El Pintor De Bruselas

EXPRESIONISMO ABSTRACTO

— ¿Amor, acaso tú sigues molesto conmigo? 
— Lo sigo Brüssel. 
— Ok… pues si es así, entonces yo no tengo nada que hacer aquí. Me voy a mi apartamento —Dije levantándome de la mesa del comedor donde nos encontrábamos desayunando, esperanzada de que mi adorado esposo acabara deteniéndome antes de cruzar la puerta. 
— ¡Brüssel! 
— Sabes dónde encontrarme cuando se te pase el enojo. 
— Espera Brüssel… No quiero que te vayas —Dijo finalmente aferrándose de mi cintura hasta envolverme entre sus brazos completamente— Ya no estaré molesto contigo. 
— Mmm pues ahora yo estoy molesta —Le dije dirigiéndome nuevamente hasta la cocina— 
Desde luego no lo estaba, simplemente me dieron muchas ganas de tentarlo un poco por haberme tenido ignorada toda la noche y esa mañana. Me puse a vaciar la mesa y a ordenar las cosas que habíamos utilizado para desayunar y en una de esas nuevamente se pegó a mí pero me aparté otra vez cuando sentí mucho más que sus manos bajo mi vestido. 
Me senté entonces sobre la mesa y crucé las piernas sin decir nada esperando simplemente que hiciera lo suyo para contentarme. 
— ¿Brüssel? 
— Mmm… 
— Hermosa mujer de mis sueños. 
— Sigue hablando. 
— Finalmente pude acabar el cuadro que tenía pendiente. 
— ¿Ah si? 
— Sí. 
— Me parece bien. De algo bueno tenía que servir que me hayas ignorado toda la noche. 
— ¿Quieres verla? 
— Quiero pero antes deseo otra cosa —Le dije desdoblando mis piernas y jalándolo hasta tenerlo bien apretado a mí 
— ¿Aquí Brüssel? 
— Eh… Aquí. La mesa ya está vacía y no vamos a tumbar nada —Le susurré al oído besando luego suavemente su cuello— 
Él no dijo más nada y es que tampoco había más que decir, solo hacer y lo hicimos allí mismo sobre la mesa de la cocina. Tuvimos una pequeña pero extraordinaria sesión de sexo apasionado que nos consumió por completo y acabó estallando en forma de mil sensaciones dentro de mí. 
— Me tienes loca de amor, bebé. Juro que estaría así contigo por horas enteras. 
— Podemos estar así por horas enteras si así lo deseas. 
— Sabes que sí lo deseo pero tenemos cosas que hacer, amor —Le dije levantándome de la mesa e intentando componer un poco el desbarato que me había ocasionado mi esposo— Continuaremos esto durante la noche en ni apartamento —Recalqué jalándolo de una mano hasta la sala— 
— Brüssel, no quiero que te encuentres con Suzette. 
— Y yo no quiero que tú vuelvas a mencionar mujer y mucho menos que la veas. Voy a entregarle el dinero que necesita por la niña y me iré. Es todo. 
En realidad aquello no era todo pues el Detective Seeley y yo teníamos planes definitivos para esa mujer y lo llevaríamos a cabo ese mismo día pero desde luego sin involucrar a Ismael en lo más mínimo. 
— ¡Bien, cielo! Enséñame el cuadro que finalmente pudiste acabar. 
Sin esperar un segundo de más él se acercó hasta el cuadro que se encontraba cubierto con un manto y lo destapó de inmediato con mucho entusiasmo. Todos los trabajos de Ismael que yo conocí fueron siempre de tipo realismo e impresionismo, nunca nada fuera de aquellos rangos pero el trabajo que aquel día me enseñó me dejó realmente asombrada, maravillada y a la vez confundida. 
Desde que yo me había involucrado en el mundo del arte tuve que estudiar bastante y especializarme en ello. Estaba capacitada para interpretar cualquier tipo de arte que tuviera delante de mí por lo que debía saber perfectamente lo que en esos instantes mi esposo me había enseñado, pero no fue del todo así. No en aquella ocasión. 
— ¿Qué sucede Brüssel? No te gusta ¿Cierto? Es una basura. Seguramente lo es porque ni siquiera yo sé por qué pinté de esa manera. Bueno… si sé por qué Suzette siempre decía que todas mis pinturas eran pervertidas y ya no quería que esta se viera de esa manera. 
— Esa mujer no tiene idea de nada y tus pinturas nunca fueron pervertidas, amor. Eran Impresionistas y realistas ¿Pero qué podría saber esa odiosa mujer sobre obras de arte? 
— ¿Brüssel, y tú como sabes de que se tratan mis pinturas? Aún no te las he enseñado. 
— Bueno… al llamarlas pervertidas, sé a qué se refiere —Le contesté intentando zafar de aquella nueva metida de patas— El realismo, por sobre todo el impresionismo enseñan las cosas tal cuales son. Sin malicia, sin morbo ni perversiones. 
— Mmm… creo que ya entendí. ¿Y esto que ves no es ni uno ni otro, cierto? 
— Pues… no —Contesté mientras continuaba observando la pintura— pero convengamos que partió de la base de ambos y sufrió una metamorfosis. 
— Tú sabes mucho sobre pinturas, Brüssel y yo no. Solo dime si significa algo y si te gusta porque si no es así, la tiraré a la basura. 
— ¿Qué dices Briccio? Ven y siéntate que voy a explicarte. 
— Dime. 
— Esta pintura podría presentarse en tres tipos posibles. 
— ¿Tres? 
— Así es y créeme que eso la hará aún mucho más atractiva porque las personas que la vean se romperán la cabeza intentando descifrarla y no porque no se comprenda lo que es sino más bien porque lo que representa y por la categoría a la cual pertenece. Este cuadro podría ser visto como expresionismo, abstractisismo y quizás con un aire leve al arte pop. Yo lo veo más como un expresionismo abstracto porque de algún modo has querido mantener tú mismo concepto de siempre pero expresándolo de otra manera. Un hombre abrazado al cuerpo de una mujer desnuda, que le cubre los senos con el brazo izquierdo y su intimidad con la mano derecha. Es magnífico amor porque carga mucha expresión, deseo y sentimiento como por ejemplo tu negación a que otros aprecien las virtudes corporales de la mujer, luego la sensación de no querer que las personas que vean este cuadro, lo tomen como algo inapropiado sino más bien que sientan la pasión, el amor, el deseo y la protección. 
— ¿Cómo es posible que sepas todo lo que siento, Brüssel? 
— Porque nacimos el uno para el otro y porque quizás estuvimos juntos en otra vida —Le contesté besado sus labios mientras lo abrazaba— 
— También creo que tú y yo estuvimos juntos en otra vida mi hermosa mujer. Estás grabada en mi mente como una marca eterna. 
— ¡Dios mío! ¡Cuánto te amo bebé! —Exclamé con un profundo beso final— 
En ese momento nos levantamos del sofá, yo cubrí nuevamente la pintura con el manto y nos dispusimos a salir rumbo a mi apartamento. 
— Llamaré a mi secretaria y también al agente de mi galería para decirle que tenía un nuevo cuadro para agregar a la lista de exposiciones de verano en mi galería de Venecia donde cada 15 días durante todo el verano, activábamos la Sale of paintings con las obras más admiradas para ponerlas a la venta 
— Estoy más que segura, amor que la tuya estará allí y será muy exitosa. 
— ¿En verdad lo crees? 
— Por supuesto cielo. 
Fuimos caminando y conversando hasta llegar a mi apartamento y ya luego mientras Ismael finalmente se encontraba entretenido con Lyra, me dispuse a llamar al Detective Seeley para quedar en encontrarnos en el Café Belga de siempre. 
Desde luego aquella mujer Suzette desconocía en absoluto que durante semanas un detective andaba tras sus pasos y movimientos y desconocía también que en aquel café durante la supuesta entrega del dinero para su hija, acabaría completamente acorralada y sin la mínima escapatoria para que me contara toda la verdad sobre mi esposo y porque ella le hizo creer que él era su esposo y la niña que tenía, era de ambos. 
— ¿Brüssel? 
— Amor no te preocupes por nada. ¿De acuerdo? Te quedas aquí con Lyra y Clementina. 
— No quiero que vayas sola. 
—Estaré bien, cielo —Le aseguré despidiéndome con besos de él y de nuestra hija— ¡Clementina! Te dejo al pendiente. 
— Vaya tranquila señora. 
Cuando finalmente llegué al Café Belga en la Brouwerjistraat, aquella desagradable mujer ya se encontraba aguardando en el sitio y sin más remedio tuve que acercarme hasta ella. 
Suzette: Ya veo que aparte de ser la zorra de mi marido también se ha vuelto su secretaria particular. ¿Dónde está Briccio? ¿Por qué te inmiscuyes tú en asuntos que no te conciernen? 
Brüssel: ¿Cuánto es el dinero que habitualmente Briccio da para esa niña? 
Suzette: Esa niña es su hija— 
Brüssel: Te hice una pregunta. 
Suzette: Miserias, porque es un pobre fracasado que apenas puede ganarse la vida lavando platos en un restaurante. Con todas esas porquerías que pinta podría ganar algún dinero extra pero se niega a venderlas. 
Brüssel: Pues gracias a esas porquerías que usted menciona, su hija comenzará a recibir una muy buena manutención. 
Suzette: ¡Espera un momento! ¿Acaso eres una de esas vividoras que andan en busca de hombres tontos que la mantengan? Déjame decirte una cosa. Briccio es mi marido, él y yo tenemos una hija y por lo tanto me corresponde a mí manejar sus asuntos financieros en caso de que algunas de esas pinturas valgan algo. ¿Con qué derecho te apareces queriéndote imponer ante él? Dime de una vez quien demonio eres. 
Brüssel: Le haré un cheque o si lo prefiere podemos ir al banco y retiramos ahora mismo el dinero en efectivo. 
Suzette: Acabo de hacerte una pregunta maldita —Dijo levantándose de su asiento con intenciones de agredirme— 
Jeffrey Seeley: ¿Señora Suzette Magyar? —Irrumpió finalmente el detective en compañía de otras dos personas, ambos colegas y colaboradores suyos— 
Suzette: ¿Y usted quién es? —Preguntó observándolo y luego a sus dos acompañantes— ¿Quiénes son y que quieren? ¿Cómo saben mi nombre? 
Jeffrey Seeley: Son demasiadas preguntas, señora pero no se preocupe que con gusto le contestaré todas. Claro antes usted deberá responder las mías y para ello tendrá que acompañarnos. 
Suzette: Están locos... ¿Piensan que soy estúpida? Solo vine aquí por mi dinero. Dame ese maldito cheque y me largo ahora —Pidió extendiendo su mano hacia mí— 
Jeffrey Seeley: Le dije que tendrá que acompañarnos Sra. Suzette —Replicó en el momento que sus dos acompañantes la detenían para que no pudiera ir a ninguna— 
Suzette: ¿Qué significa esto? ¿Qué quieren de mí? 
Jeffrey Seeley: Voy a suplicarle que no intente siquiera hacer ningún tipo de escándalos y que nos acompañe con total serenidad. 
Brüssel: Nada malo va a sucederte y recibirás tu dinero si cooperas y te comportas como corresponde. 
Siempre sujeta de los brazos y disimuladamente, nos dirigimos hasta el vehículo perteneciente al Detective y sus acompañantes, lo abordamos y nos dirigimos hasta un departamento en Jourdan, en las afueras de Bruselas para que pudiéramos hablar o hacerla hablar en caso de que se negara a decir toda la verdad. 
Al llegar en el sitio, los acompañantes del detective la ubicaron sobre una silla y la amarraron de las manos y de los pies para que no intentara nada que pudiera entorpecer nuestros planes. Una vez que yo la tenía donde quería, coloqué otra silla delante de ella y me senté. 
Brüssel: Ahora tú y yo vamos a hablar muy seriamente y por tu bien tendrás que decirme toda la verdad porque si no lo haces vas a ir presa Suzette. 
Suzette: No sé de qué verdad hablas. 
Brüssel: La verdad sobre Briccio y quiero saberlo todo. ¿Dónde lo conociste? ¿En qué condiciones lo conociste? ¿Por qué durante todos estos años le hiciste creer que tú eras su esposa y que tu hija también era de él? Te aprovechaste de su pérdida de memoria y lo engañaste, lo trataste de la peor manera que se te dio la gana e inclusive lo mantuviste encerrado en una clínica para enfermos mentales. 
Suzette: ¿De dónde sacaste toda esa basura que dices? No sé lo que Briccio te contó pero lo que sea que haya sido, no debiste tomarlo en serio porque lastimosamente mi esposo no está muy sano de su cabeza. Él inventa cosas en su mente, las imagina y luego las cuenta como si fuesen reales. Padece de repentinas crisis y constantes alucinaciones y justamente por esa razón en algún momento tuve que dejar que se lo llevaran a un manicomio. Era por su bien y desde luego por el bien de nuestra hija y del mío. 
Brüssel: ¡Mientes! —Grité jalándola de los pelos y con profundas ganas de arrancarle los ojos y esa lengua que no hacía nada más que tirar veneno— 
Suzette: No estoy mintiendo… ¡Ya suéltame! 
Brüssel: Estoy dándote la oportunidad de que salgas de algún modo bien parada de todas tus mentiras y no por ti sino por esa hija que tienes y por la cual Briccio se preocupa mucho a pesar de todo. Ponte a pensar por unos segundos que sería de ella si tú fueras a parar a la cárcel. 
Suzette: Es suficiente ¡Ya basta! Yo no he hecho nada malo para ir a la cárcel —Negaba una y otra vez mientras yo me encontraba a nada de arrancarle los pelos— Aaaawwwhh. 
Brüssel: Detective Seeley, hágale escuchar a esta mujer la grabación donde con mucha perturbación mi esposo cuenta todos los padecimientos que vivió a su lado. 
Suzette: ¿Su esposo? 
Brüssel: Escúchalo muy atentamente porque después de que acabe tú vas a contarme toda la verdad. Por tu bien y el de tu hija optarás por dejar de callar y dejar de sostener tus mentiras. 
El Detective Jeffrey Seeley puso entonces la grabación, esa mujer la oyó detalladamente y una vez culminada, le confesé a ella quien era Briccio en realidad y le advertí nuevamente para que lo tuviera muy en cuenta que si no me decía toda la verdad y no cooperaba para aclarar tantas interrogantes, dicha grabación iría como principal prueba junto con la denuncia que personalmente yo levantaría contra su persona. 
Brüssel: Una media tarde de 2013 durante las celebraciones del carnaval en Venecia mi esposo desapareció misteriosamente de la nada como si le hubiese tragado la tierra. Todo lo que hallaron las autoridades un día después fue su vehículo caído en un barranco pero nunca lo hallaron a él y yo me pasé 5 largos años buscándolo con la esperanza de que estuviera vivo. Todo mientras tú lo condenabas a una vida de mentiras y maltratos. 
Jeffrey Seeley: Señora Magyar, ese hombre al cual usted hizo creer que era su esposo durante todos estos años se llama Ismael D’Angelo y es un pintor muy querido y reconocido en toda Europa y por eso las noticias sobre su repentina y extraña desaparición recorrieron el mundo. Resultaría increíble que usted dijera que nunca supo nada sobre el caso en cuestión. 
Brüssel: Ismael no solo fue un hombre muy talentoso y muy virtuoso en su arte. Era muy inteligente y acababa de recibirse como Licenciado en Artes un año antes de su desaparición. En los próximos meses luego del verano de aquel 2013 iba a convertirse en maestro de artes de la Venice International University y sentía mucho entusiasmo por ese motivo—Dije sin poder evitar mi llanto de tan solo recordar— Muchas de sus obras, esas que tú llamas porquerías se encuentran en las mejores galerías de Venecia, Viena y Berlín y valen mucho más de lo que tu vacío cerebro pudiera imaginar. 

EL PINTOR DE BRUSELAS ©® 




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