El Perfume

Capítulo 8: "¿Qué me esta pasando?"

Ya habían pasado varias horas desde que Julieth y Adrián, se reunieron en la biblioteca de la preparatoria para verificar como iban con la búsqueda bibliográfica de su trabajo en equipo.

Varias horas, que habían sido algo tensas para Adrián, pues él no dejaba de pensar en lo que nuevamente había experimentado al estar cerca de Julieth, tanto así, que, a pesar de estar durmiendo, su sueño no era tranquilo como solía ser siempre, sino más bien algo tenso, y ello se evidenciaba en que desde que se acostó, no dejaba de moverse de un lado a otro como si algo lo estuviera atormentando en su sueño.

-.Sueño.-

Un joven de cabello negro, se encontraba en una biblioteca junto a una jovencita castaña de lentes, nada atractiva, realizando una lectura conjunta de unos libros.

—Yo creo que esto es lo que necesitamos para nuestro trabajo — expresaba la joven de lentes, mientras el joven que estaba junto a ella, se encontraba con los ojos cerrados como si estuviera meditando algo. ¿Te pasa algo Adrián? — agrego la joven, con una dulce voz que hizo que el muchacho abriera los ojos.

—Julieth, me descubriste — contesto el apuesto joven, con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro.

—¿Te descubrí? — pronunció confundida la castaña.

—Si — respondió Adrián, haciendo una breve pausa para agregar — Pensaba en ti.

—¿En mí? — respondió confundida la joven.

—Si Julieth, en ti.

—Pero, ¿Por qué? — añadió la castaña intrigada.

—Pues la respuesta es obvia, ¿No?...

—¿Obvia?

—Tú tienes algo especial, algo que me vuelve loco — contesto el joven intentando tomar las manos de la castaña.

—No Adrián, no te burles de mí — respondía la joven, evitando el agarre y parándose de su asiento.

—Pero si no me estoy burlando Julieth, tú en verdad tienes algo que me vuelve loco — añadía el joven, haciendo un breve silencio, para acotar — Tu perfume, si tu perfume.

—Mi perfume — expresaba la castaña, mientras el joven se ponía de pie, para colocarse tras de ella.

—Sí, tu perfume — respondió Adrián, abrazando a la castaña, por la espalda mientras colocaba su rostro sobre el hombro de esta.

—Pero yo no uso ningún perfume — agregaba con voz temblorosa la joven de lentes.

—Ello es obvio Julieth, además bueno…

—¿Qué?

—Si usaras perfume artificial, opacarías justo tu perfume natural, ese perfume natural, que me encanta — contesto Adrián con voz seductora.

—Perfume natural — expresaba confundida Julieth.

—Sí…

—¿En verdad te gusto por mi perfume natural? — respondió emocionada la castaña de repente.

—Sí, Julieth, claro que sí — pronunció Adrián, mientras la castaña, giraba para verlo a los ojos con sus gigantescos lentes que cubrían casi parte de su rostro y que hacían que sus bellos ojos claros no se vean para nada bellos sino todos lo contario.

—Me gustas Julieth, me gustas — agrego el joven, mientras la castaña acercaba su rostro al de él.

-.Fin del sueño.-

Nooooooooooo — fue el grito desgarrador que inundo una habitación, al tiempo que un joven se sentaba de impulso sobre una cama, mientras trataba de prender como sea la luz de su lámpara de noche que estaba ubicada sobre un velero, que estaba junto a su cama.

Ante aquel grito, se escuchó unos pasos acercarse, a los pocos minutos, el sonido de una perilla, que indicaba que la puerta sería abierta en cualquier momento, y así sucedió, tras algunos segundos.

—¿Sucede algo hijo? — expresaba la madre del joven, quien ingreso asustada a la habitación, encendiendo la luz de la misma.

—Tuve una pesadilla madre, una espantosa pesadilla — decía Adrián, mientras tomaba una botella de agua que tenía sobre el velero.

A los pocos minutos, entro el padre del joven a la habitación, también con el rostro preocupado.

—¿Qué sucede? — pronunció el padre.

—El niño tuvo una espantosa pesadilla — expreso la señora Owen.

—Una pesadilla — dijo el padre de Adrián, mientras este asentía.

—Si papá, una pesadilla muy espantosa — contesto el joven.

—De seguro te acostaste con el estómago lleno — respondió el señor Owen.

—Tal vez — Adrián, en tono dudoso mientras pensaba — «¿Qué me está pasando?, ¿Por qué soñé con ella?, ¿Será qué después de todo si es cierto eso de que es una hechicera y ya me lanzo algún hechizo cómo dicen mis amigos?, No, no, claro que no; que tonterías estoy diciendo, solo fue una pesadilla, una espantosa pesadilla, debo estar estresado no es fácil asimilar que tendré que trabajar en equipo con ella todo un mes»

—Hijo, ¿Ya más tranquilo? — escucho.

—¡Eh!

—¿Ya estás tranquilo?, ¿O quieres que me quede a velar tu sueño hijo? — volvió a decir la señora Owen.




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