El pecado de la condesa de Malibrán.

La respuesta de Romaia.

Capitulo diez. 
La contestación de Romaia.  
 - ¡Vamos a empezar contigo Pamela! Necesito que leas esta carta que le enviaron a Pomaia y luego nos dirás de quien de los 4 gringos se trata. 
Dice Érika, ya al otro día después de salir de la escuela.                                                   
 - ¿Mmmh? El primero se ve más chico aparte de que es el más bajito, el segundo me gusta más, pero, aunque parece el mayor de todos, se me hace que solo es uno de esos tipos grandes, el tercero me parece que es un nerd porque trae un libro, pero el cuarto se me hace que es el más inteligente, además parece ser el mayor de los 4, yo voto porque el que te puso esta trampa fue el cuarto, o sea, el más guapo. 
Dice Pamela y así, se fueron preguntándole a cada una de las otras compañeras de pensión, a las sirvientas y la mayoría votaron por el número 4 y por el más alto, el número 2, dejando en tercer lugar al nerd que portaba un libro y al número 1 al último, por ser el más joven. 
 -Pues tenemos 2 posibles candidatos.  –dice Romaia, ya con las tijeras en la mano. -Aunque a mí el que más me gusta y me parece es el tercero, 19 cabezas piensan mejor que una, así que voy a cortar la foto para quedarme con el gringo de la derecha, y le enviaré la parte de la foto donde están sus otros hermanos. 
 - ¡A ver, a ver, escuincla! Les digo que ustedes siempre inventando cosas; ¿A ver qué foto es y porque la quieres cortar?  
Dice Adelina cuando entró a la terraza donde estaban las chicas, y ya cuando le explicaron la situación, acomodándose en una silla le echó un vistazo a la carta y a la foto. 
 - ¿Mmmh? –dijo Adelina mirando la carta. 
 - ¡Mmmh! –dijo ahora mirando la foto. 
 - ¿Mmmh? –volvió a decir leyendo la carta por segunda vez. 
 - ¡Mmmh! –volvió a decir volviendo a ver la foto. 
 - ¡Ay ya, doña Adelina! –dice Pamela dándose cuenta de que las estaba haciendo repelar. 
 -Es el tercero, sin duda alguna. 
Romaia lo aceptó gustosa ya que a ella era el que más le gustaba.   
 -Espera Roma, antes de que cortes la foto; ¿Por qué piensa usted que él es el chico que escribió la carta?  
 -Porque él es el único que trae un libro de mapas; ¿O que no se dieron cuenta que el libro que trae dice Atlas Mundial? Y eso fue lo que le regalaron sus hermanos en su cumpleaños, ahí lo dice en la carta.   
 - ¡Yo lo sabía!   
Dice Romaia ya cortando la foto, quedándose con la silueta del tercero de los chicos y poniendo los 2 pedazos que quedaban en el sobre con la contestación. 
 - ¿Sí nos va a dejar ir al cine doña Adelina? Sirve que aprovecho para ir al correo para mandar la carta.  
Dice Romaia ya guardando sus cosas, preparándose para salir de aquella terraza donde las había encontrado doña Adelina. 
 -Pero llegan antes de la hora de la cena para que me entregues la llave de la Caribe, ya saben que el fin de semana no lo mueven, de paso me traen esto del súper de ahí mismo de Plaza Mocambo.   
Adelina les dio una lista de mandado y algo de dinero para que le compraran algunas cosas, y Érika al ver que lo que le encargó contenía algo así como botanas, carnes e ingredientes como para preparar algunas bebidas y bebidas alcohólicas en sí, ansiosa le preguntó. 
 - ¿Bacacho y tehuacanes, acaso nos va a premiar por portarnos bien todo el mes y vamos a tener fiesta de fin de semana? 
 -Si claro, como no las he dejado salir ni a ustedes, ni a ninguna de las demás, sé que ya les anda el gusanito y como no son las únicas mosquetebrias de mi pensión, así que prefiero ponerlas hasta la madre de borrachas aquí en mi casa, a que se me escapen al Perro Salado, como algunas me lo hicieron el año pasado, al rato les pongo en la mesa del comedor la lista de los muchachos que pueden invitar, ni uno más, porque no voy a aceptar invitados de invitados, también van a venir algunas de mis amigas con sus hijos e hijas, y se me van a cuidar, escuinclas babosas, porque si señoritas me las entregaron sus padres, señoritas se las voy a regresar.  –les dice Adelina sentenciosa. 
 - ¡Tenemos tocada en la pensión, Pomela!  
Le dice Érika a Pamela en cuanto pudo marcarle del teléfono general de la pensión, y salieron contentas junto con otras de las compañeras pensionadas para irse al cine y hacer las tan ansiadas compras. 

 




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