El Pasado Nos Condena

Capítulo 18: Entonces, ¿por qué no vamos?

Un día cualquiera apareció Rick muy animado exhibiendo unas invitaciones en la mano, abanicándolas en la cara de Josh. Estaban todos en la sala de recreación. Maia jugaba en un rincón con el niño mientras Josh estaba acostado en uno de los sofás tirando una pelota de tenis al aire. Lauren se quitó los auriculares con los que escuchaba música para prestar atención a lo que hablaban.
—Tengo cuatro entradas para el encuentro de Instituciones —dijo animadamente el rubilingo. —Seguramente es la oportunidad de encontrarnos con los ex alumnos de Crison. Tengo un par de tetas con las que quisiera refregarme —dijo codeando a Josh...

Este estaba somnoliento por lo que no prestó atención.
—Yo quiero ir —dijo Lauren interesada, haciendo preguntas sobre cuando y donde sería.
—Es en el Gran Auditorio. Vamos, preciosa —dijo guiñándole un ojo.
—Listo, solucionado. Van los dos —dijo Josh tapándose la cabeza con un almohadón. No tenía intenciones de reencontrarse con los estúpidos muchachos y las flojas chicas. Las conocía a todas.
—VAMOS a ir —le dijo vehemente Lauren —como no da que vaya del brazo con mi hermano, no te queda más que asistir con la nerd —apuntaba hacia el rincón donde estaba Maia. Rick le festejó la ocurrencia con grandes carcajadas y chocando los cinco.

—No tengo ningún problema en llevar yo mismo a esa belleza —expresó alegremente Rick relamiéndose los labios.
A Josh se le activó una alarma en su interior al escuchar a su amigo de infancia. Jamás imaginó que se dirigiera así a ella. Eso solo podía significar que quería algo con ella y por supuesto no lo iba a permitir. En ese mismo instante se decidió.
—Por supuesto, VAMOS a ir —afirmó resaltando las palabras para darle mayor firmeza.
Maia se negó rotundamente. No quería volver a saber nada con esos canallas. Ya era suficiente soportar a tres de ellos a diario. No quería enfrentarse nuevamente a su peor temor. En medio de ellos podía estar aquel que la había ultrajado aquel día que prefería olvidar. Estaba sumida en sus pensamientos cuando apareció alguien haciéndola voltear, asustada. Había buscado la soledad del jardín que tanto le gustaba.
—Señor Nigel, me asustó —dijo poniendo una mano en el corazón
—perdóname, hija —se mostraba conmovido por la reacción de la muchacha. ¿A que le tenía tanto miedo? —Vengo en son de paz —mostró una gran sonrisa cómplice.

Ella pidió disculpas por su reacción y charlaron un rato de cosas triviales. Él le pidió de favor que fuera al evento acompañando a sus hijos ya que creía que ella también tenía derecho a hacer cosas como cualquier otra muchacha de su edad. No podía entender como esta chica quería permanecer siempre en casa encerrada sola o con el niño. Eran muchas responsabilidades para alguien como ella. Además, había ideado un plan para que Josh se comportara con mayor responsabilidad. Tenía que asignarle una tarea o jamás maduraría.
—No, papá. No lo haré —dijo categóricamente Josh. Estaban en su habitación, cosa que era rarísimo, ya que su padre muy pocas veces había acudido ahí. ¿ Cómo se le ocurría que haría de niñero de Maia?
—Ella ya esta bastante crecida, papá. Es mayor de edad, puede cuidarse sola —dijo temblando ante la idea de que tuviera que estar tanto tiempo cerca de ella.
—Harás lo que te digo...tómalo como una extensión de tu trabajo en la empresa —y Josh supo que hablaba en serio ya que habló resaltando esta última palabra para que no le cupieran dudas de la decisión tomada.
El día del evento fue un desastre. Josh tenía un humor de perros. Lauren chillaba a la maquilladora que había contratado para que la arreglara porque no estaba conforme con el color que había elegido de rubor. Para colmo, Rick se apareció temprano y se acomodó en el sillón con la esperanza de extasiarse la vista con las hermosas mujeres que seguro iban a bajar en cualquier momento. En ningún momento dejaba su actitud de galán. Esto volvía loco a Josh, cada vez lo soportaba menos por las atribuciones que se tomaba con Maia y con Lauren. Estaba en el sofá haciendo zapping con el control remoto mientras esperaban a las chicas cuando se elevaron unas voces en el pasillo.
"Fiuuuuuu"...un silbido agudo escuchó Josh a sus espaldas.  Giró para ver a que se debía tanto festejo cuando quedó boquiabierto. Maia tenía un vestido turquesa largo, justo en la parte de arriba que marcaba apenas sus pechos y cortado a la cintura desde donde salía largo hasta los tobillos. Estaba primorosamente maquillada, sencilla, con un poco de base para emparejar su ya perfecta piel y un poco de sombra haciendo juego con el color del vestido. Los labios resaltados con un lápiz labial mate. Sin necesidad de acudir a las profesionales de belleza como hizo Lauren, había conseguido prácticamente el mismo efecto con ayuda de su madre quien la miraba orgullosa y lagrimeando. Josh estuvo a punto de abortar la misión, cada vez se le hacía más difícil demostrar indiferencia ante una mujer que cada día iba floreciendo con más fuerza frente a sus propios ojos. Se revolvía nervioso y fue el único que no emitió opinión sobre el aspecto de Maia. Hasta el personal de servicio se encontraba allí para festejar a la belleza en la que se había convertido.
Cuando estaban todos listos para salir el señor Nigel hizo su aparición para desearles que pasaran una hermosa velada no sin antes llamar a Josh a un rincón y darle algunas advertencias, a juzgar por los ademanes de ambos ya que nadie pudo escuchar la charla.
Salieron todos y el chofer les abrió la puerta de la limosina para que subieran, las damas primero. A Josh le gustaba manejar en estas situaciones pero su padre decidió que no se arriesgarían a que les pasara algo si se excedían en la fiesta, por lo que iba en silencio al lado de Maia ya que Rick subió antes y se puso al lado de Lauren. Ambos iban enfrascados en una charla absurda sobre sus anécdotas de amores en el instituto. Tanto Josh como Maia iban en silencio absoluto mirando cada cual por una ventanilla hacia afuera todo el trayecto. Si pudieran escuchar los pensamientos del otro, de seguro las cosas no acabarían tan pronto.
"No puede ser que esté tan hermosa, es un sueño"...
"Por Dios, como huele. Voy a soñar toda la noche con su perfume..."




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