El pasado en una pantalla

CAPÍTULO 30: Siempre podrás recordarme

Liv

El aire era distinto. Las calles, los aromas, las voces de la ciudad... todo parecía más nítido. Mis recuerdos ya no eran piezas desordenadas de un rompecabezas imposible, ahora estaban ahí, intactos, claros... como él.

Desde aquella noche con Will, lo supe. No fue solo por lo que recordé, sino por lo que sentí. La forma en la que su voz me calmaba, cómo sus ojos me devolvían la seguridad que creí perdida. La risa compartida, las frases tontas, los silencios que no incomodaban. Todo eso... era amor. El verdadero.

Pero antes de dar un paso hacia el futuro, debía cerrar otro. Connor merecía algo más que un silencio o una ausencia. Le debía sinceridad.

Nos encontramos en la misma banca donde alguna vez lo abracé buscando calma, donde creí que podía construir algo nuevo sin mirar atrás. Esta vez, era diferente.

—¿Así que él ganó? —dijo sin dureza, más como una constatación.

—No se trata de ganar... nunca fue una competencia —le respondí con la voz quebrada—. Se trata de lo que mi corazón ya había elegido desde antes de olvidar.

Él asintió despacio. No parecía sorprendido, solo... resignado.

—Ya lo sabía, Liv. Lo supe el día que me contaste un recuerdo y no era conmigo. —Hizo una pausa, tragando el nudo en su garganta—. Pero aún así, valió la pena. Cada momento contigo valió la pena.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Lo abracé fuerte, como quien agradece y se despide al mismo tiempo.

—Gracias, Connor. Por todo. Por estar ahí cuando más lo necesité.

—Solo prométeme que vas a ser feliz. Haz que todo esto haya valido la pena.

—Lo haré —le dije sin dudar.

Will

No podía quedarme quieto. Caminaba de un lado al otro del departamento con las manos en los bolsillos, repasando mentalmente cada palabra que podría decirle si decidía volver. La esperanza era peligrosa, pero no podía evitarla.

Cuando sonó la puerta, mi corazón se desbocó. Me quedé quieto unos segundos antes de abrir. Y allí estaba ella. Liv. Mi Liv. Con esa mirada que conocía tan bien, y una sonrisa que me rompió y me reconstruyó al mismo tiempo.

—Hola —dijo, suave.
—Hola —respondí, conteniendo las emociones.

Ella avanzó un paso, luego otro. Me miró directo a los ojos.

—He tomado una decisión —dijo. El silencio me taladraba los oídos—. Y te elijo a ti, Will. A pesar de todo. Por todo.

Mi respiración se cortó. Me acerqué con torpeza, con el miedo aún aferrado a mi cuerpo. Pero ella me sostuvo la cara con ambas manos, y el beso que siguió fue más que un reencuentro. Fue una promesa.

—Te amo —le susurré contra los labios.
—Yo también —respondió ella, con lágrimas en los ojos.

Unos meses después...

La boda de Jay y Emma fue un sueño. Ella, radiante; él, nervioso como nunca. Todos los que los queríamos estábamos allí, riendo, bailando, celebrando el amor.

Liv atrapó el ramo. Fue como si el universo nos guiñara un ojo. Todos aplaudieron, Emma me miró cómplice, y yo... yo me puse de pie. El corazón a mil.

Liv se giró, aún riendo, cuando me acerqué. Me arrodillé frente a ella.

—Te debía esto —dije, con voz temblorosa—. Antes del accidente, iba a proponértelo. Jay tenía el anillo de mamá, Emma me ayudó a escribir lo que iba a decir. Iba a hacerlo esa noche, en tu restaurante favorito, después de una frase cursi que tú fingirías odiar. Pero hoy... hoy solo quiero decirte que quiero envejecer contigo. En todas tus versiones. ¿Te casarías conmigo?

Ella me miró, con la mano sobre el corazón, completamente emocionada.

—Solo si prometes no desaparecerme de nuevo —bromeó, con lágrimas de felicidad.
—Prometido —dije, deslizando el anillo en su dedo.

Nos abrazamos entre aplausos, carcajadas y promesas susurradas al oído.

Liv

Vi a mi alrededor: Jay bailando con Emma, Will abrazándome por detrás mientras tarareaba la canción de fondo. Todo se sentía tan completo, tan mío.

Pensé en el accidente, en la pérdida, en las decisiones difíciles. En Connor. En el caos. En el amor. Y entendí que nada había sido en vano.

Había recuperado más que mis recuerdos. Había recuperado mi historia.

Will me rodeó con los brazos, apoyando su mentón en mi hombro.
—¿En qué piensas? —susurró.
—En nosotros. En lo que perdimos... y en lo que volvimos a encontrar.
Él sonrió contra mi piel.
—No importa cuánto cambien las cosas, Liv... siempre podrás recordarme.
Me giré lentamente para mirarlo a los ojos.
—Lo sé. Porque nunca dejaste de estar conmigo. Incluso cuando no sabía quién eras.

Nos besamos con calma, como si el mundo se hubiera detenido para darnos ese momento. Y supe con certeza que, si algún día volvía a olvidar, él estaría ahí.

Porque siempre podré recordarlo.

Incluso cuando el mundo se desdibuje,
él será mi norte.
Mi hogar.
Mi amor.



#6370 en Fanfic
#3523 en Detective

En el texto hay: amnesia, amor, chicagomed

Editado: 27.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.