El Pequeño De La Luna

¿Y tú eres...?

Quise moverme, pero todo a mi alrededor era oscuridad, tenía miedo de que si daba un paso, podría caer al vacío.

-¿Hola? -murmuré a la nada

-Por fin despiertas. -un hombre alto, piel bronceada, cabello castaño y ojos grises aparece a unos cuantos metros de mí.

-¿Quién es usted? -intento retroceder un poco, pero una pared me lo impide.

-No tengo nombre, pero algunos me llaman Kimi y otros Tánatos. -hizo un movimiento restándole importancia.

Tánatos, he escuchado ese nombre antes.

Dejo de pensar en dónde he escuchado ese nombre cuando veo que él se acerca a mí.

»-¿Sabes? Te pareces mucho a ella. -él extendió su mano hasta tomar un mechón de mi cabello.

-¿A quién? -lo observo de manera fija.

En sus ojos se refleja la tristeza, pero aun así me incomoda que esté tan cerca de mí.

-A mi esposa, ella murió hace ya muchísimo tiempo, pero ella murió a manos de Apolo. -esto último lo dijo con odio tiñendo su voz.

-No sé qué tengo que ver en esto, pero debo regresar. Mi hijo me espera. -al mencionar a Alex su rostro se endureció.

-¿Hijo? -el me miraba entre intrigado y colérico.

-Sí, mi hijo. -mi voz sonó segura- Y debo regresar con él.

Él me tomó de los hombros y me zarandeó.

-¡¿Cómo es que tienes un hijo?! -su rostro tomó una tonalidad roja debido a la furia.

Sabía que no debía decir nada estúpido, pero el que me haya zarandeado y el hecho de no saber donde estaba me dejaban de un muy mal humor.

-Bueno, verás, Tánatos, cuando un niño y una niña tienen algo llamado sexo sin protección, los espermatozoides que viven dentro del niño van hacia el óvulo que está dentro de la niña, entonces luego de unos cuantos meses en donde ocurren muchas cosas dentro de la niña, que ahora se llama mamá, el óvulo y el espermatozoide se han unido y han formado un feto. -le hablaba como si le estuviera explicando algo a mi hijo- entonces cuando el feto sale del estómago de mamá, se llama bebé. ¿Ahora entiendes cómo pude ser mamá?

Me libré de su agarre de manera violenta.

-¡No me quieras ver la cara de estúpido que no lo lograras! -grito aun más colérico.

-Uy, no, querido, esa a leguas se te nota. -al terminar de hablar sentí cómo su mano impactó contra mi mejilla haciendo que mi rostro quedara virado hacia mi lado derecho.

-No te atrevas a colmar mi paciencia. -me dijo entre dientes- ¡Hipnos!

Otro chico, parecido a él apareció entre la oscuridad.

»-Hazla dormir. -con un simple chazquido de dedos de parte del conocido Hipnos, todo se volvió negro.




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