Aunque había llegado relativamente temprano al hotel, me acosté a dormir una siesta ya que estaba muy cansada del viaje y de buscar este establecimiento. Cuando me levanté, que ya eran las 16:00, me cambié con algo cómodo y salí rumbo a la salida del hotel. Quería recorrer el pueblo, la señora de la entrada me había dado unos folletos, entre ellos había un mapa del lugar con diferentes señalizaciones y de cosas para hacer. Primero me dirigí a la terminal de trenes para averiguar cuando iba a salir uno para Nill dish mañana. Busqué la boletería y estaba una chica que parecía de mi edad en el puesto de recepcionista.
-Buenas tardes, ¿Cómo estás? Quisiera saber cuándo sale alguna línea de tren para Nill Dish?- le dije y ella levantó su cabeza y me sonrió.
-Buenas tardes, los trenes para ese destino salen mañana a las 16:30 y estarían llegando aproximadamente a las 19:00. El boleto te saldría 10 dólares pero si pagas en efectivo te quedaría en 8 dólares- me dijo y yo asentí, me sentía emocionada de que por fin podía llegar a mi destino.
-Okey, dame uno por favor- le dije, le entregué en efectivo los ocho dólares y me entregó mi boleto, la saludé y me fui para el centro del pueblo.
El centro como tal no es muy grande, solo tiene dos cuadras, pero tienen muchas tiendas de ropa, decoración y suvenires. También tiene dos restaurantes y dos cafeterías, donde los precios son bastantes accesibles. Aunque no tenía pensado en quedarme hoy, me gustó conocerlo un poco. Entro a las diferentes tiendas y solo me llevo para mí, una taza que dice el nombre del pueblo y decoraciones de montañas.
Cuando terminé de recorrerlo, me fui al hotel, para poder organizar la valija porque, aunque estuve solo una noche, se hizo desorden. Mientras que hacía esto, estuve pensando en todo lo que estoy viviendo en esta aventura y de la oportunidad que tengo de estar, en este momento, viajando. Después de unos 10 minutos, terminé de armarla y me puse a leer un libro que me traje para estos momentos de entretiempo o cuando no tengo muchas cosas que hacer. El libro que elegí fue uno de comedía romántica, siendo algo un poco nuevo para mí que, aunque me gustan todos los géneros, no es uno que me llame la atención, asique decidí de darle una oportunidad.
Leyendo mi libro se me pasó el tiempo volando porqué ya eran las 21:00, bajé con todas las precisas a donde hacían los desayunos, almuerzos y cenas, no me acordaba a qué hora cerraba el servicio. Asique me acerqué a una moza que estaba levantando algunos platos sucios de una mesa.
-Buenas noches, discúlpame que te moleste, pero ¿a qué hora cierra el servicio?- le pregunté.
Ella levantó la mirada y me dijo:
-Buenas noches, cierra a las 23:00, todavía tenés tiempo no te preocupes- me dijo con una sonrisa amistosa y se retiró con las cosas en su bandeja redonda de plata.
Cuando me dijo eso, suspiré de alivio y me senté en una mesita de dos sillas enfrentadas, donde al lado de ésta, había un ventanal y se podía ver la fachada de una casita antigua. Me di cuenta que el servicio era tipo buffet, entonces, dejé las llaves de mi habitación y mi celular y me levanté hacia una mesa larga con diferentes bandejas con comida como carnes al horno, a la parrilla, variedad de guarniciones, pastas con diferentes tipos de salsas, ensaladas. También, un poco más apartado de esta sección, había otra mesa más chica, llena de postres. Terminé agarrando un matambre al horno con papas fritas y una ensalada de tomate y lechuga, mientras estaba comiendo veía a través de la ventana y me quedé observando por un rato como el sol se iba escondiendo lentamente atrás de las montañas. Cuando volví a la realidad, volví a agarra un pedazo de la carne y con la mano, las papas fritas, mientras hacía eso, me fijaba en el celular, mis redes sociales y le mandaba fotos a mi mamá de la comida y del Buffet.
Ya había terminado mi plato, y como todavía no estaba llena, me levanté y fui a la sección de los postres, y elegí una torta de chocolate que, en la parte de la cobertura, tenía unos rocklets y unas galletitas oreos. Como me empalagaba mucho, la alternaba con un poco de agua. Mientras terminaba el postre, pude ver unas mesas en frente mío, al fondo del salón de comidas, había un hombre con traje, con aspecto pulcro, limpio y elegante, estaba comiendo algo que no se veía bien desde donde yo estaba. Seguramente sintió que alguien lo miraba y levantó su cabeza y nos miramos mutuamente durante unos breves segundos hasta que yo baje la mirada para tomar un bocado de mi torta. No me atrevía a levantarla de vuelta. Por lo que pude ver, era un hombre de cabello oscuro, bien negro y ojos medio claros o medio oscuros. Sentía una especie de conexión con este hombre misterioso, como si lo conociera desde hace mucho tiempo, es raro éste sentimiento. Cuando me anime a levantar la cabeza de vuelta hacia la dirección de él, éste ya no estaba.
Dejé de pensar sobre este chico y seguí comiendo mi torta hasta terminarla, luego me levanté dejando una propina y me fui ya que la comida ya estaba incluida con la estadía. Llegué a mi habitación, me lavé a los dientes y me puse el pijama, y después me fui a la cama a dormir porque mañana iba a hacer un día largo.
Al otro día, me costó levantarme, tenía ganas de quedarme todo el día en la cama. Cuando lo hice, me cambié, me lavé los dientes y me peine. Terminé de llenar la valija y la mochila con lo que me faltaba poner que era el cepillo de dientes, la crema dental, peine y otras cosas. Bajé a desayunar dejando mi valija en la habitación y me dirigí al buffet, donde habían cambiado las bandejas. Me dirigí a una mesa al lado de un ventanal y se veía que estaba chispeando dado un ambiente relajante, dejé mis cosas y me fui hacia donde estaba la comida. Cuando me acerqué pude ver que había diferentes tipos de comida como tostadas, fruta, miel, tés de diferentes tipos, café, jugos, que parecía exprimidos; facturas, jamón crudo y cocido, quesos y más. Todo era autoservicio tanto la comida como la bebida. Asique, agarré un plato y me empecé a servir, agarré un poco de sandía con dos medialunas, una tostada y un bloquesito de manteca, todo esto lo llevé a mi mesa. Luego de dejar el plato, fui de vuelta y agarré una taza y me serví un café con leche. Cuando estaba por sentarme a comer, me dieron ganas de tomar un jugo de naranja, asique fui y me lo serví. Ahora con todo en la mesa, me dispuse a comer con tranquilidad y disfrutando y viendo como las gotas de la lluvia iban cayendo y algunas iban chocando con el vidrio, era relajante ver esto y me sentí en una película.
Editado: 05.01.2025