Sin embargo, la calma en el conventillo fue efímera por la desaparición del Padre Manuel. La muñeca reapareció misteriosamente en la habitación de Lucía, como si el espíritu malévolo hubiera regresado. Los residentes comenzaron a temer que el mal no pudiera ser erradicado del todo.
La muñeca yacía en la cama de Lucía, como una silenciosa y tétrica advertencia de que el peligro aún persistía. Los ojos de porcelana de la figura parecían observarlas con malicia, recordándoles la amenaza que representaba.
Las tres amigas, Lucía, Carmen y Martina, se reunieron en la habitación de Lucía para discutir qué hacer. Sabían que debían encontrar una solución, y pronto, para evitar que se apoderara nuevamente del conventillo.
–"¿Y si intentamos leer el diario que encontramos en el ático?", sugirió Carmen, recordando el diario que habían hallado días atrás.
Lucía asintió. –"Tal vez haya información importante sobre cómo detener al espíritu maligno. Pero ninguna de nosotras habla polaco".
Fue entonces cuando se les ocurrió pedir ayuda a uno de los residentes del conventillo que conocía varios idiomas. Era un anciano llamado Stefan, quien había llegado al Pasaje Maldito hace muchos años como inmigrante.
Con cierta reticencia, las niñas le contaron a Stefan sobre la muñeca, el espíritu malévolo y el diario en polaco. Sorprendentemente, el anciano accedió a ayudarlas, aunque con una mirada de preocupación en sus ojos.
–"Es mi lengua nativa. Puedo leer el diario para ustedes"
Las niñas asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación. Juntos, subieron al ático con el diario en sus manos. Stefan tomó el polvoriento libro y comenzó a leer en voz baja, traduciendo las palabras al español.
El diario hablaba sobre una antigua leyenda que involucraba a una niña llamada Clara, quien había vivido en el Pasaje Maldito hace muchas generaciones. Según la leyenda, Clara había sido una niña inocente hasta que una fuerza maligna se apoderó de su alma y la convirtió en un instrumento de terror y desgracia.
El espíritu maligno se había encerrado en una muñeca de porcelana para evitar que continuara su reinado de terror. Sin embargo, el espíritu siempre encontraba una forma de liberarse y continuar su búsqueda de venganza.
El diario también mencionaba un antiguo ritual que se había intentado en el pasado para detener al espíritu. El ritual requería la intervención de un sacerdote y un exorcismo complejo para sellar definitivamente al mal en la muñeca.
Stefan miró a las niñas con seriedad.
–"Esto es peligroso. El espíritu es poderoso y astuto. El sacerdote que realice el exorcismo debe ser alguien de gran fe y coraje".
Lucía, Carmen y Martina compartieron una mirada determinada. Sabían que debían encontrar a un sacerdote adecuado para realizar el exorcismo y proteger a todos en el Pasaje Maldito.
El anciano Stefan hizo una advertencia final.
–"Recuerden, el mal siempre regresa. Si no detienen al espíritu por completo, volverá por ustedes".
Las niñas agradecieron a Stefan y regresaron a sus habitaciones con una mezcla de esperanza y temor. El futuro era incierto, pero estaban decididas a proteger a su comunidad y poner fin a la maldición de la muñeca de una vez por todas.