Una vez llegamos a casa, le indiqué a Hazel cuál sería su habitación, a Alex lo dejé viendo televisión en la sala de estar y yo me fui a la cocina a preparar el almuerzo.
No puedo creer qué misógino ha resultado ser Lucas, es que es increíble.
Hazel está con él por una obligación, no porque ella quiera.
Alejo esos pensamientos y me dispongo a cocinar.
Me paro frente al refrigerador y una nota pegada en él llama mi atención.
“Sabía que no tenías nada en el refrigerador, así que me tomé el atrevimiento de volver a llenarlo.
-Con cariño, Mark”
Un suspiro cansado brota de mis labios.
Es extraño que Mark se haya comportado así.
Después de haber terminado de hacer la comida, llamo a todos para que nos sentemos a comer juntos.
-Lamento las molestias que le he ocasionado, Mi señora. -es lo primero que dice Hazel una vez hemos terminado de comer.
-No hay nada por qué disculparse, Hazel, tú fuiste la que me defendió, el hacer lo mismo es lo mínimo que podía hacer.
-Pero por mi culpa usted se ha molestado con los señores Nilsson. -ella en verdad parece afectada por eso.
-Mira, Hazel, ellos posiblemente sí sean mis familiares, pero no los veo como tal, nunca estuvieron a mi lado. Así que lo que ellos piensen o dejen de pensar sobre mí, me tiene sin importancia. No te estreses por eso. -le sonrío y ella parece tranquilizarse- Me iré a bañar. Bajo en un momento.
Dicho eso subo a mi habitación.
Cuando abro la puerta pareciera que me han dado un golpe en el estómago ya que todo el aire se escapa de ellos.
Sobre mi cama el cuerpo de Mark está inerte; respira, eso me alivia en sobre manera.
De manera cautelosa me acerco a él. Todo su cuerpo, o lo que alcanzo a ver de él, está lleno de raspones y moretones.
-Dios... -murmuro- ¿Qué pasa aquí?
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Editado: 17.03.2020