El Pintor De Bruselas

NUESTRO LUGAR SECRETO

L’ARTE DI AMARE (GALLERIA) 
Ismael y yo llegamos a la galería y desde que salimos de casa no ocultó sus emociones al observar detenidamente todo a su alrededor. Expresó sin titubeos que le encantaba Venecia y que tenía muchas ganas de pasear por todos los lugares que le fueran posible. 
Momentáneamente no era posible pero le dije a mi amor que pronto tendría nuevamente la libertad de vivir la vida qué le pertenecía y que cruelmente le habían arrebatado. Le pedí un poco más de paciencia hasta que el detective Jeffrey Seeley tuviese en sus manos todas las pruebas necesarias que incriminaran a los verdaderos responsables de modo a que los tuviésemos en nuestras manos y así entablar demandas formales contra todos ellos. 
En aquellos últimos días recorrieron las noticias a través de algunos medios de prensa que yo había reaparecido en Venecia luego del escándalo surgido como consecuencia de mi boda fallida con Bentley Thompson. Aquello no me hubiese preocupado demasiado si no hubiese sido porque al enterarse de mi paradero tanto Bentley como mi familia sabrían sobre mi paradero y no tardarían mucho en venir hasta mí. 
Antes de que eso sucediera, en verdad me urgía que el detective apareciera con novedades pues esa sería mi única arma para enfrentarlos y para proteger a mi esposo. 
Ismael: ¿Todo esto es tuyo mi Brüssel? 
Brüssel: Todo esto es nuestro mi amor. ¡Tuyo y mío! —Le dije jalándolo de una mano mientras nos dirigíamos hasta la oficina— Buon pomeriggio! 
Giacomo: Buon pomeriggio! 
Valeria: Buon pomeriggio signora Brüssel! ¿Señor y usted, cómo está? 
Ismael: ¡Bien Valeria! ¡Gracias! 
Valeria: ¡Me alegro! 
Giacomo: ¡Ya veo que estás bien Ismael! 
Ismael: ¡Giacomo, siento mucho lo de tu coche! No fue mi intención averiarlo un poco.  
Giacomo: ¿Un poco? 
Ismael: Mmm… un poco. Es que mi Brüssel a veces altera mis nervios y me cuesta mucho controlarme pero ya me dijo ella que en un par de días tu coche quedará como nuevo. 
Giacomo: ¿Sabes que tu hija tiene razón, Ismael? 
Ismael: ¿Mi hija? 
Giacomo: Su padre es cómo Ralph el demoledor y tiene razón. 
Brüssel: ¡Bueno ya! Mejor sentémonos que tenemos trabajos que culminar. 
Valeria: ¿Señor Ismael, desea beber alguna cosa? ¿Jugo? ¿Te frío? ¿Agua? 
Ismael: Solo agua por favor. 
Valeria: ¡Claro que sí, señor! ¿Y usted señora? 
Brüssel: ¡Lo mismo Valeria! 
Luego de que Valeria volviera con el agua para beber, nos sirvió un vaso a cada uno y posteriormente comenzamos los trabajos que aún estaban pendientes. La segunda semana de exposiciones y con lanzamientos de un par de nuevos artistas, se aproximaba y entonces Valeria me puso al tanto enseñándome las fichas de presentación de los dos artistas y me enseñó las obras de cada uno a ser presentadas. 
Valeria: Su nombre es Zinerva Pilia y sus pinturas son abstractas. Este es Luciano Sorrentino y sus obras tienden al expresionismo —Dijo enseñándome las fotos de las obras de ambos artistas— 
Brüssel: Mmm… así parece. 
Valeria: Estos son los de Zinerva Pilia. 
Brüssel: ¿Qué te parecen, cielo? —Pregunté enseñándole las fotos— 
Ismael: Me gustan más estos—Contestó refiriéndose a las obras del pintor Luciano Sorrentino— ¿Quién pinta figuras de colores y garabatos? —Recalcó refiriéndose a las obras de Zinerva Pilia— 
Giacomo: Esas figuras de colores se llaman geometría abstracta, Ismael y también es arte. 
Brüssel: El arte abstracto se basa en eso, amor. El artista expresa lo que siente en el momento, lo que está pensando, lo que está sucediéndole. Personalmente creo que los artistas abstractos pintan su caos interior. 
Giacomo: Así es y déjame decirte una cosa… Tu última pintura no estuvo muy lejos de lo abstracto, Ismael. 
Brüssel: Es verdad… La única diferencia entre tu última pintura y estas de Zinerva Pilia es que tú le diste expresión figurativa y no te abocaste de lleno únicamente a tus sentimientos momentáneos. A tu caos interior. 
Giacomo: O tal vez lo hizo, Brüssel. Todo lo que Ismael pinta tiene que ver contigo por lo tanto tú eres su caos interior. 
Brüssel: ¿Eso es verdad, cielo? ¿Soy yo tu caos interior? —Le pregunté sonriente mientras lo abrazaba y llenaba de besos sus mejillas— 
Ismael: ¡Lo eres mi Brüssel! 
Brüssel: ¡Ay! ¡Te amo tanto mi vida! 
Valeria: ¡Aún no puedo creer que los vuelva a ver de esta manera! ¡Se ven tan hermosos juntitos como siempre! —Exclamó la sensible y romántica Valeria— 
Brüssel: ¿En verdad lo crees Valeria? —Pregunté colocando las manos de mi esposo alrededor de mi cintura para luego rodearlo yo entre mis brazos— 
Valeria: ¡Por supuesto que sí! ¿No es así Giacomo? 
Giacomo: ¡Lo es! ¡Se ven divinos! Ya quiero verlos de nuevo el día de su boda. ¡Claro! Que tú deberás cambiar un poco ese aspecto, Ismael. 
Ismael: ¿Qué tiene mi aspecto? 
Giacomo: Esa barba por ejemplo está muy larga para mí gusto y según mi perspectiva debes vestir elegante y casual como el típico hombre veneciano. Teniendo una mujer como Brüssel, es tu obligación. 
Brüssel: No lo presiones con esas cosas Giaco. Yo amo a mi pintor como sea. ¡Bien! Sigamos trabajando que cuando acabemos aquí quiero darle un recorrido por toda la galería a mi esposo. 
Valeria: ¡Bien! Revise este cronograma señora y si todo le parece correcto, publicaremos las actividades para este fin de semana. 
Brüssel: ¡De acuerdo! 
Giacomo: ¿Ismael, has estado pintando alguna cosa últimamente? Te lo pregunto porque tu pintura fue una sensación como me lo esperaba y una de las primeras en venderse porque te recuerdo que lancé con bombos y platillos al Pintor de Bruselas que si bien es como una especie de seudónimo, no han dejado de preguntar por ti. 
Ismael: Mmm… ¿Quiénes preguntan por mí? 
Giacomo: Te digo que la gente, Ismael. Muchas personas vieron tu pintura durante toda la primera semana de exposiciones antes de ser vendida. 
Brüssel: ¡Giaco! ¿Y quién fue la persona que compró la pintura? No me lo has dicho. 
Giacomo: Es verdad Brüssel… Con tantas cosas en mi cabeza me pasóbpor completo! La semana previa a tu llegada estuvieron por aquí miembros de la familia real de Mónaco. Uno de los hermanos de Alejandra de Hannover y Carlota Casiraghi junto con su esposa. 
Brüssel: ¿Ah sí? ¿Y no me digas que ellos adquirieron la pintura de Ismael? 
Giacomo: ¿Tú que crees? Los trabajos de Ismael continúan atrayendo el interés de gente con alcurnia. Honey… el día que todos sepan quién es en realidad el Pintor de Bruselas, esto será un boom sin precedentes en el en el más reciente mundo del arte. 
Brüssel: Mhmm… no tengas dudas sobre eso Giaco. Y ese gran día llegará en algún momento. ¡Espero que sea pronto! 
Giacomo: Tiene que llegar ese día y también espero que sea pronto. ¿Y bien Ismael? No me has contestado. 
Ismael: ¿Sobre qué? 
Giacomo: Sobre nuevas pinturas. ¿Las tienes? 
Ismael: Las tengo pero no para que se las vendas agente de alcurnia ni a ninguna otra. 
Giacomo: ¿Qué dices? ¿Entonces a quién? 
Ismael: ¡A nadie porque son solo mías! ¿Sabes? Terminé de pintar la otra pintura que es idéntica a la mía. 
Brüssel: ¿De verdad hiciste eso amor? 
Ismael: ¡Lo hice! Pero ya lo decidí y tampoco quiero que esté en exposición ni mucho menos que las vendas. 
Giacomo: ¿Por qué no Ismael? ¿Qué harás con dos cuadros idénticos? Artes como esas mínimamente deben estar en galerías siendo admiradas por todos aunque no quieras venderlas. 
Brüssel: Eso es verdad cielo. Además el cuadro concluso Ya estuvo en exposición en la galería de Amiens. 
Ismael: ¡Brüssel! Esa pintura estuvo en exposición sin mí autorización porque la malvada Suzette me lo había robado. 
Brüssel: ¡Está bien amor! ¡Está bien! 
Giacomo: Pues para mí nada está bien. ¡A ver Ismael! ¡Contéstame! ¿Por qué no quieres que tus obras estén en exposición? 
Brüssel: ¡Giaco! 
Giacomo: Brüssel deja que tu esposo me conteste. ¡Te escucho Ismael! 
Ismael: Ya te dije que no quiero que nadie más las vea —Dijo en un tono algo elevado— 
Brüssel: Ya lo dijiste amor y Giaco ya lo entendió. 
Giacomo: No... Aún no lo he entendido. 
Brüssel: Santo Dio Giaco! ¡Basta! 
Giacomo: ¡Contéstame! 
Ismael: Porque en todas mis pinturas mi esposa aparece desnuda y yo no quiero que ningún pervertido la tenga desnuda en su pared excitándose con sus pechos. 
Giacomo: Há… ¡Por supuesto! ¡Ya salió el peine! 
Ismael: ¿Cuál peine? No sé de qué hablas. 
Brüssel: ¡Suficiente! Ya terminé de leer todos los cronogramas y ahora podemos ir a pasear por toda la galería —Le dije a mi esposo intentando que aquella discusión sin sentido no se desbordara— ¡Valeria! Todo el cronograma está bien. Me gusta mucho el orden por lo tanto puedes encargarte ya mismo de que la publiquen en la en la web y también en las redes sociales. 
Valeria: Ahora mismo me encargo de eso Sra. Brüssel. 
Brüssel: ¡Nos vamos cielo! 
Ismael: ¡Vamos mi Brüssel! —Me dijo mientras yo lo tomaba de una mano— 
Brüssel: Si surge alguna cosa solo avísenme. 
Giacomo: ¡Pierde cuidado Brüssel y vayan tranquilos! 
Cuándo finalmente abandonamos la oficina principal nos dirigimos a la galería donde recorrimos cada sección, hasta el último rincón de ellos y dónde pude verlo encantado, realmente fascinado con cada pintura que observaba. 
— ¿Y dime mi amor? ¿Qué te ha parecido nuestro recorrido? ¿Qué sección de la galería te gustó más? 
— Me gustaron todos Brüssel pero más el anterior del cual acabamos de salir. 
— ¿Ah sí? Pues esa sección siempre ha sido tuya cielo. De hecho lo sigue siendo y en los últimos años únicamente han sido ocupadas por las pinturas de Enzo Baglioni y un pintor español muy bueno y talentoso de nombre Braulio Moya cuyas obras pudiste apreciar ahí. En esta ocasión tu pintura no fue colocada en ese sitio por cuestiones de clasificación y porque fue lanzado por Giacomo con un flamante nombre artístico —Le dije rodeando con suavidad mis brazos a su cuello. ¡Claro! Lejos de la vista de algunas personas que se encontraban de visita dentro de la galería— 
A mi esposo poco o nada podrían reconocerlo a simple vista y desde la lejanía pues poseía un aspecto muy distinto al que alguna vez tuvo. En esta ocasión con el cabello largo, con el bigote, con la barba, los lentes para la vista, un gorro que se había colocado para que no le notaran el rostro y la manera de vestir tan informal hacían a un hombre completamente opuesto al Ismael que alguna vez todos conocieron. 
— ¡Amor! Aún nos queda un lugar por visitar. 
— Dijiste que ya recorrimos todo mi Brüssel. ¿Qué lugar es ese? 
— Nuestro lugar secreto. 
— ¿Tenemos un lugar secreto? 
— Lo tenemos y quiero que vayamos allá ahora —Dije insinuándole cosas realmente perversas— 
Lo jalé nuevamente de una mano y lo conduje conmigo hasta nuestro lugar secreto que le había comentado brevemente. Desde luego él no lo recordaba pero en aquel lugar pasamos momentos realmente intensos y apasionados. Los mismos que haría revivir en él nuevamente y en ese mismo instante. 
Ingresamos a un pequeño cuarto ubicada detrás de toda la galería, una que a simple vista poseía la fachada de un lugar para acomodarse relajadamente y leer un libro mientras se bebía una taza de té sin embargo para nosotros era mucho más que eso. Allí dentro nos habíamos fundido de pasión en incontables ocasiones y aquella tarde luego de muchos años reviviríamos los ecos resonantes ocasionados por las intensas llamas de nuestro amor. 
En nuestro lugar secreto no había una cama ni tampoco almohadones, apenas una silla pegada a una mesita de luz junto a la ventana, una estantería de libros, un pequeño buró y una alfombra que acabaría siendo toda nuestra necesidad. 
— Hazme el amor, cielo… Házmelo como mejor sabes. Mátame de placer aquí y ahora —Le pedí mientras le desabrochaba el pantalón. 
— ¿Aquí mi Brüssel? 
— Mmm… Aquí amor dónde lo hemos hecho tantas veces. 
— ¿Lo hicimos aquí muchas veces? 
— Muchas… casi todos los días.  
— ¿Y dónde lo haremos?  
— Donde quieras… sobre la silla, sobre la alfombra o sobre este buró —Le contesté mordiéndome los labios y sentándome sobre el buró mientras cruzaba las piernas— 
Eso fue todo lo que necesité hacer para activar la bomba de tiempo de mi hombre quién se aproximó hasta mí y con total impaciencia desabotonó mi camisa. Me despojó de ella y también del brasier qué cubría su parte de lirios. 
Fue directo a ellos cómo habitualmente lo hacía y pensé que estaría prendido a mis senos por largo tiempo pero no fue así. Al rato y con esa brusquedad que me encendía aún más, me bajó del buró y me volteó dejándome agachada y apoyada contra el mismo. 
Levantó la falda por encima de mis glúteos y al ritmo del ardor de sus besos comenzó a despojar lentamente mi ropa interior. Aquella sensación de profundo éxtasis se apoderó de todos mis sentidos teniéndome sometida a la absoluta perdición de sus más bajas pasiones. 
Avasallada por sus desmedidas embestidas, consumida por el fuego de su cuerpo al mío, ensordecida por los gemidos y estrujada por su implacable fuerza sobre mí, acabé cedida ante su tempestad. La misma que me empapaba más allá de todo mi ser, la misma que me quitaba el aliento, la vida entera y la misma que me la devolvía luego con el clamor de unos besos finalmente apacibles. 
— ¡Te amo mucho mi Brüssel! Deseo estar así contigo todos los días. 
— Podríamos está así todos los días pero no olvides que estoy embarazada. 
— Eso no lo olvidaría jamás mi hermosa mujer. Voy a cuidar mucho de ti y de nuestro bebé. También de nuestra hija Lyra quién se pondrá muy celosa si no le pongo la misma atención. 
— No te imaginas lo celosa que se pondría. Debemos trabajar en ello para hacerla entender que su hermanito o hermanita no le quitará ni una gota de nuestro amor. —Acoté por último volviendo posteriormente a nuestros besos apasionados— 
Tendidos los dos, desnudos y enredados sobre la alfombra continuamos por un incalculable tiempo entre esos besos y caricias hasta que la luna nos sorprendió desde la ventana de una clara y maravillosa noche veneciana. 
 




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