No sé cuánto tiempo ha pasado pero siento como si me hubiesen estado golpeando por horas.
Abro poco a poco los ojos. Estoy en mi habitación.
Me siento a la orilla de la cama y me desperezo.
Me duele el cuerpo y la cabeza.
Me levanto de manera lenta y me dirijo hacia el baño, me lavo la cara y la seco con una pequeña toalla que está ahí.
Me miro al espejo y me sorprendo.
Mis ojos están violetas, como la niña de aquella visión. Mi cabello sigue igual, castaño oscuro, mi piel es blanca.
Todo en mí sigue siento igual, a excepción de mis ojos.
Con cuidado bajo hasta la sala en donde se puede escuchar claramente a Peter discutiendo con alguien.
-¡¿Cómo pudiste hacer eso?! -parecía afectado- ¡Ella a estado dos días en esas condiciones y aun no da señales de volver a despertar! Incluso Alex a estado inconsciente.
Me acerqué hasta ellos para que se dieran cuenta de mi presencia.
-¿Que mi hijo, qué? -ambos se sobresaltaron al escucharme.
-Amanda, estas despierta. -Anthon se acercó, pero con una mirada de mi parte lo hizo quedar clavado en su lugar.
-¿Dónde está mi hijo? -cerré mis puños a mis costados- No lo volveré a repetir, Anthon.
-Está... Está en la habitación contigua.
Me fui hacia la habitación que me indicó. Ahí estaba mi bebé, parecía dormido, pero algo más llamó mi atención.
Una nota estaba al lado de él. Sobre la nota había un sello que conocía a la perfección. Un sudor frío recorrió mi columna vertebral mientras me acercaba.
La respiración de Alex era tranquila, en verdad parecía estar dormido y tranquilo.
Tomé la nota con mano temblorosa.
“No pensaste que te dejaría en paz tan fácil, ¿verdad, querida?
Tu hijo, el cual es mío también, ha sido hechizado por una bruja oscura. Si no regresas en un tiempo prudencial ordenaré que lo aniquilen.
Espero con ansias tu respuesta, Amanda.
Siempre tuyo, E.”
No puedo dar crédito a lo que he leído.
¡¿Qué estaba pensando ese imbécil cuando se atrevió a tocar a mi hijo?!
Mi cuerpo tiembla por la ira y el miedo que recorre mi sistema. No sé qué le estará haciendo ese maldito a mi hijo.
Mi garganta se cierra por el nudo en ella y mis ojos se inundan de lágrimas.
Mi bebé no está...
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Editado: 17.03.2020