El
¿Un hombre que acostumbraba a seguirla? ¿Quién estaría interesado en ella? De igual manera, eso justificaría el hecho que reaccionara así.
—Sígame— Dije tomándola del brazo y llevandola aparte.
La anciana que presenciaba la escena hizo una reverencia mientras me alejaba.
—¿Es tu costumbre ayudar a ancianas en peligro?— pregunté mirándola fijamente.
—Su majestad ¿Es su costumbre atropellarlas con caballos?— respondió con una leve sonrisa.
¿Ahora quién se cree esta mujer? Quizá he sido muy blando con ella, pero me aseguraré que aprenda a respetarme, soy superior a ella ¿a caso no lo entiende?
—El hombre que la sigue… ¿Cómo es?— pregunté sin pensarlo.
—Es alto, acuerpado… pero… no he logrado ver su rostro, cuando me doy la vuelta, se gira y desaparece del lugar— respondió algo nerviosa.
—¿A caso es rubio? Hay alguien observándote— edije en un tono serio, observando al mercado.
Ella dio un brinco y se escondió detrás de mí.
—¿Lo viste? ¿En dónde está?— asomó su cabeza.
—Parece que se fue— susurré.
—Gracias— dijo con un volumen minimo.
—Espero que esté usando el tiempo que le di adecuadamente— dije soltandola.
—Lo hago, estoy visitando a los otros miembros de mi familia, antes de que sea prisionera y no pueda verlos más— inclinó la cabeza.
Sus ojos ¿A caso se estan humedeciendo?
—Disculpe su majestad, debo irme— dio unos pasos para atrás y se fue corriendo.
Lancé un profundo suspiro mientras la veía alejarse, ella ha de ser un hueso duro de roer.
Ella
No podía permitir que mis emociones me afectaran, antes… debía ser fuerte, sé que justo ahora estoy entrando en un torbellino, he comenzado un viaje en el que no hay una garantía de regreso, de hecho, debía aprovachar los últimos instantes en los que estaría con mi familia, sería la última noche que compartiría con ellos, antes de ingresar a esa prision.
Llegué a casa, todos estaban preparándose para cenar, las criadas estaban sirviendo la cena, ya que pensaba en eso, mi familia siempre ha tratado a los criados y siervos como familia, en cambio… los demás los trataban como esclavos, supongo que en palacio no sería nada diferenta a eso, esa chica ¿Isabel? Ella contaba lo horrible que son tratados, incluso los eunucos, todos son tratados injustamente, una vez, uno de los consejeros del rey, inculpó a un eunuco de traición y a causa de eso le dieron muerte.
¡Es algo que detestaba de ese reino! Los “nobles” que realmente eran una bola de traidores detrás de su propio benefiio, trataban a los demás como animales, como si fuesen su chivo expiatorío, creían que eran una “raza superior” eso era ¡Completamente descabellado! Ni siquiera tienen habilidades superiores a los demás, incluso, eran completamente incapaces de valerse por ellos mismos, dependían de las personas que les ayudan.
—Me sientro agradecida, fue bueno que el principe te dejara pasar un poco más de iempo con nostoros— dijo mi madre tomando una de mis manos.
—Sí, es muy amable de su parte elegir a una extraña para gobernar, sin siquiera examinar sus cualidades, además de eso alejarla de su familia y llevarla como prisionera— desvié la mirada.
Esto realemtne no deja de mmolestarme, casarme con alguien que no amaba, con alguien criado según barbaridades y aires de superioridad, no sabía exactamente lo que pasaría, pero me encontraba en medio de dos opiniones, desear que esto no hubiese sucedido o tomar esto como una oportunidad para vencer al enemigo desde su interior.
—Hija, cuando entres al palacio, debes ser completamente sigilosa y prudente, no debes confiar en nadie, ese lugar… es como un campo de batalla para el que quiere el poder, muchos buscan derrocar al rey, serían capaces de cualquier cosa— añadió mi padre acariciando mi cabello.
Papá… si hubieses sabido que tu hija era una de esas personas que querían derrocarlo, que querían cambiar este reino a uno más justo, a uno en el que las personas pudieran vivir tranquila y felizmente, no tenías idea que tu hija sería capaz de todo para salvar a su pueblo.
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Editado: 25.05.2021