Un buen trecho lo hicieron en el auto. En cierta zona, caminaron por las calles poco transitadas hasta llegar a los carritos callejeros donde comieron la hamburguesa el día de la borrachera de Maia.
—¿De dónde conoces este lugar? —preguntó sorprendida. El estirado este no podía comer en un lugar como ese.
—Encarguemos y luego hablamos de todo. Te explicaré desde el principio.
Maia no podía creer todo lo que había pasado el día del baile. No se reconocía en la intrépida muchacha de la que le hablaba Josh. Era la primera vez que pasaban tanto tiempo juntos...y sin nadie más alrededor. Se pasó ruborizada el resto de la comida.
—No te creo, estás mintiendo.
—Es la verdad, ¿por que inventaría algo así?
—Porque eres un patán y un ególatra que busca atención todo el tiempo sobre sí mismo.
—¿Y qué ganaría con ello?
—Anotar puntos a tu favor en alguna competencia que tienes con otras igual o más patanes que tú —Josh se rio de su ocurrencia. ¿De verdad ella tenía esa imagen de él?
—¿Vas a negarme que le contaste a Rick que estuvimos en tu habitación? —sintió que el calor subía a su rostro.
—Por supuesto que no dije nada. ¿Cómo se te ocurre?¿No te diste cuenta que todo el tiempo he intentado alejar a Rick de tí?
—Pues no tengo idea de lo que hablas. ¿Alejarlo de mí? Pero si él ni me mira. Soy la rara del instituto, Josh. Mírame. Ya creo que debes bajarle a tu histeria.
Josh hizo lo que ella le pidió. La miró sin dejar un espacio y ella se sintió cohibida. Trato de replicar pero no le salían las palabras. Se sentía tan avergonzada.
—Te miro, Maia. Te miro cada día. También te mira Rick y mis socios el otro día te querían comer con la mirada cuando entraste, por eso te pedí que salieras. Piensas que eras invisible pero no lo eres. Nunca lo fuiste.
—P-pero, yo no soy como las chicas de tu clase, no soy como las muchachas con las que te revolcabas en el instituto ni las que llevaste a tu casa o a la oficina. Yo no tengo nada, no me parezco en nada.
—Precisamente por eso, Maia. Eres especial, eres diferente...y eso te hace única.
La sinceridad con la que salieron las palabras hizo desequilibrar a ambos. Había soltado todo tan espontáneamente que al final parecía ser verdad. Maia pensó que eso no lo pudo haber ensayado o estaba tan acostumbrado a conquistar mujeres que las palabras estaban allí por la práctica.
Para pasar el rato incómodo, Josh pidió la cuenta.
—¿Adónde quieres ir?
—¿A casa? Creo que ya es muy tarde. Debo ver a Michael.
—Caminemos un rato más. Hasta cruzar el parque que está enfrente. Tengo más para decirte...—dijo un tanto nervioso. No se había sentido tímido ante una mujer en mucho tiempo.
Ella accedió.
Caminaron lentamente hablando de trivialidades mientras caía la tarde hasta casi convertirse en noche. Muchas barreras que habían surgido entre ambos estaban rompiéndose sin dudas.
Josh
"No puedo dejar de admirar a esta mujer. Tiene una entereza como pocas que he conocido. Es transparente, seria, inteligente y no hueca, no pide nada ni espera nada tampoco. Aún es retraída en el tema de las relaciones humanas, creo que nunca ha hablado con ningún hombre a solas o de esta forma tan íntima como lo hemos hecho hoy. Me sorprende que una muchacha tan encantadora no haya atraído a otros buitres como Rick, los ha sabido mantener a raya seguramente con su entereza. Definitivamente ella no es una mujer que sirva para ser usada. Es alguien por la que vale la pena luchar. Maldición, debo quitarme esta carga de encima y avanzar. Ambos merecemos ser felices."
Editado: 14.03.2022