Como otras tantas veces desde que lo volví a encontrar, amanecimos juntos en la cama. Desnudos y enredados con él durmiendo placenteramente con la cabeza apoyada a mi pecho.
A raíz de lo acontecido luego de nuestra boda no habíamos tenido ocasión de estar juntos y luego la noche anterior entre pizzas y la película favorita de Lyra (que por cierto ya la habíamos visto como 20 veces), ya no tuvimos ocasión de conversar sobre lo que había sucedido en su encuentro con Magda.
Cuando llegamos a nuestra hija hasta su habitación ya durmiendo entre los brazos de Ismael, nosotros fuimos a la nuestra y luego de alistarnos para descansar él no tardó mucho en quedarse profundamente dormido. Sin decir más que buenas noches se aferró a mí y yo lo rodeé con mis brazos intentando conciliar el sueño.
También quedé dormida, pero en la madrugada el vacío de mis brazos me despertó o tal vez el presentimiento y la sensación de oír unos sollozos que muy ligeramente golpearon a mis oídos. Lo oí y de inmediato me levanté de la cama. Todo estaba oscuro y encendí la lámpara más próxima a mí para buscar a mi marido y lo encontré detrás de las cortinas en el balcón donde las ventanas estaban abiertas.
— ¡Amor! ¿Cielo que sucede? —Pregunté en medio de mi desespero acercándome a él para abrazarlo— ¿Ismael, qué tienes corazón?
Él no decía nada, solo lloraba y cada gota de lágrima que caía sobre mi piel se sentía como una espina incrustada en mi corazón. Ya lo había tenido entre mis brazos llorando en otras ocasiones, pero aquella madrugada me sorprendió el más profundo desconcierto pues presentía que alguna cosa había sucedido cuando fue a ver a Magda sin embargo lo ignoraba y él no hacía más que callar.
— ¡Amor por favor dime lo que tienes! No me tengas con esta angustia.
— ¿Por qué no logró recordar nada Brüssel? ¿Por qué no puedo? Creí que podría. Creí que al verla, recordaría pero no. No recuerdo nada de lo que me dijo, pero yo oigo su nombre en mi sueño. Ella estaba allí… ella estaba allí —Repitió aún echado en lágrimas incesantes—
— Ismael levántate del suelo. ¡Ven! Volvamos a la cama.
— Ella estaba allí, me lo confesó, pero me juró que no fue ella.
— ¿Te dijo que ella estaba allí?
— Ella estaba ahí apuntándome con un arma pero me dijo que ella no disparó. ¡Fue ese sujeto! ¡Aquel miserable Bentley Thompson a quién debí haber matado con mis propias manos el otro día. Yo debí hacerlo… debí hacerlo… debí hacerlo —Repitió una y otra vez golpeándose la cabeza con las manos—
— ¡Suficiente amor! ¡No hagas eso Ismael! ¡Suficiente que vas a lastimarte! —Le supliqué comenzando a llorar también sumergida en incontables sentimientos de tristeza, rabia y coraje— ¡Ven a la cama cielo! ¡Acompáñame!
Cuando finalmente accedió a levantarse del suelo y volver conmigo a la cama, le serví un vaso de agua y le di el calmante que solía tomar a parte de su medicina principal cuando le daban crisis como esas.
— Pronto te sentirás mejor mi amor —Dije abrazándolo con fuerza—
Al rato, después de un par de minutos lo recosté sobre la cama, bebí también un vaso de agua y me acosté nuevamente a su lado. Ya se encontraba algo más calmado, se aferró nuevamente a mí con fuerza y yo lo rodeé entre mis brazos mientras acariciaba su cabello hasta que quedara dormido nuevamente.
Despertó antes que yo a la mañana temprano y me despertó a mí entre besos intensos y caricias insinuantes con las cuales sin pensarlo demasiado me dejé llevar. Hicimos el amor como desde hacía días teníamos ganas y nos consumimos en nuestra llama intensa, ardiendo de amor y pasión.
Haciendo el amor perdimos por completo la noción del tiempo, volvimos a dormir y esta vez fui yo quien despertó primero como a las 10:30 de la mañana. Acaricié el rostro de mi amor quien yacía profundamente dormido sobre mi pecho, en ese entonces, ajeno igual que yo a la bomba que finalmente había estallado allá afuera.
Giacomo llegó a la casa presuroso y conmocionado preguntando por mí y entonces Marina llamó a la puerta de mi habitación anunciándome que mi amigo requería de mí. Me levanté y me alisté para bajar y ni bien me vio se acercó a mí con unos cuántos periódicos en las manos.
— ¡Brüssel! —Exclamó— la noticia ya se encuentra en todos los periódicos y también en otros medios. Abrí los periódicos esta mañana únicamente interesado en la sección de artes y me encuentro con la noticia del escándalo que vincula a aquella Corporación con el caso de Ismael. Todos ya saben ahora que tu esposo está vivo y mira aquí —Me pidió señalando uno de los periódicos— un artículo completo y detallado explicando lo ocurrido. ¡Honey! Afuera arde Troya y tanto en las afueras de la galería como afuera de aquí de la casa se encuentran varios periodistas.
Pidiéndole a Giacomo que se calmara y que respirara un poco, tomé el periódico que contenía el artículo y me senté sobre el sofá para leerlo. Efectivamente se trataba de un artículo minuciosamente explicado y podría decir hasta acertado según la verdad salida a la luz y las hipótesis formuladas por estos periodistas a quienes nunca se les escapaba nada de las manos.
Ni bien salido a la luz el escándalo de la Corporación Future Nøw Innovation asociado a la desaparición de mi esposo, inmediatamente lo vincularon a él con el hombre con el cual me habían visto un par de veces, con el cual incluso me habían tomado un par de fotografías y con la persona con la cual contraje matrimonio hacía apenas un par días. Casi todos los medios hicieron mención de que el reciente aparecido pintor de Bruselas (a quién aún nadie había visto a excepción de los miembros de la asociación veneciana de artistas plásticos) e Ismael D’Angelo eran la misma persona.
Tal y como ya lo había mencionado y tal y como ya me lo esperaba, aquellas noticias corrieron como pólvora no solo por toda Italia sino por toda Europa e inevitablemente estalló como una bomba ocasionando conmoción, consternación, noticias y comentarios de todo tipo.
— ¿Qué haremos ahora Brüssel? Luego de esto, todos los tickets para la exposición de este fin de semana se agotaron porque todos quieren ver aquella pintura (la Réplica Exacta) y porque piensan que el pintor de Bruselas finalmente será presentado al público.
Las palabras no me salieron de inmediato y es que tampoco tenía mucho que decir. Me sentía realmente sumergida en un mar de tristeza, de confusiones, y de preguntas que no tenían respuestas. ¿Por qué tanto daño? ¿Por qué mi propio padre hubiese sido capaz de arrancarme la felicidad? ¿Qué intereses reales pudo tener Magda para ser cómplice de un acto tan atroz? ¿Qué clase de persona era realmente aquel sujeto con quien estuve a pasos de contraer matrimonio?
Nunca lo quise. ¡Es verdad! Ningún sentimiento especial me amarraba a Bentley Thompson, pero siempre se presentó dispuesto a todo con tal de hacerme feliz según sus propias palabras. Estaba dispuesto a criar a mi hija Lyra como si fuese suya y mencionado que alguna vez formaríamos una bonita familia.
Nunca se me pasó aquello por la mente, pero Bentley se mostraba incluso dispuesto a soportar mis más grandes rechazos, esperanzado de que alguna vez yo pudiera aceptarlo y amarlo. En esos instantes pensaba yo en todos sus actos maravillosos, en todos los detalles que tuvo para conmigo, en toda su paciencia y obstinación y me repugnaba tanta falsedad. Me repugnaba pensar en que mi padre hubiese contribuido a todas mis desgracias por preservar sus propios intereses. Apartó a mi hija de su padre, con apenas meses de vida. Me apartó a mí del hombre que más amaba en el mundo haciéndome sentir la mujer más desgraciada que hubiese podido pisar estas tierras.
En esos instantes luego de acabar de leer el artículo del periódico y de recordar lo que había dicho Ismael durante su crisis de la madrugada ya no tenía idea de donde estábamos parados y me pregunté si fue buena idea haber vuelto a Venecia. De haber sospechado todo aquello nos hubiésemos quedado en Bruselas y allí comenzar juntos una nueva vida entre los tres. ¿Pero como sospechar todo aquello? Ni el ser más imaginativo del mundo ni el novelista más creativo hubiese considerado tales actos.
— ¿Brüssel estás bien?
— No estoy bien Giaco. Ismael tampoco lo está por lo tanto si a ti y a Valeria se les ocurre alguna idea para la exposición de este fin de semana, véanse en la absoluta libertad de aplicarlas.
— Honey! —Exclamó ni bien notó el estallido de un llanto que ya no pude contener y me abrazó—
— No sé lo que haremos Giaco. Ismael intenta ser fuerte, pero le agobia mucho el hecho de no poder recordar nada y eso acaba echándolo nuevamente en su crisis y yo no sé de qué modo proceder porque son demasiadas cosas.
— Lo primero que debes hacer es calmarte Brüssel. Sabes que no estás sola en esto. Ismael y tú tienen el apoyo del señor Lunedino al igual que el apoyo de todos los miembros de la asociación de artistas plásticos de Venecia. Luego nos tienen a todos nosotros.
— Lo sé Giaco y lo valoro mucho en verdad, pero no sé si mi familia y yo podamos sostener esto aquí. Lyra ya irá a la escuela. ¿Qué haremos cuando acabe el verano? Ella quiere salir, ir a jugar al parque y a tomar helado con papá y no puede. Ismael no tiene una vida normal aquí. Vive encerrado en esta casa y las pocas veces que sale yo muero de angustia. Tal vez volvamos a Bruselas. Creo que será lo mejor para todos.
— No iremos a ninguna parte mi Brüssel —Irrumpió repentinamente mi esposo Ismael— también me gustaría volver a Bruselas y tal vez lo hagamos. No me gusta aquí —Explayó acercándose a mí para abrazarme— pero no nos iremos sin que todos los culpables paguen por lo que han hecho.
— Ellos pagarán amor... Ellos lo harán, pero nosotros no tenemos que permanecer aquí. ¡Volvamos a Bruselas! A ti te gusta mucho allí y mi hija y yo seremos felices contigo donde sea —Le dije entono hasta suplicante mientras acariciaba su rostro con mis manos—
— No podemos irnos ahora Brüssel. No sabiendo yo todo lo que sé.
— ¿Y qué sabes?
— ¡Todo Brüssel! Grabé todas confesiones de aquella mujer que está encerrada. Tu hermanastra.
— ¿Qué dices Ismael? ¿Lo grabaste todo? —Preguntó Giacomo—
— Mmm… lo hice.
— ¡Amor!
— Mi Brüssel… pensé haber conocido a la mujer más malvada de este mundo al tener en frente de mí a Suzette, pero existen peores —Dijo con tono convencido y a la vez con un aire mucho más desestresado y calmó enderezándose mientras apoyaba sus manos a su cintura—
— Corazón eso que estás diciendo podría cambiarlo todo. ¿Por qué no me lo contaste antes?
— ¿Qué tiempo hubo Brüssel? Anoche estaba muy cansado y no me sentía bien.
— ¿Y qué tienes pensado hacer con esa grabación Ismael? —Le preguntó Giaco—
— Lo pensaré ahora con calma —Contestó acomodándose los lentes—
— No deberías pensar demasiado Ismael. Si tienes una grabación donde Magda cuenta todo lo que sucedió, debemos presentar esa prueba a las autoridades —Dije sin rodeos—
— Aún no mi Brüssel. Antes debemos corroborar las cosas que dijo ella para saber si son ciertas.
— ¿Qué cosas, Amor?
— Cosas que tu padre puede confirmar. Debo verlo a él también.
— ¡Ah! Ahí sí tu padre se muere Brüssel —Exclamó Giaco—
— ¡Amor! Mi papá sufrió un infarto y se encuentra internado en el hospital.
— Así es… le dio un infarto al ver tu cuadro. La Réplica Exacta del inconcluso que luego concluiste. ¡Imagínate lo que le daría al verte a ti vivito y fresco.
— ¿Dices que le dio un infarto cuando vio mi pintura?
— ¡Así es amor! —Le dije y se puso a pensar en silencio por unos cuantos segundos—
— ¿Dónde están mis pinturas gemelas Giacomo?
— Las dos se encuentran en el salón de registros de la galería, pero Valeria tiene órdenes de sacar nuevamente la Réplica Exacta para la siguiente exposición que se acerca.
— ¡Bien! Brüssel debo ir a ver a tu padre. Dime en qué hospital se encuentra.
— ¡Amor lo que dijo Giaco no es broma! Si mi padre te ve, se muere.
— Mmm… ¿Y cuándo va a recuperarse?
— ¡No lo sé! Un infarto es algo muy delicado Ismael.
— Giacomo quiero que mandes traer aquí mi pintura, la original y también quiero que envíen aquí todas las pinturas que se hallaban en el ático de la casa de Viena —Pidió dejándonos estupefactos a Giaco y a mí—
— ¡Cielo! ¿Acaso tú recordaste cosas del ático de la casa de Viena?
— ¡Mí Brüssel! ¡Ojalá hubiese recordado algo! Solo estoy mencionando cosas que dijo tu hermanastra porque en verdad necesito confirmar sus palabras.
— Ismael, en el ático de la casa de Viena solo había elementos de pinturas en desuso, dos pinturas que nunca te gustaron y luego “La Forma de mi Deseo” que estaba inconclusa —Le dijo Giaco—
— Pues necesito esas tres pinturas aquí delante de mí —Reiteró—
— ¡De acuerdo! Pediré a que te traigan las tres pinturas.
— Mejor que sean mis cuatro pinturas. Que me traigan también la gemela.
— Corazón, la Réplica Exacta está en exposición y lo sabes. Si la retiramos de la galería la gente comenzará a especular aún más y los medios no nos dejaran en paz.
— Solo quiero revisarla y luego regresará a la galería. Haz por favor lo que te pido Giaco.
— Lo haré… llamaré ahora mismo a Valeria para que envíe todo por los transportadores de seguridad de la galería.
En lo que Giacomo se comunicaba con Valeria yo recibí un llamado del hospital donde se encontraba internado mi padre y esperanzada de que me dieran buenas noticias sobre su salud. El jefe de área médica personalmente se dirigió a mí comunicándome sorpresivamente que mi padre había abandonado el hospital.
— ¿Qué está diciéndome? ¿cómo es posible que un paciente con estado de salud delicado pueda abandonar el hospital? Me dijeron que su salud era bastante complicado por el infarto que había sufrido.
— Y efectivamente así es señora Holbein, pero ayer en la noche cuando su padre despertó pidió de inmediato ser trasladado de este hospital. Exigió hacer un llamado al cual no pudimos negarnos y al cabo de una hora aproximadamente vinieron a llevárselo bajo responsabilidad de su señor padre desde luego. Si algo llegara a sucederle las consecuencias no quedarían bajo nuestro cargo.
— ¿Pero a dónde fue? ¿Dijo que sería trasladado a otro hospital?
— No dijo nada señora Holbein y yo me encontraba en mi horario rotativo cuando eso sucedió. Ahora yo solo la llamo para comunicarle a usted como corresponde.
Perpleja por la noticia agradecí el comunicado del doctor de área que atendió a mi padre y colgué la llamada y cómo si eso no hubiese sido suficiente para iniciar otro caótico día, Giacomo con su celular en la mano y palidecido delante de nosotros, dijo.
— La pintura gemela no está. Han robado la Réplica Exacta.