La verdad lo que menos quería Maia era entablar contacto con aquellas personas que la habían detestado durante su larga adolescencia y principio de juventud. Un día se prometió que no volvería a caer en todos los errores que la llevaron hasta donde estaba hoy. Suspiró mientras analizaba la propuesta de trabajo de Josh. No estaba en sus planes volver a encontrase con el único muchacho que le había quitado el sueño... hasta aquel día en la que la desfloraron en el aula. Ese día supo que jamás iba a ser adecuada para ningún hombre...temía que un día la rechazaran por todo lo que había vivido. Además del otro asunto que debía explicar en algún momento. Por eso decidió que se quedaría sola, atendiendo solo a su mayor responsabilidad. Si bien Josh se había convertido en un hombre con todas las letras, estaba más guapo que nunca pues hasta su cuerpo había madurado..."y crecido" se rió internamente por su ocurrencia, pudo notar que en el fondo seguía siendo el niño mimado de papá. Si antes no tenía esperanzas de que se fijara en ella, mucho menos ahora en que era un bello príncipe de oscurecida piel y ojos relumbrantes que miraban todo con picardía.
El niño apareció para romper el encanto de sus ensoñaciones.
—¡Mami, mami!—gritó y se abalanzó sobre su regazo. Maia se agachó a abrazar al hermoso hombrecito que la miraba con amor y le preguntó:
—Hola, osito, ¿tienes hambre?
El hermoso semblante del pequeño se iluminó y asintiendo se fueron de la mano al comedor.
Ese sería su secreto...y sería solo suyo...no quería compartirlo con nadie.
Días después
Josh observaba detenidamente a Maia mientras ésta le daba los pendientes del día. Notó que tenía apenas un poco de maquillaje en sus pestañas espesas y un brillo suave en los labios. Hablaba con mucha propiedad, poniendo énfasis allí donde iban acentuadas las palabras. De repente, entró Lauren como un torbellino, sin siquiera tocar la puerta.
—Josh, necesito que me ayudes con estos informes-dijo golpeando con un grupo de carpetas el ya atestado escritorio de su hermano.
Se detuvo a mirar fijamente a la mujer que estaba de pie..
—¿Maia? Maia Low???¿quién lo hubiera creido? Cenicienta regresa a casa —opinó mirándola de arriba a abajo con desprecio.
La muchacha a la que se dirigía ni siquiera permitió que saliera alguna palabra de su boca.
—Siempre pareciste sirvienta y ese siempre será tu lugar —expresó mirando divertida a Josh buscando apoyo con su mirada...
—Lauren, Lauren, ya deja tus hormonas de lado, por favor. Maia es ahora mi asistente personal, seleccionada por papa para ayudar con el proyecto de la aceitera, el cual, si mal no recuerdo, se te fue encargado a tí...así que te pido que si no tienes nada más que hacer, te retires...
Lauren quedó con la boca abierta y miraba continuamente a uno y a otro sin poder creer las palabras de su hermano. Josh y ella eran muy parecidos. Ambos habían sido criados en cuna de oro y siempre despreciaban a los que eran de clase inferior. Algo se traía entre manos..no podía encontrar otra explicación...
—Eres un pillo, hermanito —dijo con aire picaresco y salió como entró, dejando una tromba a su alrededor.
Maia se quedó muda e inmóvil donde estaba. El estómago se le revolvió al pensar que debía soportar la presencia de la rubia estúpida de Lauren Nigel. "No otra vez", pensó mientras resoplaba hacia arriba y ponía en blanco los ojos. Este gesto no pasó desapercibido por Josh, quien la observaba divertido.
—Ya sabes, siempre fue así...y así se quedará —dijo Josh con mucho énfasis, intentando disolver el aire tóxico que quedó pegado entre las paredes de su oficina.
Ella se guardó de hacer ningún comentario. Después de todo, era tonta pero era la hija del dueño del lugar donde trabajaba y hermana de su también estúpido nuevo jefe.
—¿Puedo retirarme? —preguntó mirando la punta de sus pies. Se sentía tan humillada que no podía mirarlo a los ojos.
Él asintió levemente, maldiciendo por dentro la situación incómoda que se había generado.
Era difícil para ella estar cada jornada en presencia de Josh y más aún con Lauren a quien no veía seguido pero las pocas veces que la cruzaba tenía algún comentario para hacerle.
—¡Ese cabello!, ¿acaso no conoces la peluquería?
—¿Te enteraste que las faldas tubos dejaron de estar de moda hace mil años?
—Ese color que usas es de la temporada pasada.
Todas las veces era un comentario alusivo a su atuendo o peinado. No entendía la verdad que tenia de importante eso que siempre había considerado nimio para su vida, era mejor estar mal vestida que ser hueca allá arriba, se consolaba mientras emprendía uno y mil proyectos para no pensar tanto.
No quería pensar en el pasado, era muy doloroso...
Josh
"¡Mierda!" Voy a matar a Lauren, ¿Quién se cree que es para hacer de menos a Maia? No niego que alguna vez actué como ella, pero entonces era un chiquillo inmaduro que solo pensba en retozar con cualquier chica que se cruzara en el camino. Después de lo que viví, reflexioné mucho sobre mi vida.
Y ahora que tengo oportunidad de ver a Maia otra vez, de respirar su aire, de tenerla cada día durante varias horas cerca de mí voy a intentar por todos los medios que todo sea diferente. La voy a tratar con respeto, como se lo merece no solo ella sino cualquier mujer.
Aun me siento cohibido ante ella. Creí que el tiempo que hay sin vernos había quitado definitivamente todo lo que una vez sentí por ella, pero ahora corroboro que solo se había dormido y despertó repentinamente al verla sentada frente a mi escritorio, con sus ojos grises observandome con sorpresa.
Editado: 14.03.2022