El Peso De La Corona

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—Creo que ese es un plan muy arriesgado, recién tengo nueva consejera y ella ya quiere correr a la muerte— comentó el rey.

 

—pero si no hacemos nada, ni el rey, ni su hijo, nuera y reino existirá más, es un sacrificio que es necesario hacer, además no puedo quedarme cruzada de brazos mientras mi hermano está en una mazmorra— argumenté.

 

—Emma… ¿Estás segura de esto?— preguntó Esteban tomando mi mano.

 

—Sí, estoy más que segura que es la elección correcta apra el reino, sugiero que el rey se quede y vayan Esteban y los generales del ejército a la guerra, claro está que debemos exceptuar al que comandará al que quedará aquí en este lugar.

 

—Eres muy testaruda, así que mejor te hacemos caso, no se me ocurre nada más— dijo el General.

 

—¿Cómo entrarás al palacio?— preguntó el rey.

 

—Poder femenino— respondí con una sonrisa de lado.

 

—Creo que alguien irá a coquetear con el principe de otro reino— susurró Esteban con un pequeño tono de celos.

 

—Al parecer tendré que llevar a Isabel conmigo, Lilian ya es conocida en ese lugar y sería bastante riesgoso.

 

—¿No hay nada que pueda hacer que ella desista de esa idea?— cuestionó el rey con un gesto de preocupación —no quiero perder a mi nuera.

 

—Y no lo hará señor, ella es muy capáz, estoy segura que vendrán ellas y su hermano con la victoria en sus manos— lo animó el general.

 

—Esteban, hay algo en el plan que quiero que hagas— él se acercó a mí con seguridad.

 

—¿Qué es lo que quieres que haga?— preguntó tomando mis manos.

 

—Después de un mes… Necesito que dejes que las tropas del rey enemigo te capturen— el ambiente se tornó mucho más pesado.

 

—¿Qué? ¿Por qué?— cuestionó confundido.

 

—De esa manera podré encerrarte con mi hermano y escaparán, un mes… un mes es lo que necesito para ganarme la confianza de ese reino y llegar hasta el principe.

 

Con la reunión terminada y nuestro nuevo plan estructurado volvíamos a la habitación.

 

—Estás loca— soltó Esteba de repente —Te vas a ir y nos vas a dejar solos y desamparados ¿Qué haremos con Max? ¿Qué hará si se entera uqe vas a la guerra y que hay posibilidades de que no vuelvas? él ya perdió a su madre… no resistiría si también te pierde a tí.

 

Cada una de sus preguntas eran como si se clavaran en mi pecho, cada una de sus palabras eran ciertas ¿Qué haremos con Maxi? ¿Cómo podremos ocultarle la verdad de lo que sucederá en los próximos meses? llevé mi mano a la cabeza mientras me sumía a la preocupación, estaba claro que ocultarle eso a Maxi sería lo más díficil de mi vida, podría enfrentarme a un ejercito, pero estar lejos de él sería lo más difícil de todo.

 

—Emma ¿Estás bien? no era mi intención el que te pusieras así— dijo mientras me abrazaba.

 

Pude notar como mis ojos estaban llenos de lágrimas y estaba  temblando un poco.

 

—Haremos todo lo posible para volver y cuidar de nuestro reino en tranquilidad ¿Te parece?— musité mientras secaba mis lágrimas con el saco de Esteban.

 

—Es una promesa, volveremos y haremos que este reino permanezca en paz, como se supone debe de ser— me abrazó con fuerza y besó mi frente.

 

Los días pasaron y las tropas habían salido para posicionarse frente al reino enemigo, Isabel y yo nos encontrábamos en medio de una caravana en nombre de un reino vecino con los cuales había un tratad de paz y hermandad, sería una de las princesas que iría a conocer el reino con la idea de concertar una “unión pacífica” entre ambos reinos, Isabel iría como mi sierva, no me gusta esa palabra pero por ahora debía acostumbrarme a utilizar esa terminología, si ella va como mi, sierva, ella tendrá más acceso al palacio.

 

—Hemos llegado— dijo el cochero con una pequeña sonrisa — espero que tengan mucha suerte.

 

Presentamos la carta de recomendacion del rey Fernando, si no fuese por él no podríamos llegar de esta manera, sería más difícil y tedioso. Las puertas del palacio se abrieron y pude ver su interior, seríamos escoltadas a ver directamente a la reina y después de eso, si ganamos su aprovación conoceremos al rey y a su hijo, ese es el  procedimiento de este reino y así fuimos informadas.

 

—Es un honor tenerla aquí señorita Emmaline— dijo con una sonrisa.




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