Diario
"No puedo creer que estuve a punto de entregarme a Josh. Lo deseo tanto pero aún no me fío de que él quiera algo serio conmigo. ¿Y si solo quiere estar conmigo para llevarse una especie de "trofeo"? ¿Y si solo soy una apuesta entre el y Rick? No, no, noo. Un chico como él jamás jamás se fijaría en alguien como yo. Es imposible. Y si lo hago una vez tal vez tenga que olvidarme para siempre porque luego me despreciará y me dejará toda enamorada y arrebolada y destruida. Y no creo que pueda volver a construirme...debo pensar, tengo que ser fuerte y no dejarme llevar."
El señor Nigel y Leah llegaron al otro día muy temprano. Leah trató de detenerlo pero éste subió furioso por las escaleras directo a la habitación de Josh. Entró sin preámbulos y con su voz de tenor gritó:
—Josh, arriba. ¡Tenemos que hablar ya!
—Papá, ¿ qué pasó?
—Sin preguntas. Te espero en el despacho.
Leah, por su parte, se encargó de llamar a Lauren y a Maia y convocarlas de inmediato para una reunión urgente.
—Mamá, ¿ qué pasó? ¿Por qué regresaron tan pronto? —la abrazó con fuerza y se dio cuenta cuanto la había extrañado.
—Hay problemas con la empresa, hija. Hablaremos todos en el despacho. Vístete rápido y te espero allá.
Cuando entró Josh aún adormilado con un terrible dolor de cabeza vio a su furibundo padre con la cara roja de ira. Maia ya estaba allí de pie al lado de su madre y Lauren aparecía bostezando despreocupadamente.
—¿Por qué me despiertan tan temprano? ¡Por Dios, deben ser las 5 de la mañana! —se sentó en uno de los sofás con las piernas levantadas sobre uno de los apoya brazos.
—Cállate, Lauren. Esto es algo muy serio —dijo fulminándola con la mirada. Lauren se estremeció, nunca había visto a su padre tan enojado. Leah le hizo un casi imperceptible ademán de que se calmara, a lo que él tomó aire profundamente y empezó.
—Quiero saber que paso con Rick Summer. Estamos en graves problemas. Su padre ha decidido retirar sus camiones y cargueros de la empresa y además vender sus acciones porque está molesto con nuestra familia. Dijo que tú —señaló con el índice a Josh —golpeaste a su hijo por líos por una mujer. ¿Desde cuándo tú andas peleando con alguien por la competencia? —bramó mientras contraía los puños.
—¿Quieres que te explique o vas a acusarme directamente, papá? —replicó haciendo un rictus amargo, cerrando los ojos fuertemente para no descontrolarse.
—Papá, fue Rick el que golpeó a Josh, o al menos eso es lo que él me dijo —replicó Lauren mientras apuntaba hacia Josh quien la miró mostrando el blanco de los ojos.
—Yo puedo explicarle lo que pasó, señor Nigel —dijo una voz menudita parada en un rincón.
El señor Nigel se dio vuelta ciento ochenta grados y miró a Maia fijamente. Su madre apretó sus hombros, ya que la tenía abrazada para protegerla de la furiosa voz de su esposo.
—Escucho.
Y empezó con todo el relato de lo ocurrido ese día cuando la boda llegó a su fin y como Rick intentó abusar de ella, se levantó la ropa para mostrar las marcas que le dejaron los tironeos para quitarle la ropa apresuradamente. Esto lo hizo sin levantar la vista pues sentía como dos fuegos oscuros la miraban allí donde tenía la piel descubierta. La boca del señor Nigel se abrió hasta una dimensión imposible sin poder dar crédito a lo que escuchaba. Su madre empezó a largar una lágrimas apenas perceptibles y silenciosas mientras escuchaba a su hija.
Josh apretaba cada vez más los puños y parecía que la mandíbula le estallaría de la bronca que tenía. Era la primera vez que escuchaba la historia completa pues Maia desde ese día estuvo retraída y no quiso contar nada, es más, estuvo enojada porque supuso que él no le creyó.
—Vamos, Maia. No te hagas. ¿Por qué mientes? ¿Qué es lo que quieres lograr? ¿Dinero? ¿Fama? solo dilo, pero creo que no hace falta que ensucies a Rick para conseguirlo —dijo irritada Lauren quien al fin se puso en pie.
—N estoy mintiendo. Lauren, ¡eres mujer! ¿Por qué lo defiendes? —lloró amargamente Maia.
—Voy a ponértelo así, querida. ¿Vas a hacernos creer que el dios Rick, por el que todas las mujeres babean va a querer hacerlo contigo? —dijo moviendo la boca sarcásticamente —¿Te has mirado últimamente al espejo, Maia?
De pronto sintió que una mano aprisionaba con fuerza su muñeca y vio unos ojos vueltos fuego.
—Vas a disculparte con ella —gritó furioso Josh. La arrastró hasta enfrentarla a Maia.
—¡Josh! ¡Cálmate! Yo arreglaré esto con Lauren. Vuelvan a sus lugares. —bramó por su parte el señor Nigel —necesito saber que pasó después.
—Sé que me sobrepasé, papá. Pero tenía que hacerle ver al idiota ese que no puede venir a casa a hacer lo que se le venga en gana. Había bebido con los socios con los que había cerrado el trato de "Chintx" y recordé lo que Rick hizo. Fui a buscarlo a su apartamento y le pedí explicaciones. El infeliz se rio en mi cara, papá. Nos fuimos a los puños pero él también me golpeó.
—Es cierto, señor Nigel. Yo bajé esa noche y vi la cara de Josh morada y con un tajo lleno de sangre.
—Voy a llamar a mi abogado, van a contarle todo como lo están haciendo aquí y veremos como solucionamos este dilema que nos va a llevar a la ruina. Summer representa la mitad de nuestros clientes. No podemos perderlos ahora. Los necesito listos para ir a la empresa en una hora. Los quiero frescos y con toda la energía porque tenemos una jornada larga y laboriosa.
En un rincón, como olvidadas, Leah abrazaba a su hija con lágrimas en los ojos. No podía creer que su hija esté pasando por la misma situación de hace más de dos años. Estaba sumida en una especie de maldición. Se sintió culpable por sentirse tan feliz al lado de un hombre como Carl mientras su hija padecía el acoso de un macho que se creía que podía llevarse el mundo por delante.
—Nunca más pasaremos por esto, Maia. Mírame —le pidió levantándole el rostro para mirarla. —Te prometo que no volverás a vivir esto en tu vida. Mereces ser tan feliz o más que yo —a lo que se abrazaron fuertemente y se prendieron fuertemente a la promesa que quedó latente en el aire.
Editado: 14.03.2022