EL BMX cruzaba velozmente la autopista transitada. El muchacho de tez trigueña y oscuros cabellos viajaba en él sumido en sus más anhelados recuerdos. Le quedaba un par de horas más de viaje. Con suerte pudo conseguir una habitación en el hotel donde se hospedaría por tiempo indefinido. Luego de los acontecimientos en el galpón de su casa y el anuncio del casamiento de su padre necesitaba alejarse de todos. De ella principalmente. No entendía como pudo descontrolarse así. Todo ese tiempo con ella viviendo tan cerca se mantuvo al margen, intentaba no cruzarse y cuando les tocaba estar juntos o en la oficina trataba siempre de ser lo más frio posible, no tener familiaridades para que ella no confundiera las cosas.
Al final el confundido resultó ser él aunque en realidad siempre tuvo en claro que era la mujer de su vida pero nunca antes lo había reconocido abiertamente como ahora. Seguramente las sesiones de terapia que decidió llevar adelante estaban surtiendo efecto y podía exteriorizar sus sentimientos. Nunca antes pudo hacerlo. No tuvo el amor de madre y su padre siempre se había mantenido alejado trabajando o viajando cuando no andaba por ahí buscándoles madrastra. No sabía que bicho le picó en este último tiempo. Nunca lo había visto tan entusiasmado con una mujer como lo estaba con Leah. Maldición, no tenía problemas con que se enamorara. pero ¿por qué tenía que ser la madre de Maia? Eso los mantendría unidos por un lazo inamovible mientras durara su relación. Maldecía mientras golpeaba el volante con ambos puños. Le dolía sobremanera la situación que se había generado. Pero vaya que habían sido apetitosos sus labios. Tanto tiempo los había soñado que sintió que parte de su piel quedaba en el hombro de ella. Su cabello, su piel, todo en ella le gustaba. Ninguna mujer le había causado lo que ella cuando estaba cerca.
Josh
Sigo siendo un maldito cobarde. Si le hubiera confesado mis sentimientos no estaría huyendo en estos momentos y alejándome de ella. No sé como podré sobrevivir sin su presencia cercana. Si bien trataba de mantenerme alejado me sentía dichoso de saberla cerca, de mirarla cuando caminaba por los pasillos de mi casa, cuando inundaba con su aroma los rincones, ahora solo siento un gran vacío en mi pecho. Regresaré, prometo que regresaré y todo será diferente...
Hace cuatro años
Un día decidió seguir a la muchacha. Tuvo que darse maña para burlar la compañía de alguna chica que siempre andaba pegada a él y de sus compañeros de juego. La esperó a una distancia prudencial para que ella no se diera cuenta. Necesitaba saber que hacía, donde vivía, con quien lo hacía.
La vio caminando por la vereda y moverse hacia la parada de autobús. Esperó hasta que abordó, resistiéndose a llevarla. Alguien lo podría reconocer y no quería que nadie lo viera con ella. Siguió el micro hasta que entró en el barrio al sur. Ella bajó y en la esquina la esperaba una mujer más alta que ella, de gran porte, de cabellos castaños como ella y también grises los ojos.
—Hola, chiquita. Al fin llegas! —dijo abrazando a su hija.
—Estoy cansada, mamá. Voy a darme una ducha y preparo la cena —dijo dándole un beso sonoro en la mejilla.
—Dejé algo hecho a medias para que termines. A Chris le falta poco para terminar su tarea escolar. Te dejo, chiquita. Voy a tomar el autobús o llegaré tarde al trabajo —dijo despidiéndose y desandando el mismo camino que Maia había hecho un rato antes.
Josh vio a la muchacha entrar en la vivienda y se sentía feliz por saber un poco más de ella.
Hoy todo era diferente, "ojalá me hubiera acercado entonces", pensó. Es demasiado tarde para nosotros. Debía salir de allí, había algo que lo atosigaba y no dejaba avanzar con ella. Debía salir de allí antes de que lo arruinara todo.
No sabía cuando volvería...solo que necesitaba irse. Tal vez el tiempo hiciera olvidar...
Diario
"El se marchó...al levantarme para la hora del desayuno no apareció a la mesa. Menos mal, porque me moriría de vergüenza si tuviera que mirarlo a la cara. Fui a la oficina como lo hago habitualmente y al llegar me di con que tampoco había llegado. Al rato apareció el señor Nigel para darme las instrucciones precisas de mis labores del día. A partir de ese momento, él se convertiría en mi jefe pues Josh se había ido de viaje y no sabría cuando volvería. El trabajo se hizo más pesado para mí, pero me obligué a cumplirlo para no tener tiempo ni ganas de pensar. Necesitaba olvidarlo...o me moriría sin el."
Mientras, en la casa Nigel todo continuaba, la vida no se había detenido. Leah veía la tristeza de su hija cada día que pasaba sin Josh pero era lo mejor. A pesar de considerarlo un muchacho egocéntrico, por una vez estuvo de acuerdo en que poner distancias serviría para aclarar lo que realmente sentían ambos jóvenes. Esperaba de corazón que él encontrara a alguien que lo retuviera y que su hija pusiera paños fríos en su herido corazón. Seguía pensando que él no era el hombre adecuado para ella. No debían olvidar a Michael, finalmente la persona que decidiera estar con Maia debía aceptar al niño con el corazón.
—Es lo mejor, hija —consolaba a su hija que al pasar los días se le hacía cada vez más insoportable la lejanía de Josh
—¿ Cómo sabes, mamá? ¿Cómo sabes que él se fue por mí? Él y yo no tuvimos nada, nunca —expresar estas palabras era como clavarse miles de dagas en el corazón.
—Hay que estar demasiado ciego para no ver lo que estaba pasando, mi amor. Él esta enamorado de tí.
—Eso no es verdad, mamá. Si eso fuera verdad nunca se habría burlado de mí, me hubiera protegido, me hubiera salvado
Editado: 14.03.2022