El Pasado Nos Condena

Capítulo 16: No mezcló muy bien las cartas

Unas semanas más tarde, mientras estaba organizando la agenda del resto de la semana de Josh, escuchó una voz que gritaba desde la entrada:
—¡Miren nada más a quien tenemos aquí! —y se abalanzó hacia ella con los brazos abiertos. Maia quien estaba detrás de su escritorio se sorprendió mucho. Estaba frente a alguien de quien jamás esperó un recibimiento tal. Esquivó el supuesto abrazo dejándolo rígido.
—Nada más y nada menos que a la nerd del instituto, Maia Low —dijo con una carcajada que hizo que todos se dieran vuelta a mirar. El desaire sufrido unos segundos antes lo tenía al borde de la furia.
—Rick Summer, el muchacho más patético del instituto, creía que alguna de tus novias ya te había matado —le dijo ella con la boca torcida en un intento de sonrisa sarcástica. Continuaba sin mirarlo y haciendo de cuenta que estaba enfrascada en su trabajo.
Rick rio divertido por su atrevimiento.
—Así que esta muchacha tiene voz, pues nunca la escuché hablar en los años que estudiamos juntos —dijo mirándola de arriba a abajo. Empezó a gustarle lo que veía. la falda azul francia que ella tenía puesta le marcaba apenas la cintura y la cadera pero podía visualizarse su forma perfectamente. Ella se sintió incómoda y asqueada ante la actitud de él. Siempre se había tirado de don Juan y las tontas chicas caían como si nada. Físicamente era lo contrario a Josh, piel blanca y con pecas en algunas zonas, ojos verde aguado y finos labios casi naranjas, el cabello tenía pinceladas entre doradas y rojas. El cuerpo estaba bien trabajado por los años de gym y dietas con los mejores productos al parecer, pues el padre de Rick era un magnate del petróleo y era un muchacho al que nunca le hizo falta nada. "Solo la humildad", pensó Maia suspirando mientras el tipo se encerraba en la oficina de Josh. 
—Oye, ¿tienes a todo un personaje como secretaria, eh?, ¿ cómo la conseguiste? —fueron las palabras de Rick a modo de saludo. Josh no supo porque pero se sintió contrariado.
—Tu sabes del historial académico de Maia...nadie se le compara y mi padre quedó encantado —le dijo como al pasar. Quería desviar el tema de conversación. El aire se volvió más denso cada vez pero al parecer Rick ni lo notaba.

—Mmm...está bastante buena. Ha cambiado mucho desde las épocas de instituto —se acariciaba el mentón y Josh entendió perfectamente lo que estaba pensando pues lo conocía hace bastante tiempo y muchas veces él mismo había actuado de igual manera.

—¿Por qué no miramos los informes? tal vez te sirvan para avanzar con el proyecto.. —le dijo rápidamente hurgando unos papeles.
—Nooo, hablemos de Maia..¿sabes si sigue siendo virgen? —su carcajada quedó suspendida en el aire.
—¿Y cómo voy a saber yo? no lo he comprobado...Estás hablando de mi asistente, Rick —dijo Josh tratando de ocultar su incomodidad. Siempre se ponía así cuando hablaban de Maia, incluso cuando eso pasaba en el instituto. Todos quedaban riendo cuando ella pasaba pero él no, solo hacía muecas que imitaban sonrisas pero en el fondo se le estrujaba el corazón. ´Solo quería acercarse a ella para comprobar si el aroma que despedía era como él lo soñaba. Si pudiera acercarme a olerla, pensaba mientras la observaba desde el fondo del aula, lugar donde se sentó durante los años que duró la carrera. En el mismo lugar donde permanecía siempre, desde el primer día.

—Entonces, ¿la quieres para tí o la vamos a compartir? Habla, Josh. No me dejes hablando solo. 

—Ella es la protegida de mi padre, Rick así que por ahora es intocable para ambos. Mi padre me arranca las pelotas si se entera de algo. Y ya sabes como es...—trató de sonar lo más convincente posible. 

—No tiene porque enterarse, ¿verdad? Vamos, siempre hemos hecho así. Nunca fuimos desleales entre nosotros, no vamos a empezar ahora. Si te molesta solo dilo—le dio un codazo en el brazo para quitar importancia al asunto.

—Me tiene sin cuidado, Rick. No he pensado en ello. He estado ocupado —quería haber sonado convincente pero por dentro lo carcomían unos terribles celos. "Debo calmarme o seré demasiado obvio", se dio aliento a sí mismo sin entender cuanto tiempo más lograría disimular.

 

La luz era tenue en casa de los Low. Leah estaba agachada haciendo números con apenas una lámpara iluminando todo, pues había que ahorrar energía eléctrica o definitivamente no podían pagarla el próximo mes. Al irse hace dos años, vendieron la casa que con tanto ahínco habían logrado construir, necesitaban el dinero para sobrevivir en un lugar nuevo y para los gastos médicos que requirió Maia durante su pre y post embarazo. si bien nunca dejó de trabajar hubo un momento en que era el único sostén de la familia...y no alcanzaba. Cuando el trabajo faltó decidieron volver por la oferta laboral que se presentaba. Ella también consiguió un trabajo de medio tiempo en una cafetería, pero ahora ya no tenían casa por lo que tuvieron que alquilar. ¡Y el precio de los alquileres se fueron por las nubes!! Apenas alcanzaba para pagar los servicios de la casa y para comer magramente todos los días. El niño crecía rápidamente y necesitaba siempre renovar ropa y calzado. Chris, como todo adolescente tenía también exigencias propias de su edad. Estaba en una encrucijada. Tendría que hablar con su familia...aceptaría la oferta del señor Nigel....
—No, mamá, ¡por favor! —sollozaba Maia. No podía creer que debería convivir en la misma casa de Josh y Lauren, quienes seguramente buscarían la forma de humillarla como siempre lo hacían. Más ahora que se enterarían que eran unos pobretones sin techo y sin comida. Además estaba lo del "secreto"...¿ como harían para disimular que Michael era su hijo? ¡Estaba desesperada!! Le tomó un par de días apoyar a su madre en su decisión pero entendió que no quedaba otra opción. "Al menos por ahora", se dijo. No volveré a ser humillada jamás...se prometió.




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