró con cierta sorpresa, pero no se echó atrás.

—Nada que no quieras darme por ti misma —respondió, con una calma que me desarmó—. Me encantaría que las cosas fueran más claras, que supieras exactamente lo que sientes... pero no puedo ni quiero obligarte a nada.

Sabía que, de forma indirecta, me mostraba sus sentimientos. No era su intención confundirme ni hacerme elegir entre ellos dos. Ninguno lo hacía. Pero sabía que, tarde o temprano, tendría que tomar una decisión.

Como si pudiera leer el tornado de pensamientos que tenía en la cabeza, me abrazó. Tal vez lo necesitaba, tal vez necesitaba sentirlo para aclarar todo... pero no encontraba respuestas, y sabía que no las iba a encontrar de ese modo.

Me quedé quieta, rodeada por sus brazos, sintiendo el calor de su cercanía y el latido calmo de su pecho. Cerré los ojos por un momento, deseando que todo se detuviera, que mi corazón dejara de dividirse entre recuerdos que ya no tenía y sensaciones que me desbordaban.

Al romper el abrazo, quedamos muy cerca el uno del otro, una cercanía que podía cortarse con una navaja. Una parte de mí quería dar el paso y confirmar que lo que sentí en aquel sueño —donde me besaba— era real, pero debía ser prudente con lo que hacía.

Will

Ser arrastrado por un pequeño ser disfrazado de mi cuñada no era tan agradable. Había llegado al hospital solo para sacarme a rastras con la excusa de encontrar un buen regalo para Jay, ya que su cumpleaños estaba muy cerca.

—Emma, estoy de turno. No puedes sacarme así del hospital —la detuve en seco, justo al borde del parque. Sabía que estaba desesperada, pero había límites.

—Will, por favor —puso los ojos en blanco—, eres el hermano de Jay, no puedes llegar con una taza cualquiera de último minuto. Además, solo serán veinte minutos. Ya hablé con Sharon y te cubre hasta que regrese contigo.

Fruncí el ceño, entre molesto y resignado. Emma tenía esa habilidad de conseguir lo que quería sin darme opción a réplica.

—No entiendo por qué tanta urgencia —resoplé, caminando a su lado mientras nos adentrabamos en el parque.

—Porque estoy planeando la mejor fiesta de cumpleaños y no quiero que lo estropees —aclaró con tono decidido—. Así que mueve esas piernas, Weasley.

Suspiré derrotado y reí ante la personalidad infantil que puede llegar a tener Emma. Mientras la seguía, algo captó mi atención a lo lejos. Reconocí de inmediato la cabellera de Connor. Estaba sentado en una de las bancas del parque y parecía estar besando a alguien. Fruncí el ceño, sorprendido. Tal vez había conocido a alguien nuevo y no nos había dicho nada.

Continué caminando, convencido de que quizás tenía vía libre con Liv. Después de la sesión de fotos, sentí que la había conocido un poco más. Había gestos, expresiones, maneras de ver el mundo que seguían siendo tan suyas como antes. Ver que parte de la mujer que amé aún estaba allí me daba esperanza... una esperanza que me motivaba a acercarme sin presionarla, sin forzar recuerdos, simplemente siendo yo mismo.

Escuchaba a Emma apurarme mientras hablaba de colores, decoraciones y pasteles, pero yo seguía con la vista fija en dirección a Connor. Algo en mí necesitaba confirmar lo que había visto. Entonces, lo vi alejarse de la persona que lo acompañaba.

Y fue ahí cuando mis pies se detuvieron de golpe.

Porque la persona que estaba sentada en esa banca, con la mirada todavía en Connor, era Liv.

El estómago se me hizo un nudo. Un frío me recorrió la espalda y, por un segundo, sentí que el mundo se detenía alrededor mío.

No era una suposición. No era una confusión. Era ella. Liv.

—¿Will? —la voz de Emma sonó lejana, como si viniera desde muy lejos—. ¿Qué pasa?

—Nada —mentí con dificultad, obligando a mis pies a moverse otra vez.

Pero la verdad es que todo dentro de mí gritaba.

Mi corazón, que por unos días había empezado a recuperar el ritmo, se desordenó de nuevo. Me dolía no saber qué significaba lo que acababa de ver. Tal vez no fue nada... o tal vez fue todo.

Y yo... otra vez, estaba lejos de ella.



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En el texto hay: amnesia, amor, chicagomed

Editado: 27.07.2025

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