El Pasado Nos Condena

Capítulo 64: Me voy a desprender de una vez

Maia

—¿Cuándo pensabas contarme? —fue lo primero que me dijo mi madre apenas salió Josh. Ni siquiera se acercó a darme un beso como siempre lo hacía al verme.

—No sé de que habl.... —fui brutalmente interrumpida con su tono bastante más elevado de lo habitual.

—No creas que soy tan estúpida, Maia. ¿De dónde saliste? ¿Te materializaste aquí y ya? ¿Crees que no sé que pasaste la noche en la habitación de Josh?  —miles de excusas se atropellan en mi cabeza pero sé que es inútil. No es posible tapar el sol con un dedo.

—Estuvimos juntos. Asistimos a la cena de presentación de mi proyecto. ¿Sabes lo que fue eso, mamá? ¡Fue alucinante! Mi nombre fue repetido un montón de veces como co-autora de uno de los proyectos más importantes del mundo de las empresas!  —estaba realmente entusiasmada, aun me seguía corriendo la emoción por las venas.

—Te felicito, mi amor. Me alegro que al fin estés cumpliendo con tus metas. Pero eso no quita que tienes una relación con Josh.

—No tenemos ninguna relación...nosotros solo...

—¿Eres solo una de las golfas a la que se tira cuando tiene ganas? ¿En eso te has convertido? —esas palabras sonaron como una cachetada. Me quedé muda sin saber que decir ni como reaccionar. Ella jamás se había dirigido a mí de esa manera. Sentí como las lágrimas empezaban a quemar mis mejillas.

—Lo amo, mamá. ¿Por qué te cuesta tanto aceptar eso? —dije como el llanto pudo dejarme hablar.

—Eso no es amor, el amor es de a dos, y con eso no se juega. Cuando se aburra de tí, ¿qué harás? —sonaba realmente enojada, era una nueva Leah la que estaba frente a mí.

—No lo sé, mamá. No sé..yo, solo me dejo llevar, como nunca antes lo hice, siempre me enseñaste a que debo enfrentar todo con frialdad..¿y los sentimientos? ¿y lo que hay en el corazón? Casi no le doy una oportunidad a lo que sentí por él durante tanto tiempo...—no podía seguir hablando, terribles temblores atravesaban mi cuerpo por el dolor que la charla me ocasionaba.

—Saldrás lastimada, hija. Otra vez te va a romper el corazón. No podría soportar verte sufrir más —me acaricia las mejillas, apartando los restos de lágrimas.

—Esta vez no será así —somos interrumpidas por una conocida voz. Josh está parado en el umbral de la puerta observando el cuadro madre-hija.

—No mientas, Josh. Ambos sabemos que no eres capaz de entablar una relación duradera. Tú lo único que has hecho ha sido burlarte de mi hija —es la primera vez que veo a mi madre convertida en una leona defendiéndome.

—Le prometo que voy a cumplir con Maia, Leah. Si ello lo permite, por supuesto —gira sus bellos ojos buscando los míos. Es tan fuerte su presencia que no puedo hacer más que agachar la vista y rogar que se haga un agujero en el piso en ese preciso instante que me tragara y evitara el momento que estaba viviendo. No me sentía preparada para afrontar ni enfrentar un momento así. Nunca hablamos con Josh acerca de nuestra relación. Todo se dio espontáneamente, fue fuego y lujuria nada más.

En ese momento apareció el señor Nigel por detrás.

—Mi hijo dice la verdad. Está dispuesto a responder ante Maia, amor. Esta vez va a hacerlo bien, confío en él —se acerca con los brazos estirados hasta donde está su esposa tomándola dulcemente del rostro. El amor que emanan esos dos me dan envidia.

—Es verdad, Leah. Puedes creerme. Y tú también —es Josh quien toma la palabra y se dirige a mí tomándome de las manos. Mi cuerpo tiembla involuntariamente ante su toque y ante su forma de hablarme.  ¿Josh Nigel romántico? jamás lo hubiera imaginado.

—Te amo, Maia. Y quiero decirte delante de todos, de cualquiera que quiera escucharlo, pero más me interesa que tú me creas —su vista de negras llamas sigue fija en mí esperando una respuesta.

—Y-yo...no sé que decir —estoy segura que mis mejillas están rojas por el calor que siento en esa parte.

—No es necesario que digas nada ahora. Seguiremos conociéndonos si tú quieres, si me dejas. Hace tiempo que deseo esto y ahora que tengo oportunidad contigo no quiero desperdiciarla —me parecen tan tiernas sus palabras que no puedo evitar que de nuevo salgan más lágrimas. Leah y el señor Nigel se encuentran expectantes, mirándonos con una dulzura que no ví nunca en ellos.

—Bien, bien, tortolitos. Pueden continuar en otro momento con su charla romántica. Es tarde y hay mucho trabajo por adelantar —por suerte el señor Nigel es un hombre tan inteligente que nos saca del momento incómodo. Me suelto de las manos de Josh que aun seguían pegadas a las mías. Todos vamos a trabajar y por el resto del día esperaba que siguiera su ritmo de siempre. Hoy tocaba llevar a Michael al parque y ahora, sorpresivamente, tuvimos a alguien más que se ofreció a acompañarnos, Josh.

Josh


Fuimos a llevar al niño al parque. Me extasiaba al escuchar sus risitas inocentes, se lo notaba realmente feliz. Nos sentamos en un banco cerca a observarlo, muy pegaditos.

—Maia, tenemos que hablar del padre de Michael —le dije y ella se revolvió nerviosa en el lugar. Abrió grandes los ojos y me miró fijamente esperando a que continuara.

—Hice un par de llamadas y desde entonces he estado esperando novedades. Quise decirte antes pero ya ves, nunca tenemos oportunidad de estar tranquilos. Agradece que estamos en publico sino ya te tendría desnuda y lo que menos haríamos sería hablar —largué todo sin hacer ninguna expresión evitando reirme. Ella tardó un rato en procesar lo que le había dicho y pronto se ruborizó y me dio un golpecito de puño en el hombro. Dio vuelta la cara acalorada y evitó mirarme.




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