A veces, en la quietud de la noche, nos enfrentamos a lo que no queremos ver, a lo que nunca quisimos reconocer. Hay amores que no nacen para ser vividos, sino para ser soñados, deseados desde la distancia, desde el abismo de lo que podría haber sido.
Este relato es la historia de esa contradicción: de un deseo tan intenso que consume, y a la vez, destruye lo que toca. Es la historia de un corazón que late con fuerza por algo que no puede alcanzar, de una mente que intenta protegerse de lo inevitable y, sin embargo, se ve arrastrada hacia ello.
Aquí no hay respuestas claras, solo preguntas que nos acechan, recordándonos que, a veces, lo más doloroso que podemos hacer es dejar ir lo que nunca nos perteneció.