Mi repentina e inminente decisión de llevar a cabo mi boda con Ismael y que fuera celebrada con bombos y platillos, sorprendió a todo mi entorno, incluso a mi propio Ismael aunque este último no veía lo malo por ninguna parte sino más bien todo lo contrario. Él se encontraba feliz y no escatimó en absoluto desparramar ese maravilloso estado de ánimo que poseía.
Giacomo: Sigo creyendo que te precipitaste Brüssel. ¿Cómo se planea una boda como la que pretendes, en dos días? Y peor aún siendo tan riesgoso todo.
Brüssel: Ya mandé a preparar las tarjetas de invitaciones y estarán listas para mañana, a más tardar a media mañana. Tampoco serán muchos invitados, Giacomo, solo gente exclusiva y más cercana a nosotros. ¿Valeria pudiste averiguar lo que te pedí?
Valeria: Sí señora Brüssel… el señor Thompson está hospedándose en el Hotel St Regis Venice.
Brüssel: ¿Ah sí? No me esperaba menos de él por eso te dije que no sería difícil encontrarlo.
Giacomo: ¿Brüssel y tú para qué quieres saber donde se hospeda Bentley? Por favor dime ya que idea descabellada está pasando por tu mente.
Brüssel: ¿Y mi padre y Magda?
Valeria: Según lo que pude averiguar su padre y Magda se encuentran en la residencia de Passo Campalto.
Brüssel: ¡Perfecto!
Giacomo: ¿No vas a contestarme Brüssel?
Brüssel: No quiero que comas ansias Giacomo porque ya lo entenderás todo en su debido momento.
Giacomo: Honey… Tú ya tienes mucha suerte de que aún no hayan venido a buscarte aquí porque es un hecho de que habrán estado buscándote y de qué ya saben que te encuentras en Venecia por las publicaciones de aquel periódico. ¿Por qué entonces prefieres arriesgarte de esta manera?
Brüssel: ¡Todo estará bien! ¿De acuerdo? Mañana a media mañana vendré a la galería con Ismael y cuando eso suceda quiero que todas las invitaciones ya estén repartidas —Le dije a Valeria— a excepción de las dos que vendrán guardadas cada una dentro de una caja exclusiva. Esas serán enviadas luego de que yo te lo haya ordenado. ¡Giaco! Deja de mirarme de ese modo.
Giacomo: ¿Y de qué otro modo quieres que te mire?
Brüssel: Conversaremos mañana sobre todo. Te lo prometo.
Antes de que cayera la noche fui a casa y al llegar me dirigí a la sala donde se encontraban mi suegra, Ismael y Lyra. Allí la Sra. D'Angelo al igual que Giacomo también me expresó su extrañeza por el hecho de que hayamos decidido, Ismael y yo casarnos tan deprisa.
En realidad nada era por cuestiones de prisa teniendo en cuenta de que Ismael y yo ya estábamos casados. Se lo expliqué a ella y le dije que simplemente me parecería una buena ocasión aprovechando el clima cálido, las vacaciones y los próximos eventos de la galería que serían todo un acontecimiento no solo para otros pintores sino también para mi adorado Ismael.
Luego de mis palabras ella ya quedó tranquilizada y al igual que su hijo ya no escatimó en demostrar toda su alegría por la boda.
A LA MAÑANA SIGUIENTE (7:30 A.M)
Brüssel: ¡Apresúrate señorita! acaba ese desayuno de una vez por todas que luego Clementina te ayudará a que te alistes. ¡Tú también acaba rápido tu desayuno, cielo! —Le dije a Ismael—
Ismael: ¿Brüssel, porque me apresuras? Déjame desayunar tranquilo.
Brüssel: Porque la cita de Lyra con el dentista será dentro de 45 minutos y serás tú quien lleve a nuestra hija.
Lyra: ¡No mamita! ¡Por favor no me envíes al dentista! —Exclamó levantándose raudamente de su asiento— ¡No me lleves allá papito ¡Por favor no me lleves! ¡No quiero ir! ¡No quiero ir!
Brüssel: ¡Suficiente! ¿Qué berrinche es ese Lyra?
Lyra: ¡No quiero ir! —Repitió abrazando a su papá— Dime que no me llevarás.
Ismael: ¡Brüssel!
Brüssel: ¡Ah! Por fin te expresas, corazón. Pensé que repentinamente te quedaste mudo. Dile a Lyra que no hay razón para que le tema al dentista. ¡Anda! ¡Dije! —Le pedí, pero sin que él dijera siquiera media palabra— Clementina por favor prepara la ropa de Lyra para para que luego la ayudes a vestirse.
Clementina: ¡Sí señora!
Brüssel: ¡Deja de llorar mi amor! tu valiente y demoledor papito irá contigo por lo tanto no debes temer por nada. ¿Cierto Ismael?
Ismael: ¿Y acaso tú no irás con nosotros Brüssel?
Brüssel: No creo que sea necesario. Tú solito podrás contener a nuestra hija demostrándole lo valiente que eres. ¡Lyra, mi cielito! Para que veas que no hay motivos por el cual debas temerle a ningún dentista, tu papito dejará que le revise los dientes al primero.
Lyra: ¿De verdad papito? —Le preguntó a su papá quién parecía haber quedado aún más enmudecido—
Brüssel: ¡De verdad! Tu papá te demostrará lo valiente que es. Lo hará todo por ti. ¿Cierto Ismael?
Ismael: ¡Cierto! —Fue todo lo que logró decir—
Brüssel: Ya lo oíste… ahora ve a tu habitación para que Clementina te ayude a que te prepares para salir.
Cuando Lyra finalmente se convenció un poco, soltó a su papá y fue junto a Clementina mientras que Ismael y yo permanecimos un poco más en el comedor.
Ismael: ¿Por qué me haces esto Brüssel?
Brüssel: ¿Qué te hago amor?
Ismael: Yo no quiero que ningún dentista me revise y tú le metiste a nuestra hija.
Brüssel: ¿Crees que le mentí a nuestra hija? ¿Entonces su padre no es ningún hombre valiente?
Ismael: Brüssel yo no quiero ir solo con nuestra hija al dentista.
Brüssel: ¡No los dejaré ir solos jamás! —Le aseguré dándole un enorme beso— Voy a seguirlos a ambos y los esperaré en la recepción del consultorio. Lyra no me notará y tú te encargarás de convencerla de que no hay razón para tenerle al dentista. ¿Podrás hacer eso?
Ismael: Lo haré solo si me prometes que en verdad estarás cerca.
Brüssel: ¡Te lo prometo, cielo! Estaré allí porque luego tú y yo iremos juntos a la galería y de allí a otro lugar.
Ismael: ¿A qué lugar?
Brüssel: Ya lo sabrás.
Cuando Ismael y Lyra partieron rumbo a la cita con el dentista, yo lo seguí en mi coche particular y al llegar y verlos ingresar al consultorio, bajé y me quedé sentada aguardándolos en recepción. Durante el inicio de mi espera recibí un llamado muy grato de una persona con la cual había intentado hablar desde hacía días.
— ¿Señora D'Angelo?
— ¡Señor Lunesino! Qué gusto recibir su llamado finalmente.
— La estoy llamando ni bien habiendo acabado de digerir las noticias de su comunicado. ¿Cómo es posible todo lo que me ha contado Señora D'Angelo?
— Únicamente por obra de un gran milagro Señor Lunedino y créame que he tratado de ser lo más breve y concisa con usted en mi comunicado pues debido a que no había forma de comunicarme personalmente con usted, decidí entonces escribirle.
— ¡Lo sé y le pido mil disculpas por ello! Santo Dio! ¿Ismael D'Angelo está vivo? —Exclamó— Hasta no verlo con mis propios ojos me costará mucho creer tal cosa.
— Entonces lo verá Sr. Lunedino y será hoy mismo si me concede un poco de su valioso tiempo.
— ¡Pero por supuesto que sí! Yo acabo de llegar de Milán y en estos momentos dispongo de tiempo exclusivamente para usted y desde luego para Ismael.
— ¡Se lo agradezco mucho! si le ruego por favor que cuando lo tenga delante de usted no deje de tener en cuenta que Ismael no recuerda nada sobre su vida pasada. No recuerda nada en absoluto y por lo tanto cualquier cosa que usted pudiera mencionarle, él no tendría noción alguna.
— ¡Sí! Me lo ha explicado brevemente y lo tendré muy en cuenta.
— Luego de la boda me dispondré a explicarle todo con más detalle en cuanto nuestras respectivas agendas disminuyan.
— ¡De acuerdo!
— En cuanto a la boda. ¿Sí podrá concederme el salón VIP de su hotel para la fiesta.
— Eso no tiene que preguntármelo siquiera Sra. D'Angelo. El salón VIP del hotel para la celebración de la boda ya se encuentra a su entera disposición y todo el personal se hará cargo absolutamente de lo que haga falta y sea necesario.
— No se imagina lo feliz que me hace oír eso y quedo bastante tranquila. ¡Señor Lunedino! Debido a las circunstancias que usted ahora ya conoce le comento que será una boda bastante íntima. No es que pretenda que sea un secreto pues a final de cuentas pronto mi esposo Ismael volverá a ocupar el lugar que le corresponde y todos sabrán que está vivo, pero por el momento quisiera contar con su absoluta discreción al igual que con la discreción de todo el personal de su hotel.
— Cuente con ello Sra. D'Angelo y también con mi absoluto apoyo para lo que fuera necesario. Usted solo dígame y me hallaré a su entera disposición.
— ¡Se lo agradezco profundamente en verdad! —Le expresé una vez más— Nos veremos en su hotel dentro de un par de horas.
— Estaré esperándolos.
Cuando el Sr. Lunedino colgó la llamada continúe aguardando en la recepción del consultorio odontológico mientras revisaba unos pendientes del trabajo a través de la tableta y en esas recibo otro esperado llamado y esta vez del detective Jeffrey Seeley quién finalmente me confirmó que las denuncias contra la Corporación Future Nøw Innovation y contra dos de sus empleados. Mathew Robinson y Jeremy Hunter; esos dos hombres que con identidades falsas se hicieron pasar por hermanos de mi esposo y por consiguiente se hallaron pruebas suficientes y muy graves que los vinculaba en todos los daños físicos y morales ocasionados a Ismael.
— Prepárese Sra. Holbein que a partir del lunes estallará una bomba de gran magnitud que golpeará a muchos en su entorno.
— Ya me encuentro preparada detective Seeley. ¡Créame que ya lo estoy!
Pese a la advertencia del detective, nada me llenó tanto de satisfacción aquel día como recibir semejante noticia pues aquello marcaría un inicio importante para encaminar la justicia en favor de mi esposo por todos los daños que le habían ocasionado durante cinco largos años.
Aquella noticia también me había impulsado aún más para llevar a cabo mis propios planes que de hecho ya los había echado a funcionar de manera relativa y todo lo que me quedaba era intensificarlo de modo a hacer temblar el suelo donde pisaba Bentley Thompson y mi hermanastra Magda Gypser. Esta última por la cual aún me costaba mucho creer que hubiese podido estar involucrada en todos aquellos actos terribles.
Lyra: ¡Mamita, mamita! ¡Viniste! —Oí repentinamente a mi niña acercarse raudamente tomada de la mano de su papá—
Brüssel: ¡Por supuesto que vine corazón! Yo jamás dejaría solitos a los dos amores de mi vida entera —Dije cargándola entre mis brazos— ¿Van a contarme cómo les fue?
Lyra: ¡Muy, muy bien mamita! Mi papito fue muy valiente y no le tuvo miedo al dentista.
Brüssel: ¿De verdad? —Pregunté observando a Ismael—
Lyra: Lo fue.
Brüssel: ¿Y qué hay sobre ti?
Ismael: Brüssel, nuestra hija no tuvo miedo y no intentó huir del dentista. ¿Cierto Lyra?
Lyra: ¡Cierto papito! También soy muy valiente.
Brüssel: Pues yo te dije que no había razón para temer mi hermosa bebé y me alegra que seas muy valiente como papá.
En ese preciso instante y antes de marcharnos, llené de besos a mi hija y también a mi esposo como recompensa por haberse comportado valientemente cómo debía delante de Lyra.
Ismael: La doctora dijo que pronto se le caerían los dientes de leche.
Lyra: ¡Mamita yo no quiero que se me caigan los dientes!
Brüssel: Te saldrán nuevos y muchos más bonitos, corazón. Tú no te preocupes por eso… Ahora vámonos que tenemos muchas cosas por hacer.
A la salida del consultorio ya nos aguardaba el chofer, el mismo que nos trasladaría hasta la casa para dejar allí a Lyra y trasladarnos posteriormente a la galería a Ismael y a mí.
Habitualmente yo me manejaba en mi propio coche para trasladarme de un lugar a otro y el chofer de la casa se encontraba al servicio de Clementina y de la niña en caso de requerirlo, pero en vista de las recientes circunstancias, optaba por llamar al chofer y a un par de guardias para que nos trasladaran y acompañaran a dónde sea que fuéramos.
Cuando nos disponíamos a abordar el coche pude percibir que unos reporteros se encontraban al asecho merodeando el lugar por lo que le pedí de inmediato a Ismael que subiera con nuestra hija.
— Lleve mi coche por favor que yo iré con mi esposo y mi hija —Le dije a unos de los guardias entregándole la llave—
— ¡Sí señora! —Dijo y abordé—
— ¿Qué sucede Brüssel?
— Nada malo amor. Son de nuevo esos reporteros.
— ¿Y qué es lo que quieren esas personas?
— Meterse en la vida de los demás. Es lo único que quieren.
En cuanto llegamos a la casa, dejamos a Lyra a cargo de Clementina, Nos despedimos de ella y partimos nuevamente rumbo a la galería.
20 MINUTOS MÁS TARDE (L’ARTE DI AMARE GALLERIA)
Valeria: ¡Señora Brüssel! ¡Señor Ismael!
Brüssel: ¿Todo bien Valeria?
Valeria: ¡Todo bien señora!
Ismael: ¿Cómo estás, Valeria?
Valeria: ¡Muy bien señor! ¿Y usted?
Ismael: No tan bien… Brüssel me obligó a ir al dentista con Lyra.
Brüssel: Ehh... Ya no te quejes por eso qué a final de cuentas quedaste como todo un valiente delante de tu hija. ¿Valeria ya te encargaste de todo lo que te pedí?
Valeria: ¡Absolutamente de todo, señora! Las invitaciones para la boda ya fueron enviadas a sus respectivos destinatarios a excepción de aquellas dos que usted me indicó.
Brüssel: ¡Excelente! Esas dos irán ahora, pero no antes de que yo las vea y les dé a cada una un último toque.
Valeria: Será como usted quiera, señora. ¿Desean tomar alguna cosa?
Brüssel: Jugó de lo que sea y bien dulce por favor Valeria.
Ismael: También yo.
Valeria: Enseguida se los traigo.
Giacomo: ¡Brüssel! ¡Ismael!
Brüssel: ¡Giaco! Pensé que no estabas aquí —Le dije observando en sus manos un par de cajas —
Ismael: ¿Cómo estás Giacomo?
Giacomo: ¡Bien Ismael! Gracias por preguntar. ¿Brüssel podrías finalmente decirme qué significa esta obra macabra?
Brüssel: ¿Esas son las cajas con las invitaciones exclusivas? ¡Déjame verlas! —Pedí arrebatando las cajas de sus manos—
Giacomo: ¿Seguirás sin contarme qué es lo que tienes pensado hacer? ¿Por qué estas invitaciones fueron distintas a las demás? ¿Por qué tienen el mismo diseño de las tarjetas de tu primera boda con Ismael? ¿Y por qué trae cada tarjeta, una máscara dentro de sus respectivas cajas?
En vista de que Giacomo había agotado toda paciencia ante su curiosidad y de que ya no había motivos para no explicarle lo que tenía pensado hacer, le dije todo detenidamente referente a mis planes antes de que se molestara conmigo por seguir callando.
Revisé cada caja y en vista de que las invitaciones se veían tal y como yo las quería y, ya que estaban listas para ser enviadas a sus respectivos destinatarios, puse en marcha mis intenciones.
Aquellas dos tarjetas fueron distintas a las demás porque yo así lo dispuse con toda mi intención.
Las mismas poseían cada una dentro de sus respectivas cajas, una máscara. Replicas de la máscara que usó mi esposo Ismael en el carnaval de Venecia de 2013 el día de su desaparición y la cual ellos al verla, estaba convencida de que la pesadilla de ambos no les dejaría siquiera respirar y peor aún porque dichas invitaciones irían destinadas a Bentley Thompson y a Magda Gypser bajo el remitente exclusivo del puño y letra del Pintor Ismael D'Angelo.