El Pasado Nos Condena

Capítulo 39: Que si el invierno viene frío

Josh

Escucho a lo lejos un sonido que rebota en mi cabeza. Trato de espantarlo con mi mano libre pero no se va. Termino de despertar y me doy con que es un celular que vibra. Apenas puedo abrir los ojos, la luz que entra por la ventana me encandila. Estoy boca abajo en una cama que no es la mía y a mi lado miro extrañado la figura de una mujer de espaldas cubierta con las mantas. El teléfono suena de su lado por lo que la zamarroneo un poco para despertarla. Es inaguantable el ruido. Ella se remueve un poco quejándose despacito. Al reconocer su voz me quedo de una pieza. ¿Maia? ¿ qué diablos hago durmiendo con Maia? Me siento en la cama sobresaltado y veo que estoy solo con ropa interior. Veo mi ropa tirada a un costado y empiezo a vestirme. Trato de pensar a toda velocidad como hice para llegar hasta aquí, solo espero no haberme desbocado o algo peor en medio de mi borrachera.

—Maldición, maldición —mascullo por lo bajo mientras termino de recoger todo. Veo que ella sigue en la misma posición y el teléfono ha dejado de sonar. Es un alivio para mis oídos. Debo salir de aquí antes que alguien me vea. No sé que paso y espero no sea lo que me estoy imaginando. Salgo lo más rápido que me dan las piernas, ya pronto será hora de ir a trabajar.

Maia

Escuché maldecir a Josh en cuanto despertó. No puedo negar que me dolió en el alma su actitud. Esperaba otra cosa pero Josh es Josh y así quedará. Me dolía un poco el cuerpo por lo rígida que estuve toda la noche intentando huir de su abrazo, de sus caricias. Cuando parecía que ya iba a dormir, empezaba a tantear con uno de sus brazos y se acercaba para abrazarme. Nada podía hacer para quitarlo pues era muy pesado y no tenía fuerzas. En medio de su borrachera debió haberse imaginado que estaba con alguna de sus amantes pues en algún momento quiso besar mi cuello pero enseguida lo aparté. Me sorprendió que en algún momento murmurara mi nombre pero seguro fue producto de mi imaginación. era imposible que yo esté en los sueños de Josh Nigel...


La mañana transcurrió bastante incómoda para ambos. Josh fue a su habitación, se duchó y se cambió para dirigirse directamente a la oficina, no quería escuchar reclamos de ningún tipo en la mesa del desayuno. Maia se tardó más de lo normal. Alargaba el momento de tener que enfrentarse a la familia si es que se hubieran enterado que Josh salió de su habitación. Aparentemente todo estaba en orden. Josh ya no estaba y todos desayunaron tranquilos, nadie comentó nada. Suspiró aliviada y se apresuró pues ya llegaba tarde.
Se puso a arreglar los pendientes del día anterior pues el malestar que le dio por toda la situación con Rick la había hecho atrasar con el trabajo. Estuvo media mañana intentando completar lo que faltaba. Josh por su parte tenía una serie de reuniones importantes. Estaban contrarreloj para buscar nuevos inversores para la empresa. Ni siquiera se miraron. La situación de por sí ya era incómoda. 

Se preguntaban cuanto iba a durar. En algún momento se cruzarían. ¿Y luego qué?




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