El Pasado Nos Condena

Capítulo 32: No me pidas que me enoje

Josh regresó muy tarde a casa. Hizo ruido al entrar por lo que Maia, quien se encontraba dando la última ojeada a Michael antes de irse a dormir se sorprendió. Tal vez había entrado un extraño, se dijo asustada. Luego lo pensó mejor y se dijo que era imposible burlar la seguridad de la entrada. Escuchó risitas y voces. Lauren hace rato que se había ido a dormir. Se asomó al pie de la escalera y vio a Josh pasando su brazo por los hombros de una mujer bellísima quien se reía de sus chistes. Sintió una punzada en el pecho que le impedía respirar. "Era obvio que esto iba a pasar, no puedo esperar nada de él" , se dijo con los ánimos bajos. "Te amo", resonaba en su mente esa misma voz que ahora hablaba con los mismos susurros con los que le había hablado a ella.
Los tortolitos se dirigieron a la cocina. Tuvo curiosidad por saber que pasaba, era extraño que no la hubiera llevado directamente a la habitación. Se acercó pensando en la excusa que pondría cuando la vieran allí. Él se encontraba sentado de espaldas a ella apoyado uno de sus brazos en la mesa y con la otra sostenía algo en el costado de su cabeza. La mujer estaba de frente y advirtiendo la presencia de Maia le hizo señas. Ésta casi lanza un grito al ver el rostro hinchado y amoratado de Josh.
—Por Dios, ¿qué pasó? —le preguntó tapándose la boca de la impresión.
—Maia, vete por favor —pidió él sin siquiera mirarla. Sus ojos rezumaban un fuego furioso.
—Así que por esta es por la que te peleaste, ¿eh? —decía la atrevida plástica que mascaba chicle exageradamente.
—¿C-cómo? No entiendo... —era cierto, no sabía que había pasado y por que ella sería la culpable del estado calamitoso en el que se encontraba.
—Vete, Maia. No quiero hablar ahora —siguió diciendo
—P-pero...¿ quién te hizo eso? ¿por qué estas así? —insistió desconociendo lo que causaba en él.
—¡MAIA, VETEE!!!! —pegó un grito que dejó a ambas chicas mudas, Maia sintió como las lágrimas calientes corrían por sus mejillas. Nunca la había tratado de esa manera, se podía acostumbrar a los silencios e indiferencias pero no a este gesto tan violento de su parte. Salió corriendo sin mirar atrás y se encerró en su habitación.
Josh quedó jadeando de ira e impotencia. Su acompañante quiso acariciarlo pero él corrió su mano violentamente.
—Será mejor que te vayas.
—P-pero...me prometiste que pasaríamos la noche si te traía.
—Lo siento, ahora no puedo. Estoy muy dolorido y el medicamento que tomé me hará dormir en un instante —se levantó pesadamente y se dirigió al pie de la escalera sin voltear siguiera
—Cierra al salir, por favor —ordenó a la mujer que se quedó estática en donde estaba. Tiró unos billetes al suelo y subió. La muchacha lo miró mientras subía. La furia creció en su interior, no era posible que él la rechazara de esa manera.

Los recuerdos de horas antes venían como ráfagas a su memoria.

Lo había visto deambular por la calle con la cara rota luego de una pelea con un tal Rick al cual tampoco conocía. Le pareció un muchacho bien parado, hermoso, alto, musculoso que se tapaba la cara allí donde tenía un tajo lleno de sangre seca quien le dijo que por favor lo ayudara a llegar a su casa. Cuando encararon para la zona de los ricos no podía creer su suerte. Este tipo no era cualquiera, estaba segura de que tenía mucho dinero. debía aprovechar la ocasión.
Recogió el dinero del suelo pues realmente lo necesitaba. Tuvo que tragarse el orgullo y se dirigió a la entrada sumida en sus cavilaciones. "Ya nos volveremos a ver, Josh"...no sabes con quien te metiste" amenazó.


Al día siguiente durante el desayuno Josh explicó a Lauren que se había cruzado con un tipo en el camino que lo insultó y no quedó otra que irse a los puños con él. Ambos habían quedado lastimados y había extraviado durante la pelea las llaves del auto por lo que pidió ayuda a una muchacha que pasaba por allí. Lauren estaba sorprendida. Nunca había visto a su hermano entablar peleas con nadie, ni siquiera en su época de adolescente. Siempre se llevaba bien con todos y no era de los que buscaban roña. Tomó el último sorbo de café para salir volando a la oficina. Josh se tardó un poco más. Estaba inquieto y miraba a cada rato las escaleras. Esperaba a que ella bajara para explicarle...




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