El Pasado Nos Condena

Capítulo 31: Nos inquietaba

Al llegar al edificio, Maia se bajó apresuradamente dando un portazo. El malhumor que tenía era candente, la hacía ver arrebolada, hasta los mechones de su cabello que siempre tenía bien apretados parecieron soltarse al sentir la tensión. Josh bajó prácticamente corriendo tras ella pero se detuvo brevemente al ver que ya todo el mundo estaba allí. Los asistentes y jefes de cada área habían acudido temprano ese día, pues era día de cierre de balances y acostumbraban estar más temprano para poder irse antes.
—Señor Nigel, por favor firme aquí
—Jefe, ¿podría aprobar el proyecto?
—Josh, tienes una reunión con el socio Stevenson...
Maia se escabulló al ascensor antes que Josh pudiera deshacerse de todo el personal que lo acosaba y cuando finalmente llegó a la oficina ella estaba enfrascada en el papeleo. Un socio ya lo esperaba en su oficina por lo que no le quedó más opción que pasar directamente a su oficina a atender sus pendientes. "Ya tendremos tiempo de hablar", se dijo a sí mismo.
La mañana fue infernal ya que su padre había dejado muchos pendientes, los cuales estaban acumulados desde el tiempo en el que él se fue. Se daba cuenta lo irresponsable que había sido. En adelante cuidaría muy bien los intereses de la empresa, era su futuro y el de su familia.

La jornada fue movida, tuvo que salir un par de veces para cumplir con sus compromisos con potenciales clientes y a última de la tarde tenía una reunión importante con los representantes de otra empresa los que querían fusionarse para poder extenderse. Si este acuerdo se llevaba a cabo, Nigel Corp pasaría a otro nivel. Al no estar su padre, Josh era el representante para realizar este tipo de transacción. Demostró puntualidad y fue muy prolijo al exponer los puntos más importantes del acuerdo.

Finalmente, todo había salido a pedir de boca.

—Bien, entonces podemos firmar de una vez, señores —expresaba a los dos hombres con traje impecable que estaban sentados del otro lado del escritorio. Les extendió la mano a modo de saludo.
—Nos gustaría beber algo, si no te importa. Debemos festejar este pequeño acuerdo que calculamos será un gran paso para ambas compañías —estaba hablando el más joven de ellos.
—Por supuesto, tienen ustedes razón —apretó el intercomunicador para pedirle a Silvy que les trajera las bebidas. No contestó nadie. No le quedó más remedio que llamar a Maia.
—Señor —contestó fríamente del otro lado.
—Maia, trae un whisky y tres vasos para los señores aquí presentes por favor
—Como no, jefe-dijo en un tono tan sarcástico que casi le arranca una sonrisa delante de los otros.


Al entrar Maia con una bandeja los tres hombres se dieron vuelta. Era la primera vez que Josh vio como contrincantes a otros hombres. No imaginó que Maia atrajera tantas miradas. Estaba el tema con Rick también, ya había notado los ojos libidinosos que se dirigían a Maia desde el día en el que la vio trabajar allí y también cuando iba a casa. Y es que resulta ser que esta antes muchacha mal vestida y mojigata había florecido en el último tiempo. Sus formas eran más redondeadas y era tan pulcra para vestir que a pesar de su sencillez podía apreciarse su belleza interior tanto como la externa. Su piel era perfecta por lo que no necesitaba maquillaje para ocultar ni mejorar nada.

El color de su blusa le resaltaba notoriamente sus ojos y su piel parecía brillar con una luz propia. "Es tan hermosa", pensó mientras la seguía en los movimientos. Nadie dijo nada mientras la muchacha acomodaba los vasos y la botella en una mesita. El primero en salir del sopor fue Josh y no quiso imaginarse los sucios pensamientos de los otros dos.  
—Deja la bandeja, por favor. Yo me haré cargo —le dijo haciendo que saliera rápidamente. No quería seguir exponiéndola ni tampoco incitar a sus partes íntimas a salir a traslucir en esos momentos. Al momento de entrar sintió una puntada allí abajo que pensó que no podría controlarla. Se quedó pegada a su mente y no pudo dejar de pensar en ella.
Al despedirse de los socios luego de brindar por el acuerdo tan favorable que había hecho volvió a llamar a Maia. Silencio.
Salió a espiar y solo estaba Silvy quien ya había regresado de hacer sus trámites. Miró la hora. "Es tardísimo", hace rato había pasado la hora de salida. Maia se había retirado cuando se cumplió su hora. Entró maldiciendo por lo bajo. Otro día más que lo dejaría sin poder hablar...

Hace dos años

La última semana en el instituto llegaba a su fin. El aire festivo estaba en el aire para todos menos para dos alumnos del último año. Maia estaba devastada por lo que había sucedido en el aula, aún así asistió hasta el último día de clases dando muestras de su gran coraje. Josh luchaba contrarreloj para que no se alejara de su vida. Había acudido a la empresa días antes husmeando por los diferentes departamentos para interiorizarse acerca de su pasantía y la de su hermana, quienes la tenían asegurada por ser los hijos del dueño. Buscaba desesperadamente que se generara una vacante para poder tener a Maia trabajando con él y evitar que se alejara hacia nuevos rumbos.
Finalmente logró convencer a la jefa de recursos humanos, no sin antes hacer despliegue de su sonrisa seductora y sus aires de galán de que era necesario alguien más para que "hiciera su trabajo", según expresaba abiertamente. Convenció a todos que Maia era la mejor opción y fue así que consiguió una notificación la cual vio con sus propios ojos cuando fue depositada en sus manos el día del acto de graduación.
Se sintió decepcionado cuando observó que lo guardó en el bolso sin siquiera mirar el sobre entregado. Estuvo con los dedos cruzados durante días esperando a que se presentara el día de la convocatoria pero no apareció...




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