El Peso De La Corona

-11-

—llegamos— susurró mientras sonreía.

 

Era demasiado tranquilo, la brisa era fría, combinaba perfecto para la caminata que habíamos hecho, a lo lejos, divisé un columpio que colgaba de las ramas de un enorme árbol, Maxi se bajó de la espalda de Estebas y se acercó a mí, con una mano me indicó que me inclinara para decirme algo.

 

—¿Recuerda que le dije que sería un lugar especial para él?— me regaló una tierna sonrisa, a lo que sonreí de regreso.

 

Si es un lugar especial para él, me gustaría escuchar la historia detrás de este lugar.

 

—¿En qué piensas Emma?— se acercó Esteba a nosotros.

 

Negué un poco dudosa.

 

—Es un espléndido lugar— sonreí.

 

Habían grandes y numerosos árboles, habían tambien arbustos y estaban llenos de flores y frutos, los ojitos de Maxi brillaban demasiado, al parecer no había legado a ver un lugar así, el último que yo llegué a conocer, fue cuando estuve con mi hermano, él me llevó a un lugar cerca de un lago, era demasiado tranquilo, aunque no habían árboles, debería regresar y plantar uno con Maxi, dentro de unos años, servirá de sombre para las personas que visiten el lugar.

 

—Venía aquí con mi madre, cuando ella aún estaba con vida— susurró y yo lo miré algo sorprendida.

 

El chiquillo estaba jugando con las aves, él, se veía tan feliz, mi corazón se llenaba de alegría al verlo así, siento como si algo cálido se abriera paso y llegará a mi corazón, se sentía tan bien.

 

—Has de tener buenos recuerdos de ella— Sonreí —Estoy segura que fue una gran mujer.

 

 

—Lo fue, ella… era la única persona que podía persuadir a mi padre de tomar una mala desición, así que por esa razón, ese vil ser decidió asesinarla, ella era la única que podía hacer que sus planes se destrozaran, sólo con una palabra,recuerdo que ella le decía que todo lo que le decía, era porque quería que el reino se mantuviera en pie, que quería que sus hijos tuvieran algo que dirigir, si mi padre se diese cuenta de lo que hizo Abundio, lo mandaría a lapidar— soltó molesto —Pero soy lo suficientemente cobarde como para quedarme callado, quizá… no me escucharía, casi nunca me escucha.

 

—Lo sé, debe de haber alguien que le haga entender que Abundio es un mal consejero, antes me dijiste que él no intentaría quedarse con el reino, pero eso no significa que no le haría daño al reino ¡Eso es!— Exclamé abriendo un poco mis ojos.

 

—¿Qué cosa está pasando por tu cabeza esta vez? Creo que me está dando miedo— sonrió nervioso.

 

—Debemos hacer que el rey considere a Abundio para que cuide del palacio— lo observé fijamente —y tú serás el encargado de eso— sonreí grandemente.

 

Esteban estaba guardando silencio, después de un poco, aceptó, no sé cómo lo vaya a conseguir, pero, tenemos qué hacer que todo suceda antes de salir a la guerra, por obvias razones, la guerra estaba a las puertas, así que tendríamos que movernos aún más rápido de lo planeado, al fin de cuentas, estamos luchando en contra de las mismas personas el palacio, tenemos que cuidar de lo que comemos o podría ser de igual manera envenenado.

 

 

Maxi se quejó a lo lejos, Esteban y yo corrimos ne dirección a dónde se encontraba, al parecer se había caído y se hizo una peladura en la rodilla, Maxi estaba llorando un poco, así que dí leves caricias en su cabecita, después tomé el pañuelo que llevaba y lo amarré en su rodillita, Esteban estaba detrás de mí, observando.

 

El

Al escuchar que Maxi estaba llorando, ambos corrimos al lugar en el que el niño estaba, Emma se hizo rápidamente cargo de todo, eso me recordaba a la vez que estuve en este lugar junto a mi madre, en esa ocasión, me había resbalado del columpio, ella tomó de igual manera el pañuelo y lo colocó en mi brazo, luego de eso, me acunó y me llenó de caricias, sentí que Emma es tan similar a mi madre, no puedo evitar sentir curiosidad y preguntarme acerca de ella.

 

—¿Te sientes mejor maxi? — Preguntó emma mientras lo tomaba en brazos.

 

Él asintió levemente y se sentaron en el columpio, Emma se mecía suavemente mientras acariciaba su rizado cabello, ella se veía tan maternal y dulce, me acerqué a ellos y comencé a columpiarlos con delicadeza, no me había sentido tan tranquilo y en paz como lo hago ahora, gracias a ellos, he tenido tantas emociones, a pesar que a Maxi lo conocí ayer y no de la manera convencional, ahora, no sólo debía preocuparme por el reino, sino que sentía que debería cuidar a mi nueva familia, Emma y Max, ellos eran la razón detrás del cambio que se estaba dando en mi interior, nunca pensé en preocuparme en nadie más que yo mismo a la vez que satisfacía los extraños deseos de mi padre, mis esperanzas de un buen reino se habían esfumado con la muerte de mamá, todas esas esperanzas revivieron cuando conocía a Emma, esa joven con un fuerte sentido de justicia.




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