Josh
Justo cuando estaba logrando que se encendiera de nuevo entró la llamada de Leah. Michael estaba en el hospital. No puedo describir el dolor en el llanto de ella. Fui el primero en reaccionar, a pesar de que solo pensaba en hacerla mía me moví rápido ya que ella lo único que hacía era llorar.
—Maia, Maia, escúchame. Vístete y te llevaré al hospital. ¡Reacciona! —La removí un tanto brusco de los hombros porque parecía fuera de sí.
Ella comenzó a vestirse temblando. Yo me vestí como un rayo, tomé las llaves del auto y prácticamente la arrastré hasta el ascensor. La abracé hasta que llegamos al auto y allí lloró silenciosamente. Mi padre me había enviado un mensaje diciendo donde estaban y que llevara a Maia inmediatamente. No sabíamos lo que había pasado y no quería imaginar lo peor. Me había encariñado con el pequeño, era muy vivaz y simpático.
Al llegar, Maia y Leah se abrazaron llorando. Pregunté a mi padre que en ese momento era el más tranquilo lo que había sucedido.
—Michael convulsionó. Aparentemente le dio mucha fiebre y eso desencadenó el ataque. Pero ya estaba estable. Debían hacerle unos estudios para determinar la causa y las consecuencias.
Mi padre nos observaba silenciosamente primero a Maia y luego a mí como si nos estuviera analizando. Era un viejo zorro y seguro sospechó lo que habíamos estado haciendo. Me era imposible no sentir el aroma de la piel de Maia. Esa mujer me estaba enloqueciendo. Maldije por dentro que todo estuviera en nuestra contra. El hecho de que nuestros padres se casaran y fuéramos prácticamente familia y de mi fama como mujeriego y como actué siempre con ella. Eran cosas que estaban en mi contra.
—Familia de Michael Low —salió el médico de una sala
—Nosotros, doctor —dijo Leah acercándose del brazo con Maia.
—Debo decirles que la evolución de Michael es favorable. Hemos hecho estudios y aparentemente no hubo daño cerebral ni de otro tipo por las convulsiones y éstas se debieron a una infección del oído lo que hizo que se le subiera la temperatura corporal hasta altos grados.
Todos suspiramos aliviados. Estábamos conteniendo la respiración.
—Voy a recetar un antibiótico y un antipirético y lo traerán periódicamente a controles con un pediatra hasta que la infección desaparezca y sepamos que está fuera de peligro. Por ahora, pueden llevarlo a casa. La medicación que le dimos tendría que actuar las siguientes 12 horas.
Leah y Maia se abrazaron en una mezcla de lágrimas y risas. Trajeron a Michael y Maia no quiso desprenderse de él. Era increíble el vínculo que tenía con su hermanito pequeño. Decidieron irse en el auto de papá por lo que hube de manejar solo hasta la casa.
Los dos días siguientes Maia pidió permiso en el trabajo para dedicarse a atender a Michael por lo que mis esperanzas de hablar y estar con ella se fueron por la borda. Debía ser paciente ahora más que nunca, ya había esperado tanto, no le hacían un par de días más aunque el recuerdo de su cuerpo bajo el mío, su piel y sus suspiros seguían atosigándome en todo momento. Fue la mejor experiencia que tuve porque definitivamente, era la primera vez que amaba a una mujer y eso le daba un ingrediente extra al sexo. No podía negarlo más, estaba enamorado de Maia Low...
Maia
Es el tercer día desde que Michael se enfermó y los antibióticos han revertido favorablemente la infección. Mi chiquito vuelve a ser el niño sonriente y adorable de siempre. Me sentí tan culpable de estarla pasando bien con el amor de mi vida mientras que él estaba sufriendo que no hacía más que recriminarme lo egoísta que fui. No merecía ser tan feliz cuando mi hijo estaba tan mal.
Me he cruzado muy poco con Josh estos días, estuve enfrascada en atender a mi niño que por supuesto es lo más importante en mi vida. Le prometí que estaría siempre para él desde el día en que me enteré que estaba embarazada y eso no va a cambiar. Besé su carita dormida y cuando iba a retirarme entró mi madre. No habíamos tenido tiempo de hablar y estaba segura, por su mirada, que quería preguntarme acerca de Josh. Yo la andaba esquivando porque me ardía la cara. ¿Cómo le cuentas a tu madre que te acostaste con quien te hizo tanto daño?
—Es precioso cuando duerme —dijo dulcemente mirando y acariciando su cabecita.
—Sii...es tan adorable mi hermoso bebé —suspiré para resaltar lo que sentía por él —Iré a descansar un rato, mamá —quise alejarme pero su tono de voz hizo que me detuviera en seco.
—Vas a decirme ahora mismo lo que pasó con Josh —no sabía como encarar el tema. Para mí era tan vergonzoso. No era cómodo hablar con tu madre acerca de estas cosas mas aún si nunca antes había tenido una experiencia similar.
—Pasó lo que tenía que pasar, mamá —agaché la mirada y jugueteaba con la mantita tejida de Michael.
—¿Y era necesario que pasara? —no sabía como responder a eso.
—Si, mamá. era necesario estar con Josh para darme cuenta realmente de lo que sentía por él. Durante años lo amé en silencio, soportando las burlas de todos que me hicieron creer de que no lo merecía.. —hice una pausa porque las lágrimas amenazaban salir.
—¿Pero sabes que? Me di cuenta que soy tan buena para él como cualquier otra. Me dí cuenta que puedo encender a un hombre y permitir que me ame, aunque sea por un momento —continué.
—¿Por qué lo dices? ¿Acaso crees que él te tire como un trapo usado como hizo con toda mujer que se le cruzó en el camino? —entendí su tono sarcástico. Estaba muy enojada, conocía muy bien a Leah Low.
—No sé, mamá. No sé y en estos momentos no me importa. Lo que importan son los recuerdos que ahora guardo de él y de lo que vivimos en esos momentos. Yo no le pedí nada y él tampoco me lo ofreció. Será lo que deba ser. Yo no pido nada. Y si eso fue todo, pues así será porque ya no puedo volver el tiempo atrás y tampoco puedo dejar de amarlo.
—Por lo que ví, aun no le has dicho la verdad. Maia Low, estás jugando con fuego.
—Lo sé mama, lo sé. Y si me quemo pues...moriré en esa hoguera. No tengo vuelta atrás...
Editado: 14.03.2022