Patrick se ha mantenido pensativo desde que le conté todo.
Alex se acerca a nosotros corriendo de la mano de una niña de ojos color caramelo, cabello rojizo y piel blanca.
-Mami, ¿verdad que ella parece una princesa? -Alex parecía molesto y algo desesperado, mientras que la niña parecía que en cualquier momento iba a lanzarse a llorar.
Me agaché hasta sus alturas y los vi detenidamente.
-Claro que parece una princesa, ¿quién te ha dicho lo contrario, cariño? -de los expresivos ojos de la niña empezaron a rodar pequeñas lágrimas.
-Mi... Mis hermanos... Ellos... Ellos dicen que no... Soy bonita. -ella se ve realmente afligida por eso.
Me volví a sentar en el lugar en el que estaba y palmeé suavemente mi regazo.
-Ven acá, linda. -ella se acercó y con mi ayuda se sentó en mis piernas- Tú eres bonita cuando sonríes, no importa quién te diga que no lo eres, si sonríes y demuestras que puedes hacer lo que te propongas de las mejores maneras, siempre serás bonita.
Besé su cabeza.
»-Muchos niños y muchas niñas te dirán que no eres bonita o que hay muchas mejores que tú, pero, mi amor, no hay nadie como tú. Eres única y quien se atreva a decir lo contrario es porque tiene un corazón malo. Las princesas pueden llorar tanto como quieran, cariño, siempre y cuando no se olvide de que mañana será un nuevo día, el cual hay que enfrentarlo con una sonrisa. -la niña asintió más feliz y solo con un pequeño rastro de lágrimas.
Con una sonrisa ella se bajó de mi regazo.
-Mi nombre es Dania, mucho gusto. -ella extendió su pequeña mano hacia mí.
-Y el mío es Amanda. Un gusto conocerte, cariño. -tomo su mano y la aprieto levemente.
Ella suelta una risa que hace a mi corazón acelerarse por lo tierna que es.
-Amanda. -Patrick me llama una vez que los niños han regresado a jugar.
-Dime, Patrick. -pongo mis codos sobre la mesa, apuño mis manos y descanso mi cabeza sobre ellos.
-Quisiera que volvieras al aquelarre. Quiero conocerte más. -volvió a tomar mis manos sobre la mesa- Quiero hacer muchas cosas juntos.
-¿Juntos? -levanté ambas cejas.
Nunca pude levantar solo una. Es algo así como mi sueño frustrado el hacerlo, pero bueno.
-Sí, juntos. -sus ojos adquieren un brillo particular, haciendo notar su esperanza y alegría- Alex, tú y yo.
El simple hecho de que quiera incluir a Alex hace que baje un poco mis barreras.
Nada pierdo con intentar conocerlo. Llegué al aquelarre para poder conocer más sobre mi pasado, es una buena oportunidad.
-Está bien. Iremos, pero Alex y yo viviremos en nuestra antigua casa. No quiero vivir donde tú, tu esposa o tu hijo vivan. -el brillo en sus ojos bajó intensidad, mas no murió.
-Está bien, respetaré tu decisión.
Una sonrisa sincera se extendió en mis labios. Será una buena experiencia.
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Editado: 17.03.2020