—Cuéntame lo que sueñas —instó la mujer al muchacho sentado frente a ella obsrvándolo atentamente con sus ojos suspicaces.
—Estoy en el agua y de repente ella aparece. Ambos estamos sumergidos y nuestra piel está con fuego, siento que se me desprende pero aun así trato de alcanzarla. Ella llora e intenta alejarse de mí —dijo él, tomándose la sien para tratar de recordar los detalles.
—Cuando dices ella, ¿ quién es? ¿la conoces? —le pregunta la psicóloga.
—Si, la conozco —le asegura él.
—¿ Quién es?
—Es una compañera del instituto en el que estudiaba.
—¿La has vuelto a ver?
—Si, ahora vive en mi casa. La historia es larga de contar...
—¿Y por qué en tu sueño ella intenta escapar?
Él se quedó mirando en silencio. Las palabras no salían de su boca... trataba de recordar, pero no podía. Sabía que algo había pasado pero no entendía mucho. Ese día estaban con Rick y Louis en el recreo anterior, el fue a buscar algo a la expendedora de bebidas y cuando regresó esos dos estaban muy extraños. Comió su almuerzo y luego empezó a sentirse raro. Le hacía mucho calor y sudaba profusamente. Ahí se cruzó con Maia en el pasillo y tuvo deseos enormes de sentir su piel. Estuvo erecto toda la clase. Se dio cuenta que le habían puesto algo en su comida pero no podía reclamarles a los muchachos ya que el profesor estaba hablando en ese momento. Cuando tocó el timbre salió con los demás pero volvió sobre sus pasos al saber que ella estaría sola. No podía pensar claramente, solo quería hacerla suya a como de lugar. Era como si mirara una película y a la vez él mismo era el protagonista. No supo exactamente como pasó todo, solo tenía imágenes vagas, como pantallazos que surgían de lo recóndito de su conciencia. Lo único que sabía era que no podía olvidarlo...y tampoco a ella. Creyó que todo había terminado aquel día en el que ella decidió rechazar la oferta que él mismo le hizo para trabajar en la empresa, pues tenía deseos de estar a su lado después de que ambos terminaran los estudios. Todo se había precipitado y sentía que ya no podía manejarlo. Por eso al fin, supo que necesitaba ayuda.
—Ella quiere huir de mí —dijo tomándose la cabeza con ambas manos
La doctora Mercury estaba ante un caso a su parecer gravísimo en el que había pasado algo traumático, algo que impedía exteriorizar en palabras al guapo muchacho que se presentó en su consultorio hace un par de meses. Seguro que habían avances, al menos ya sabía que no fue solo su imaginación la fuente de su dolor. La muchacha en cuestión existía y al parecer era mucho más importante para él de lo que expresaba. A su paciente Jason Nigel en definitiva le costaba mucho entablar relaciones duraderas con parejas o con su familia misma. Más aún demostrar sus sentimientos ante alguien diferente a él y a todo lo que estaba acostumbrado.
A pesar de sus aires de superioridad, Josh era un muchacho dulce y encantador, tímido en el fondo e inseguro de sí mismo por lo que debía demostrar lo contrario con sus actitudes ególatras. Era una pantalla que había puesto delante del mundo para que no lo conocieran en el fondo. Había cometido un delito más que un error y la vida misma se estaba encargando de hacerle cumplir la condena. Estaba atrapado en los brazos de un amor que no podía llevar adelante por la culpa que era mayor aún que todo otro sentimiento que anidaba en él.
La doctora dejó de lado sus cavilaciones para concentrarse en el tratamiento que debía realizar. Debía lograr que Josh se perdonara primero a sí mismo para luego rogar por el perdón de la única mujer a la que ha amado.
Hace dos años
—Un 8 —decía Louis mientras anotaba en su libreta.
—No es para tanto, tal vez un 7. Tiene un poco caídos los pechos —espetó Rick
—¿Tu qué opinas, Josh? —éste estaba distraído mirando hacia la mesa del rincón en el que estaba sentada una sola muchacha. Desde que ella entró no prestó atención a la charla de sus amigos.
—¿De qué cosa? —se sobresaltó al escuchar su nombre
—De Corina Mason. Vamos, dale la calificación de una vez. Debemos elegir a una ganadora antes del acto de graduación
—¿Qué estamos calificando? —preguntó curioso, sin dudas se había perdido gran parte de la charla.
—Vamos, anota en tu libreta y terminemos esto de una buena vez. Tú también estuviste con ella, no te hagas. Daremos un nuevo premio a fin de año...le llamaremos La mejor folladora del instituto —se carcajearon divertidos por la ocurrencia.
—No tengo ganas de estupideces, estoy cansado —se restregó los ojos para quitarle importancia al asunto. A veces sus amigos eran bastante imbéciles cuando se lo proponían.
—Ajá, tal parece que nuestro compañerito está perdiendo el toque —lo miraron sospechosamente.
—¿No será que te traes arrastrando a alguien que te está moviendo el piso? —quiso saber Rick que era el más vivo de los dos
—Si eso pasara ustedes serían los primeros en enterarse. De eso no les quepa dudas. Voy por una bebida para despertarme
Se levantó y fue hasta la máquina expendedora, eligió una cola ya que tenía cafeína y le vendría bien para despejarse, debía concentrarse en la clase que seguía pero había alguien que se sentaba delante de todos que le hacía perder el hilo de la clase casi siempre.
Louis y Rick se miraron y entendieron al instante lo que querían sin necesidad de hablar. Rick sacó una pastilla del bolsillo y la espolvoreó en la comida que había dejado a medias Josh. Sabían que era de buen comer y se la acabaría toda.
Editado: 14.03.2022