El Pasado Nos Condena

Capítulo 30: ¿Puedo tener un momento?

Eran las diez de la mañana y Maia no aparecía en el comedor. Ya habían desayunado todos, incluso Lauren que tenía una resaca terrible se hizo presente con las ojeras que casi llegaban al piso. Josh miraba preocupado las escaleras esperando a que bajara. No se atrevía a ir a su habitación para evitar las habladurías del personal. Podían hacer llegar a oídos de su padre que él entraba a la habitación de su ahora hermanastra. Escuchó que alguien subía. Era una de las mucamas. La llamó adonde nadie más pudiera escuchar y le dio un mensaje.
Maia dormía como en una nebulosa. Estaba aletargada y adolorida por la fuerza que había hecho el imbécil de Rick para arrancarle la ropa, sentía los músculos doloridos. Escuchó unos golpecitos en la puerta. Se tapó hasta la cabeza, pues no tenía ánimos de ver a nadie, se había levantado temprano a ver a Michael y a dar instrucciones a la niñera acerca de su alimentación y demás cuidados y volvió a la cama porque la cabeza le dolía ferozmente.
Escuchó a alguien decirle.
—Señorita Maia, el señor Josh desea saber como se encuentra. Mandó a que viera y debo informarle —dijo tímidamente.
Bufó por lo bajo. Era increíble la hipocresía de esta gente. Lo único que faltaba era que Rick le trajera flores.
—Estoy bien, Clara. Dígale que me quedaré en mi habitación el resto del día, que no se preocupe por mí y que muchas gracias por preocuparse —dijo sin destaparse y trató de no sonar muy sarcástica. La pobre mujer no tenía la culpa de las atrocidades que cometían sus empleadores.
Al irse la mujer de su habitación, entró al baño y preparó una ducha para quitar toda la porquería que le quedó de la noche anterior.


Al escuchar su mensaje, Josh gruñía de bronca. No entendía a esa muchacha, lo único que quería era ayudarla. Ya vería como encargarse del imbécil de Rick. ¿Cómo se atrevió a tocarla?  "Maldito infeliz..ella es mía". Se levantó de un salto dejando a todos con la boca abierta. Se dirigió a la habitación de Maia y tocó a la puerta. Intentó entrar pero estaba cerrada con llave por dentro.
La llamó por teléfono y tampoco contestó, le dejó un montón de mensajes y no respondió. No tenía mas que respetar su decisión y darle tiempo. En algún momento saldría de su encierro y entonces podrían hablar de lo ocurrido.


Al día siguiente debían ir a la oficina a cumplimentar unos pendientes que habían quedado. Maia estuvo todo un día sin bajar ni a comer por lo que Josh la esperaba con ansias. Apareció ojerosa y pálida para decirle que ella se adelantaría. Él se asustó al ver su estado. No había comido nada.
—Maia, ven a desayunar. Te llevaré yo mismo. Te esperaré. Debes recuperarte. Estas muy pálida —dijo en tono neutro para no sonar desesperado. Lauren estaba con anteojos oscuros concentrada en la pantalla de su tablet.
—No, gracias. Comeré algo en la oficina —dijo con un rictus amargo.
A el le dolía que ella lo alejara. Era como si le echara la culpa de lo que había pasado con Rick. La miró con dolor y pudo observar las marcas en su piel. Eran como latigazos leves. Frunció el ceño. "Maldito Rick...me las pagaras", dijo para sus adentros cerrando el puño.
— Bien, vamos entonces. Te llevaré —dijo levantándose rápidamente y tomándola del brazo la condujo hasta su auto. Ella disimuló delante de Lauren pues no quería provocar la lengua de esa víbora mas cuando llegaron al vehículo se zafó de su mano y le dirigió una mirada asesina.

Él le abrió la puerta y se quedó en silencio esperando a que ella subiera. Lo hizo de mala gana, no tenía ganas de discutir. Apenas tenía fuerzas para cumplir con su obligación.
Se mantuvo callada todo el viaje hasta la oficina, mirando por la ventana. Él se daba vuelta a mirarla a cada rato esperando alguna reacción y trataba de hacer algún tipo de contacto visual.
—Maia..escucha —empezó diciendo pero ella lo interrumpió abruptamente diciendo que no hablaría aunque la obligara así que perdía su tiempo. No le quedó otra que respetar su decisión. Justo que tenía la oportunidad de redimirse con ella pasaba esto que la alejaba más aun de él. Maldijo por todo lo que estaba pasando y entendió que era el precio que debía pagar por lo que había hecho en su pasado...
 

Diario
"El imbécil de Rick quiso abusar de mí. Y el más imbécil aun de Josh le creyó cuando dijo que estábamos nadando tranquilamente y me desmayé en el agua. ¿ Cómo se le ocurre que voy a estar en ropa interior con otro hombre en el agua? ¿ quién cree que soy? Fui una estúpida al confiarle que no era virgen. Seguramente anda regando por todos lados mi secreto y los demás querrán probar la experiencia que tengo, como hacían con las chicas del instituto. Se las pasaban unos a otros como si fueran una prenda. Tengo tanta rabia que los mataría, primero mataría a Josh obviamente, pero que difícil me sería hacerlo al acercarme y sentir su aroma tan particular que me deja sin aliento. Cuando me tomó del brazo sentí una quemazón allí donde apoyó sus dedos y eso me mantuvo callada el resto del viaje. No podía confesarle lo que sentía, era una mezcla extraña entre dolor, decepción y deseo, quería gritarle y hacerle ver lo imbécil que era pero también quería besarlo y tocarlo. Dios, cada vez se me hace más difícil convivir en su presencia. Es como un imán que me lleva a millones de sensaciones que quiero evitar y no puedo. Por un segundo vi una mirada diferente y casi sucumbí ante sus preguntas de lo ocurrido con Rick, tuve la impresión de que en verdad se preocupaba por mí y que quería protegerme. Pero solo es mi corazón el que me juega una mala pasada, mi mente me grita que Josh es Josh y así será siempre." 




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