Desde aquel día las cosas habían cambiado en casa de los Nigel. Se notaba la desesperanza y el pesar entre sus paredes. Leah se sentía triste por la ausencia de su hija quien ya había establecido una rutina diaria a la que tenía acostumbrados a todos, Chris extrañaba a su hermana incluso cuando se encontraban durante la semana en el parque cuando llevaba a Michael para sus paseos juntos. El señor Nigel empezó a extrañarla también en la oficina, nada era igual sin ella. Estaba mal acostumbrado a la efectividad y eficiencia de la muchacha al realizar sus tareas pero nada podía hacer, solo tiempo, algo que cada vez tenía menos. Quería disfrutar de su familia lo que pudiera. La vida le había regalado una oportunidad de volver a disfrutar de las pequeñas cosas y también estaba triste por el sufrimiento de su hijo.
Josh era como un fantasma silencioso al que cada vez veía menos. Cuando llegaba muy temprano a la oficina ya estaba enfrascado en el ajetreo y lo evitaba. No quería hablar con nadie, huía a cualquier reunión o viaje corto para solucionar algún problema y varias veces había acudido a beber en bares, ocasionando que el joven tuviera unas sombras espesas bajo los ojos y estuviera siempre ausente. Debía intentar hablar urgente con él y con Maia, esto los estaba dañando a todos y afectaba incluso el futuro de la empresa.
Maia buscó un pequeño apartamento de un ambiente a unas cuadras de Nigel Corp con un mínimo y necesario mobiliario. Por ahora se resignó a vivir un par de meses sin Michael, aunque su madre lo llevaba adonde pudieran encontrarse casi a diario y dos veces al menos Chris lo llevaba a un parque en donde tenía oportunidad de verlos a ambos y hablar de sus tareas diarias, su hermano estaba aún sumido en sus rebeldías propias de la adolescencia pero con ella siempre se sentía más desenvuelto y confiaba algunos secretillos que su madre no podía enterarse, tenían una gran complicidad.
Maia tenía unos días más para pensar en lo que iba a hacer con el trabajo. Las dos semanas habían pasado a pasos lentos y el dolor en su corazón seguía ahí. Tenía cientos de llamadas y mensajes de Josh pero no había leído ninguno ni atendido sus llamadas. Les había pedido a su madre y al señor Nigel que no le revelaran donde vivía pues no quería volver a verlo. Por eso era tan difícil el tema del trabajo, estar allí significaba el dolor de verlo a diario. Suspiró mientras acomodaba unas cajas que aun quedaban por guardar ya que la mayor parte del tiempo se la había pasado llorando tirada en la cama como si fuera lo único que existía. Debía recuperarse, no por ella sino por el niño. Ya estaba preparando su cuarto para llevarlo a vivir con ella. El tema es como haría para cuidarlo si debía volver a trabajar. Suspiró mientras ponía manos a la obra.
Poco a poco empezó a salir de su letargo, el silencio al que estaba sometida propia de la nueva vida en soledad que se había autoimpuesto le sirvió para limpiarse el alma. Pudo sentir la brisa de una nueva paz que empezaba a inundarla de a poco pero los recuerdos volvían y se aumentaba en ellos la presencia de Josh en ese momento tan fatídico de su vida. Si tan solo hubiera intervenido, si tan solo...todos los tan solo que se imaginaba llegaban a un lugar: a no tener a Michael en su vida y eso la atormentaba. Vivir sin ese niño llenando sus días no era posible bajo ningún concepto. Su existencia llegó para suavizar el hecho traumático que permitió que estuviera en este mundo. Era momento de afrontarlo. Le pidió al señor Nigel continuar trabajando en lo que pudiera desde casa hasta que se sintiera lista para tomar una decisión.
Josh
Me estoy volviendo loco sin verla. SAbía que esto sería duro pero me está costando más de lo que pude imaginarme. Duele, duele mucho estar lejos de ella. Los años que no la ví mientras pasaba su embarazo y post parto hasta que regresó me conformé con otras mujeres para intentar llenar el vacío de su ausencia. Pero ahora que la he probado, que estuvo en mis brazos, nada es igual. Siento que no podré volver a estar con ninguna otra mujer.
Me cuesta cada vez más concentrarme en el trabajo, aunque han habido avances y en este último mes hemos logrado remontar la empresa con mucho esfuerzo. Sé por mi padre que ella está haciendo apoyo logístico a distancia, a menudo he visto su firma y sus correos electrónicos enviando o recepcionando documentación. Quien hubiera pensado que se haría tan indispensable para todos, para Nigel corp y para mí mismo. Mis sueños han parado un tanto, me dan tregua algunas noches en las que otros los reemplazan. Sueño con su piel, con la suavidad de sus labios y su cuerpo, sueño con sus ojos mientras de fondo en el mismo sueño puedo escuchar la letra de una canción que versa: "¿Recordará todavía tu boca el sabor de mi amor?
¿Sonreirán todavía tus ojos desde tus mejillas?"
No solo mi boca la recuerda, otras partes de mi cuerpo también se hace dar a conocer en cualquier momento del día, a veces inesperadamente o el solo hecho de pensarla. Me estoy enloqueciendo por verla pero no debo presionarla, el tiempo debe poder curar las heridas que nos hemos hecho.
Solo hay una cosa que puedo hacer para que ella regrese a mí, aunque no vuelva a querer saber nada de mí pero la necesito cerca, quiero tenerla rondando mi espacio, mi oficina, mi casa. Si eso merezco por haber callado tanto tiempo, lo aceptaré. Lo que no puedo hacer es privarme de saber que está cerca.
Busco desesperado lo que necesito en el buscador de internet y consigo al fin lo que quiero. Levanto el tubo del teléfono y hago una llamada.
Editado: 14.03.2022