Había pasado una hora desde que Julieth tuvo aquel encuentro inesperado con su ex. Un encuentro que trajo a su mente recuerdos del pasado. Recuerdos bellos, pero también amargos y dolorosos, Recuerdos que ella pensó haber dejado atrás, pero con molestia tenía que aceptar que no era así.
—¿Por qué? — susurró la joven, mientras miraba fijamente el techo de su habitación, desde una cama. ¿Por qué ahora qué había encontrado calma vuelves a aparecer en mi vida? — añadió, al tiempo que unas lágrimas brotaban de sus ojos.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un celular que estaba sobre la cama junto a ella. Julieth, tomo el mismo, y al ver el nombre de la persona que la llamaba, sintió una ligera opresión en su pecho.
—Adrián — susurró, mientras observaba la pantalla del celular, que seguía sonando.
Julieth inhalo y exhalo para relajarse durante algunos segundos, mientras el celular seguía sonando. Tras sentirse más tranquila, tomo la llamada.
—¡Disculpa apenas responda! Estaba en el servicio — mintió la joven.
—No hay porque disculparse hermosa. Comprendo — escuchó.
Julieth guardo silencio. Ella estaba preocupada. No sabía si debía comentarle o no sobre lo sucedido a su novio, de repente escuchó la voz de él diciéndole:
—Fui a verte a la salida y no te encontré. ¿Por qué no me esperaste como quedamos? ¿Acaso te sentiste mal? — escuchó.
—Así es…me sentí un poquito indispuesta por eso no te espere, pero ya estoy mejor respondió Julieth, para tranquilizar a su novio al tiempo que su mirada se tornaba vacía. «¿Qué haré?, no quiero preocupar a Adrián. Tal vez sea mejor no decirle nada» — pasó por su mente.
—Indispuesta, pero ¿qué tuviste? — respondía Adrián en tono preocupado.
—Nada grave. Parece que algo que comí me cayó mal. Eso es todo. No te preocupes como ya te dije estoy bien — contestó Julieth.
—Quisiera ir a verte, pero me es imposible, tengo clase en una hora…
—No tienes que venir. Estoy bien — pronunció la joven.
—No es que no crea en tu palabra. Pero así sea algo leve lo que tengas, me hubiera gustado estar a tu lado, más no podrá ser, como te dije, tengo clase en una hora. Y mañana nuestros horarios no coinciden — escuchó.
—Cierto, no todos los días coincidimos en las horas de clases — dijo Julieth, tratando de sonar calmada.
—Pero, pasado mañana nuestra entrada sí coincide — escuchó.
—Sí, es cierto.
—Por lo tanto, pasaré por ti y de paso mientras vamos a la universidad planificamos nuestro fin de semana, escuchó.
—Bien — expresó la joven.
—¡Julieth!
—¿Dime?
—¿Te llamaron para una foto grupal de los mejores promedios de ingreso de todas las facultades? — escuchó.
—Si.
—Ya lo imaginaba. Eres maravillosa, además de hermosa — escuchó.
—Eres un adulador.
—Solo contigo, además solo digo la verdad — escuchó, seguido de un breve silencio. Bueno, ya tengo que colgar. Me esta entrando una llamada de Franks — escuchó.
—Respóndele — dijo Julieth.
— Nos vemos hermosa — escuchó.
—Nos vemos — respondió la joven, soltando su celular sobre la cama, al tiempo que su rostro se tornaba preocupado. «¿Qué haré? Gerald, no puede volver a encontrarme en la universidad. No, no puede hacerlo, sin embargo, si llegó a oír el nombre de la facultad donde estudio, podrá localizarme fácilmente…Ahsss, ¿Por qué esa señora tuvo que decir el nombre de la facultad a la que representaba? Julieth piensa, piensa, tiene que haber alguna manera de evitar un nuevo encuentro con él» — pensaba la castaña mientras múltiples de ideas venían a su mente.
De repente una de ellas, pareció convencerla, pues su rostro antes preocupado se relajó.
—Volver a disfrazarme como en la preparatoria — susurró. «Si vuelvo a ocultarme tras un disfraz…él no me reconocerá, pero sería volver a lo de antes. Además, las chicas y chicos que estudian conmigo ya saben cómo soy y si mañana me ven con lentes, vestida de manera anticuada, pensaran que estoy loca. Entonces, ¿Qué hago? Tal vez un cambio de look. Claro puedo usar lentes de intelectual y justificar que los uso porque soy corta de vista y mi cabello pintarlo o usar una peluca, eso si mi forma de vestir sería la misma ya no anticuada como antes. Si eso haré: “Me esconderé tras un nuevo disfraz, pero no tan drástico como el anterior”. Además, tengo que pensar que le diré a Adrián. ¿Cómo justificar un cambio de imagen con él? ¿le gustará mi futura nueva imagen? Bueno él me dijo que se enamoró de mí por mí esencia, por mi perfume y yo así me cambie de look seguiré siendo yo, Julieth Hall» — pensaba la joven.
Julieth continuó el debate en su mente, por algunas horas más, en las cuales Adrián había ya retornado a la universidad, y aprovechando el receso de sus clases, se encontraba dentro del salón, en una entretenida plática con uno de sus compañeros.
—Y a todo esto, hasta ahora no me dices tu nombre — expresó un joven con una amable sonrisa.
#2730 en Novela romántica
#910 en Otros
romance comedia, amor y amistad, amistad aprendizajes reflexion
Editado: 04.10.2025