Violeta y Mustafá estaban preparándolo todo para meterse en el búnker de la casa en la que vivían. Una casa no muy grande en la que vivían juntos. Juntos, que bien sonaba esa palabra para Violeta. Aunque ya llevaban varios años con la misma rutina, a ella le seguía sonando maravillosamente, sin embargo en los últimos días, a pesar de ser Navidad, había estado triste y atemorizada.
En el Libro de las Profecías estaba escrito que en ese año el mundo llegaría a su fin, mas no ponía una fecha concreta. Era uno de enero y casi todo estaba listo. No cambiarían su forma de vivir, pero si en algún momento empezaban a pasar las predichas catástrofes tendrían un sitio seguro en el que perdurar.
- ¿Crees que se cumplirá? –preguntó Violeta que, aunque pretendía mostrarse tranquila, se notaba cierto temor en su voz.
- Claro, ese fue el motivo de mi misión, encontrarlo para salvar las vidas de las personas. En algún momento se hará realidad y estaremos protegidos.
- Pero..., ¿y si no pasa? –insistió.
- El Libro no acertó siempre, puede tener equivocaciones, pero son mínimas. Esto es algo grande, debería pasar, pero si no pasa al menos nosotros nos prevenimos por si acaso –ella asintió lentamente, pensando en que debía alejar esas cuestiones de su mente y vivir el ahora.