El Pequeño De La Luna

Extra 1

Mark P.O.V.

10 años atrás.

¡No lo puedo creer! Solo la pierdo de vista a esa niña y desaparece.

-¿Dónde estará? -pregunto en voz baja.

Un llanto muy familiar hace que mi cuerpo entre en tensión y mis ojos buscan con desesperación su origen.

Una linda niña castaña está tirada en el suelo llorando, mientras otros niños están a su alrededor con sus sonrisas burlonas y de autosuficiencia.

Corro hasta donde ellos se encuentran.

»-¡Oigan! ¿Qué creen que hacen? -los niños salen corriendo, dejando sola a la pequeña- ¿Estás bien, dulzura? -ella levantó la vista y sus pequeños ojos están rojos por el llanto.

-Si... -murmura con voz ronca.

-Me llamo Mark. -me presento de manera amigable.

La ayudo a ponerse de pie y me fijo que su rodilla derecha está sangrando.

»-Ven, vamos a curar esa herida en tu rodilla. -le extiendo la mano para que cuando caminemos no se aleje de mí.

Ella, con un poco de desconfianza toma mi mano.

Mientras íbamos caminando su estómago rugió fuertemente, lo que hizo que sus pequeñas mejillas se tiñeran de un tierno y dulce color rosado.

-Per... perdón. -yo niego con la cabeza con una leve sonrisa.

-¿No has desayunado? -le pregunto algo divertido.

Ella niega con su cabeza, haciendo que su cabello suelto hasta los hombros ondee con el viento.

-No como desde ayer. -murmura ella con vergüenza.

-¡¿Desde ayer?! ¿por qué? -con mis ojos busco rápidamente un buen lugar a dónde llevarla.

-Mamá dijo que no podía comer hasta vender todos los dulces, pero esos niños me los quitaron y los echaron a la basura.

Su voz se fue quebrando a medida que hablaba, lo que hizo que me agachara hasta su altura.

-Todo va a estar bien, ¿si? -ella asintió más feliz.

Retomamos nuestros pasos hacia un restaurante familiar, en donde pedimos nuestro almuerzo.

-¿Por qué me ayudas? -ella me mira fijamente mientras come.

-Porque quise hacerlo, ¿debo tener algún otro motivo? -ella se encoge de hombros sin saber qué decir.

Cuando terminamos de comer, pago la cuenta y volvemos al parque.

-¿Nos veremos mañana? -sus lindos ojos castaños como su cabello me miran llenos de esperanza.

-Y los demás días también. -le respondo con una sonrisa.

Ella sonríe a mas no poder.

-Ya me tengo que ir. -su voz se tiñe de tristeza mientras se va levantando de la banca en la que estábamos.

-Nos veremos mañana, princesita. -la tomo de las manos y beso su frente.

-Mi nombre es Amanda, no princesita. -replica ella de manera divertida.

-Para mí eres mi princesita y algún día no muy lejano, serás mi reina, ¿si? -Amanda se queda pensando por un momento en el cual sus mejillas se tornan rosadas.

-Pero solo yo podré ser tu princesita. -replica ella de manera infantil, aunque aun es una niña.

-No habrá nadie más nunca. Lo prometo. -Amanda me hace una seña para que me acerque.

-Nos vemos mañana, Mark. -besó mi mejilla y se fue dando pequeños saltitos. 

De verdad, esa niña será una gran reina. Mi reina.



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En el texto hay: amor, hijos y familia, amanda

Editado: 17.03.2020

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