El Pasado Nos Condena

Capítulo 20: Sueño más despierto que dormido

La muchacha vomitaba a un costado de la vereda mientras esperaban un taxi. Le pidió al chofer que esperara por Rick y Lauren pues tenía miedo que Maia vomitara en la limosina y su padre se enfadaría si se enteraba que había emborrachado a la chica. "Maldición, no imaginé que sería tan blanda", movía la cabeza tratando de despejar su mente y pensar con claridad. Tendría que hacer que Maia se recuperara antes de devolverla a casa. "sana y salva", le dijo el señor Nigel. Y aquí estaba, con los zapatos salpicados de vómito y limpiando con su pañuelo la boca de la muchacha ebria. Menuda tarea le encomendaron. Por fin llegó el vehículo y la ayudó a subir, como vio que ella temblaba le prestó su saco y se lo puso en los hombros. Ella iba asfixiada por el olor penetrante de su perfume. Abrió un poco la ventanilla para que le diera aire y poder recuperarse. Tenía unas ganas enormes de tirarse encima del pelinegro, alto, musculoso y de rostro perfecto que la miraba con pena. El color de la camisa hacía juego con sus ojos y le sentaba de maravillas.
—¿Tienes hambre? —le preguntó él, con la esperanza de que si tenía algo en el estómago absorbería algo del alcohol contenido.
—Siii..quiero una hamburguesa con queso —gritó emocionada.
—Pare en la esquina, por favor —le pidió al taxista. La ayudó a bajar y se encaminaron al carrito con comidas callejeras que estaba a un costado de una calle poco transitada.
Nunca había comido en un lugar como ese por lo que se sentía incómodo y miraba para todos lados. Ella en cambio estaba emocionada y disfrutó de cada bocado de su hamburguesa. La vio comer en silencio con la mirada fija en su boca, pensando lo inimaginable que podría hacer con ella. "Quítate eso de la cabeza, Josh..no lo harás"...se incentivaba a si mismo. Se prometió no hacerlo...nunca más...


Terminó de comer pero aun no estaba recuperada. La llevó caminando un trecho para metabolizar el alcohol. Ella le tomó del brazo y se apoyó en el, habiendo perdido todas las emociones que la hacían sentir cohibida. Se sentía libre y que podía hacer lo que quisiera, incluso besar a este chico que la traía loca desde hace años. Como si se le hubiera ocurrido algo de repente hizo que él frenara su marcha, se puso por delante y de un saltito tomó el cuello con sus manos y le asentó un beso en los labios. Era mucho más alto que ella por lo que le costó mantener el equilibrio en puntas de pies, ya que se había quitado los tacones.
— Maia, Maia, no lo hagas —su tono era dulce mientras intentaba quitar los brazos alrededor de su cuello. Un cosquilleo intermitente se produjo allí donde tenía ella puestas sus manos.

—¿Por qué? ¿ porque soy rara? ¿ porque soy pobre?¿ por qué no puedo besarte? Soy una mujer después de todo —le dijo en tono de reclamo. Y allí estaban de nuevo ellas, las lagrimas las cuales empezaron a salir de sus hermosos ojos con los que el soñaba.
—No es eso, Maia...simplemente, no puedo, perdóname —su voz era casi inaudible, profunda. Ahora era él quien se sentía cohibido. Jamás se había permitido mostrar sus emociones mucho menos expresarlas con palabras. Las únicas palabras que conocía con las mujeres estaban reservadas par los momentos íntimos, las asquerosidades que se decían durante el acto sexual, nada más. El romanticismo estaba fuera de su vida, no necesitó hacer despliegue de ninguna arte amatoria para conquistar a una mujer. Simplemente se daba y ya. Sabía que en esta circunstancia era diferente. Maia era diferente. "Maldición, debo calmar mi calentura", trataba de darse aliciente para no sucumbir ante ese beso que lo tomó desprevenido. No podía aprovecharse de la situación.
—Está bien. Entiendo. No estoy dentro de los cánones que busca el exquisito señor Josh NIgel. Mejor así, porque no tengo nada para ofrecerte —le dijo apenada y se dio vuelta para salir corriendo calle abajo.

Le costó trabajo alcanzarla y subirla a otro taxi que los llevara a casa. Entraron en silencio a la oscura casa y rogó que nadie los escuchara. Intentó llevarla a su habitación pero ella hizo fuerzas para meterse en su cuarto cuando pasaron frente a la puerta..
—Necesito ir al baño ya —dijo y entró corriendo. El cerró al puerta por temor a que alguien escuchara. Se acordaría de nunca mas dar alcohol a esta chica. No estaría en esta situación tan embarazosa, ella borracha y él con la dureza que quería salir a explorar nuevos horizontes. Esa chica lo traía mal desde el instituto...
De un momento a otro, salió cantando y bailando del baño, se había mojado la ropa y traía todo el cabello húmedo. Se negó a irse a su habitación y se recostó en su cama. No supo que más hacer, solo quedó mirándola, ¿ cómo explicaría que amaneciera en su cama? Su padre se pondría furioso. Debía hacer algo pero ella no colaboraba. Tuvo que pedirle que le ayudara a quitarse la ropa y ponerse algo seco y la arropó para que finalmente se durmiera pesadamente. 

Cuando ella concilió el sueño, entró al baño para quitar el fuego que lo consumía. Se dio una ducha fría. Al imaginarla a ella durmiendo en su cama y dejando el olor de su cuerpo en sus sábanas era inevitable que aumentaran los calores. No quería cometer una locura...como la que había cometido años atrás...No podía repetirse. No, porque ahora la amaba.

Diario

"Otra vez pase la vergüenza de mi vida con Josh. Lo único que me faltaba para parecerme a las demás ordinaras que siempre odié...emborracharme y pasar papelón. Lo que me parece raro es lo bien que se comportó conmigo. Seguramente su padre le ordenó cuidarme porque si fuera por él me tira en la boca del lobo. A esta hora estaría lamentando que me dejara con los detestables de mis ex compañeros. Gracias a Dios Josh me sacó de ahí y aparentemente me trajo a casa. Últimamente todo es muy extraño con él. Siento su mirada sobre mí a veces pero cuando volteo está entretenido con algo. Soy buena para imaginarme cosas, pero está bueno soñar a veces con algo que sé es imposible".




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