El Pequeño De La Luna

¿Lo harás?

Mark a regañadientes y a petición mía fue a la casa a traerle un cambio de ropa a Peter.

Una vez con la ropa ya puesta todos nos dirigimos a la acogedora y amplia sala de la casa. Los chicos se quedaron hablando mientras yo iba a bañar a mi pequeño príncipe.

Cuando ya hemos terminado de hacerlo bajamos riendo las escaleras por algo que dijo Alex.

Llegamos a la sala de estar donde Mark y Peter aun siguen en las mismas posiciones, uno a cada extremo del lugar, están peores que un niño.

-Mi señora. -un chico alto, cabello castaño y ojos verdes entró a la habitación.

-¿Quién eres? -me puse delante de Alex.

Peter al ver mi postura se acercó a nosotros y se colocó delante de nosotros dos, viendo al chico de manera atenta.

-Mi nombre es Arvid. -hizo una pequeña reverencia- soy el encargado de los guerreros.

El recuerdo de mi solicitud llega a mi mente.

Es cierto mandé a llamar a los encargados de la seguridad y a unos maestros.

Un señor ya de la tercera edad hace aparición en la sala a paso lento.

¿es que todos entran así por así?

Aunque esta no es tu casa. -esa irritante voz en mi cabeza me recuerda el hecho de que no tengo un lugar al cual ir.

-¿Su nombre? -le pregunto al señor que acaba de entrar.

-Mi nombre es Adolf, señorita. -él hace un asentimiento con su cabeza a modo de respeto.

Yo les sonreí ambos.

-Mi nombre es Amanda, un gusto. Quería tocar algunos temas con ustedes. Tomen asiento, por favor. -me hice a un lado para que ambos pasaran.

Ellos lo hicieron y se sentaron en el sofá más grande que hay. Yo me senté en el que estaba frente a ese con Alex en mis piernas. Ellos miraron curiosos a mi hijo el cual solo jugaba con mis manos.

»-Los he solicitado debido que deseo reformar la seguridad del aquelarre, según me dijo Mark, este aquelarre es uno de los más débiles que hay.

Arvid me miró extrañado, pero con un brillo de esperanza.

»-Y en cuanto a usted, señor Adolf, necesito que me instruya en la magia y tradiciones del aquelarre.

El señor Adolf me mira sorprendido, pero asintió.

Ambos se retiraron alegando que se prepararían prontamente a cumplir mis peticiones.

Peter y Mark me miraban como si ententasen entrar en mi mente.

»-¿Qué sucede? -les pregunté luego de dos minutos de profundo silencio, Alex se había quedado dormido en mi pecho.

-¿Te quedarás? ¿en serio lo harás? -me pregunta Mark con esperanza en su voz.

-Lo haré, me quedaré. -le sonrío sinceramente.

Si quiero saber quién soy debo saber quiénes eran mis padres, mis antecesores.

El rostro de Peter se contrae en una mueca de disconformidad. No sé muy bien cómo actúa eso de los mates, sólo sé que un lobo no dañará a su pareja predestinada, pero de ahí en más desconozco mucho de ellos.

Quisiera aprender sobre todas las especies que existe, pero primero debo saber qué soy y qué conlleva el serlo.



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En el texto hay: amor, hijos y familia, amanda

Editado: 17.03.2020

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