El Pintor De Bruselas

CONFESIONES PARTE 2

Ahora Gregor y Bentley tendrían un gran dilema contigo debido a lo que se supone habías oído respecto a las conversaciones entre ambos. Temían de que todos sus planes pudieran estar en juego y en vista que desconocían el modo en que actuarías al respecto, necesariamente debían hacer alguna cosa cuanto antes. 
Cuando ambos abandonaron aquel salón, Gregor por la salida principal y Bentley de nuevo por las escaleras en forma de caracol, yo me atravesé delante de él. Quedó desde luego sorprendido y sin palabras inmediatas. Me preguntó que hacía yo allí y le expresé sin rodeos que lo había oído todo. Nuevamente quedo sin palabras, me observó por unos cuantos segundos y me tomó de un brazo llevándome hasta un lugar alejado de la fiesta. 
Intentando explicarme lo inexplicable, me dijo que lo que sea que haya oído no lo tomara tan en serio ni las malinterpretara. Conmigo no debía fingir más y se lo dejé claro. Le reclamé cómo fueron capaces de idear planes tan atroces para deshacerse de una persona, por ambición y minutos más tarde apareció Gregor preguntándole a Bentley si había sido Ismael en verdad quién se encontraba junto a las escaleras en forma de caracol. No supo afirmarlo y entonces ambos me observaron. 
Bentley: Ella estaba ahí también —Le dijo a Gregor señalándome— 
Gregor: ¿Estuviste con Ismael ahí arriba? ¡Contesta Magda! 
Sacudiéndome una y otra vez, me exigía que le contestara, pero una vez más yo recalcaba que había oído todo lo que tenían planeado hacer y que también había oído lo de los pequeños dispositivos rastreadores en diversas pinturas. 
Magda: Pero yo les advierto que no se saldrán con la suya porque Ismael los oyó también y tengan por seguro que tomará cartas en el asunto. 
En esos momentos no pensé ni dimensiones las consecuencias de hablarles afirmado que tú estabas allí y que pudiste oír la conversación entre ambos. Ellos al desconocer lo que tu harías decidieron cortar de raíz el peligro que representabas con la mayor rapidez posible no sin antes amenazarme para que no me atreviera siquiera inmiscuirse en esos asuntos. 
Excusándose ambos, abandonaron la residencia del Sr. Lunedino y posteriormente fui llevada hasta un sitio desconocido por dos de los guardias de Bentley. Permanecí allí encerrada toda la noche y buena parte del día siguiente de la fiesta de carnaval. No tenía idea de las cosas que pudieran haber sucedido en ese lapso de tiempo transcurrido, pero  por la mañana logré burlar a uno de los guardias que se encontraban vigilando y escapé del sitio. 
Todo lo que se me ocurrió luego de huir, fue ir a buscarte hasta la galería L’arte di Amare, pero me dijeron allí que tú no vendrías ese día, que nadie lo haría porque todos se encontrarían participando del carnaval. Le pregunté entonces al encargado, por la pintura que tú debías entregarle ese mismo día al Sr. Paolo Brambilla y este me dijo que la pintura ya había sido trasladada de la galería en horas de la noche por órdenes tuyas. Llamé a Brüssel para preguntarle dónde estaban y me dijo que ya se encontraban en la fiesta de carnaval. 
Aquel Carnaval tuvo sus ventajas y desventajas para mí porque al encontrarse todos disfrazados incluyéndome a mí, nadie podría reconocerme, pero por esa misma razón tampoco sería fácil encontrarte a ti y a Brüssel. 
Cuando finalmente llegué y luego de buscarlos por un buen tiempo, di con el paradero de Brüssel quién me había indicado vagamente el sitio donde estaba. La encontré a ella, pero tú no estabas a su lado. 
Brüssel: Ismael fue un momento al salón de archivos de la galería de la Asociación. 
Magda: ¡Qué raro! Yo acabo de venir de L’arte di Amare pensando que estarían aún allá, pero como no había nadie decidí llamarte. 
Brüssel: Decidimos venir directo a la fiesta en vista de que Ismael ya trasladó anoche la pintura del Sr. Brambilla a la Asociación. Se lo entregará ahora mismo y luego volverá a la fiesta. ¿Todo está bien Magda? 
Magda: ¡Todo bien! Creo que este disfraz me incomoda un poco. 
Fue todo lo que se me ocurrió decirle intentando no alarmar a Brüssel pues para ese momento ya me temía yo todo lo peor al enterarme de que tú habías llevado la pintura del Sr. Brambilla hasta el salón de archivos de la galería de la Asociación creyendo que ahí estaría a salvo sin sospechar que dentro de la misma había un cómplice. Un traidor que acabaría delatándote ante Bentley y su gente. 
Minutos más tarde sin que Brüssel lo notara me fui del lugar de la fiesta intentando llegar lo más pronto posible hasta el salón de archivos de la galería de la Asociación, pero cuando lo hice ya no había nadie. Todo el lugar estaba silencioso, pero me paseé por todos los demás salones con la esperanza de hallarle sin embargo todos estaban cerrados. Incluso el salón de archivos y no había un alma que pudiera darme los datos que yo requería. 
Al rato oí un coche que había llegado hasta la Asociación. Se estacionó y unas personas ingresaron al predio. Yo no sabía de quiénes pudieran tratarse entonces me escondí para que no se percataran de mi presencia. 
Una de esas personas resultó ser el Sr. Brambilla y había venido para encontrarse contigo y poder recibir de tus propias manos el cuadro que habías pintado para él. Te aguardó, pero nunca apareciste y tampoco encontró a nadie en el lugar por lo que decidió aguardar un tiempo razonable para ver si aparecías. 
Por lo que pude notar, te llamó al celular un par de veces y como no le respondiste se marchó acompañado de dos de sus guardias. Para ese momento si yo ya me había temido todo lo peor, no sabría explicarte lo que sentí cuando no acudiste al encuentro del Sr. Brambilla. 
Me puse a pensar a donde pudieron haberte llevado. Personalmente llegué a conocer un par de residencias de Bentley aquí en Venecia, pero ninguno donde se arriesgara a tenerte cautivo. 
Él era demasiado astuto como para tenerte encerrado en alguna de sus residencias. Tuvieron que haberte llevado a algún lugar alejado, despoblado y desconocido, similar a dónde me había mandado para que me encerraran. 
Cuando me encontraba a punto de abandonar los predios de la Asociación oí el ronquido sigiloso de otro coche que se había estacionado, entonces nuevamente me oculté y pude notar que eran dos guardias, pero ni uno de ellos, guardias de Bentley Thompson. Tenían quisiera los guardias de Gregor. Ambos ingresaron dentro de la Asociación y fue cuando se me ocurrió meterme en el coche de aquellos guardias para esconderme en la parte trasera. 
No sabía exactamente a dónde iría yo a parar, pero sabía que aquellos guardias tenían algo que ver con todo lo que estaba sucediendo y decidí tomar el riesgo. Viajamos por aproximadamente media hora. ¡No sé bien! Pero cuando llegamos hasta el lugar, uno que yo desconocía y que probablemente ya se encontraba en las afueras de Venecia, los dos hombres descendieron del coche. Era una casa despoblada tal y como me lo esperaba por lo que decidí aguardar para no cometer errores en un lugar lejano donde nadie podría ayudarme. 
Esperé un tiempo prudencial y cuando me animé a bajar finalmente, fui hacia la parte trasera de lo que parecía ser más bien una cabaña en lugar de una casa. Allí había una ventana, pero no podía ver nada, apenas oír voces. Seguramente eran las voces de aquellos dos guardias, no lo noté, pero si noté tu voz qué sonó repentinamente. 
Estaban a punto de sacarte de aquella cabaña y quién sabe para qué lugar y con qué fin. Lo sospechaba sí, pero no quería pensar en tal posibilidad. 
No había nada más que hacer en todo ese enredo. Unicamente arriesgarse y entonces fue lo que hice. Ingresé a la cabaña. Estabas de pie pero con el rostro cubierto y las manos amarradas hacia atrás junto a aquellos dos guardias. 
Afortunadamente no se encontraban en el sitio ni Gregor ni Bentley por lo que se me ocurrió improvisar diciéndoles que mi padrastro me había enviado. Les dije que necesitaba que me dejaran un momento a solas contigo y pese a que dudaron en todas mis palabras yo les reiteré que Gregor Holbein me había enviado por órdenes expresas de Bentley Thompson. 
Los dos decidieron salir entonces por unos cuantos minutos y yo tuve la oportunidad de conversar contigo antes de abandonar la cabaña. 
Ismael: ¡Van a matarme Magda! Estos guardias van a matarme. ¿Acaso tú también estás involucrada con estos asesinos? 
Magda: Yo no estoy involucrada en todo esto Ismael. Acabo de enterarme de todo esto al igual que tú. 
Ismael: Si es verdad lo que dices entonces haz alguna cosa para detenerlos porque van a matarme. ¡Lo harán! 
Magda: ¡Escúchame Ismael! yo vine por mí misma, pero tuve que inventarle a estos guardias que fui enviada por Gregor. Necesito que tú me sigas el juego para poder ayudarte. 
Ismael: ¿Un juego? ¿Le llamas a esto un juego, Magda? Estoy diciéndote que van a matarme ahora. 
Magda: Debes confiar en mí Ismael porque no te queda de otra. Si te disparó échate al suelo y por nada del mundo vayas a moverte. 
Ismael: ¿Qué estás diciendo? 
Magda: ¡Guardias! 
Llamé a los guardias y les pedí que te llevaran al lugar estipulado. Ambos se observaron extrañados el uno al otro  por unos segundos algo sin hacer movimiento alguno como hozando a no acatar mi orden. 
Magda: ¿Acaso no me oyeron? Les di una orden porque yo misma me encargaré de él, por lo tanto muévanse ya. 
Ismael: ¡Magda! 
Magda: ¡Llévenselo! 
Juro que no tenía idea dónde era el lugar estipulado, pero hice de cuenta que sí lo sabía y fui con esos guardias que acabaron sacándote de la cabaña y te metieron al coche. Nos trasladamos hasta un lugar parecido, otra cabaña, pero que se encontraba en Casale Sul Sile (Treviso) 
A dicha cabaña ya ni siquiera ingresamos pues aquellos guardias con un aparente afán de concluir inmediatamente con la orden que tenían, te pusieron de rodillas y uno de ellos sacó de su cintura un arma. 
Guardia: ¿En verdad lo hará usted? No tenemos tiempo que perder  lo tanto si tiene dudas yo me encargaré. 
Magda: ¡Lo haré yo! 
Nunca antes había cargado un arma en mi vida Ismael, pero si yo no te disparaba, de todos modos lo iba a hacer uno de aquellos guardias entonces me llené de coraje tomando la pistola y te apunté. (Relato pausado) 
Ismael: Sabía que fuiste tú quién me disparo. ¡Yo lo sabía! 
Magda: ¡No fui yo! Te apunté con el arma y uno de esos guardias te arrancó la capucha de la cabeza. Me viste delante de ti apuntándote con el mismo y pese a que habíamos quedado en que yo iba tan solo a herirte y tú te echarías al suelo, no fui yo quien te disparó. 
Ismael: ¿Tú en verdad piensas que yo voy a creer todo este discurso que estás contándome? ¿Qué se supone que habrías hecho luego de dispararme? De todos modos yo hubiese muerto en aquel lugar y tú eras consciente de ello. 
Magda: No habrías muerto Ismael. Si terminas de oírme lo entenderás. Yo solo iba a herirte y luego pediría ayuda. ¡Juro que iba a hacer tal cosa! Pero esas intenciones acabaron mientras te apuntaba con el arma pues repentinamente oí un grito resonando mi nombre seguido un sorpresivo y ensordecedor disparo. 
Gregor y Bentley llegaron hasta el sitio y uno de ellos fue quién te disparó. Por varios minutos yo quedé aturdida y sin entender lo que había sucedido. Solo recuerdo tu imagen desplomándose delante de mí. 
Ismael: Dijiste que fue Bentley Thompson quién me había disparado y ahora dices que pudo haber sido Gregor. 
Magda: Te lo dije porque estoy segura de que fue él Eso no significa que yo pondría mis manos al fuego por Gregor, pero no fue él. Fue Bentley quien te disparó en la cabeza desde atrás por eso no pudiste verlo. Tú solo me viste a mí apuntando con el arma por eso piensas que fui yo. (Se reanuda el relato) 
Cuando noté que el disparo había sido grave te observé por un par de segundos, intentando reaccionar del shock, pero aquellos guardias me llevaron del sitio por orden de Bentley. Me metieron dentro de la cabaña y permanecí allí por incontables minutos hasta que Gregor ingreso ordenándole a los guardias que me llevaran hasta el coche porque iríamos de regreso a Venecia. 
Cuando me quitaron de la cabaña tu cuerpo ya no estaba en el lugar donde habías caído herido. Solo había sangre y cerca, un tercer guardia que se encontraba como si estuviese aguardando nuevas órdenes de Bentley. 
Magda: ¿Dónde lo han llevado? ¿Qué harán con él? 
Gregor: ¿Qué demonios significó todo eso Magda? ¿Qué hacías tú en este lugar procediendo en algo que no te correspondía? ¿Dime que tenías en la cabeza? Más te vale que me contestes a mí si no quieres vertelas luego tú sola con Bentley. 
Si en medio de toda aquella desgracia aún me quedaba algo de viveza tenía que intentar sacarla de adentro de mí y fue entonces que se me ocurrió inventar una mentira que haría temblar un poco el suelo de Gregor Holbein. Le dije que tú me habías amenazando y que no solamente los incriminarías a ellos dos sino también a mí y que le contarías todo a Brüssel. Le dije que quizás para ese momento su hija ya estaba al tanto de toda la verdad y que por esa razón yo te había seguido a ti hasta la Asociación y que allí observe el modo en que te habían secuestrado para traerte hasta Casale Sul Sile. 
Gregor: ¿Y por qué no me lo contaste todo a mí antes? ¿Cómo se te ocurrió arriesgarte de esta manera arriesgarme a mí también? ¿Será que Brüssel ya sabe toda la verdad? 
Marga: Yo no tenía por qué contarte absolutamente nada a ti. Y espero en verdad que tu hija ya esté al tanto de todo. 
Gregor: Mejor vuelve a cerrar la boca maldita imprudente ¿Acaso en verdad tú ibas a matar a Ismael? 
Magda: Él me amenazó con que todos pagaríamos las consecuencias y que yo iría presa. Me asusté y sí quise darle un escarmiento, pero me puse a pensar que yo no tenía motivos para temer pues nunca había hecho nada malo por lo que creí conveniente hablar seriamente con Ismael. ¿Yo no soy una asesina como tú y como Bentley. 
Gregor: ¡Cállate! No vuelvas a repetir una cosa como esa porque si lo haces, yo mismo me encargaré de ti Magda. Si no tuvieses un instinto asesino no hubieses entonces apuntado a Ismael con un arma. 
Magda: Ya te dije que mi única intención era darle un susto, un escarmiento para que me confirmara si era verdad que Brüssel ya estaba al tanto de toda la verdad sobre lo que había oído él de tu conversación con Bentley. Yo no iba a dispararle y tampoco contaba con que ustedes fueran a hacerlo. 
Gregor: No fui yo por lo tanto no quiero que me metas en aquello que ocurrió delante de nosotros. 
Magda: ¡Por favor Gregor! Tú ya estás metido hasta el cuello en todo esto y eres tan culpable como Bentley. ¡Eres un maldito criminal! ¡Y escúchame muy bien! si tú en verdad no quieres ser arrastrado por ese asesino adinerado más te vale que inventes un buen argumento para mí delante de él porque si no lo haces, la carta que escribí contando todo lo que tienen planeado hacerle al Sr. Paolo Brambilla y que dejé a cargo de un abogado, será inmediatamente entregada a las autoridades en caso de que llegara a sucederme alguna cosa. 
Mi abogado lo hará sin titubeos en caso de que yo desapareciera o sufriera algún atentado misterioso. Él entregará esa carta y créeme que cuando lo haga todo el peso de la Ley recaerá únicamente en ti.  
Bentley Thompson aparte de ser un hombre poderoso y millonario es lo suficientemente astuto como para permitir que lo incriminaran a él en todo esto. 
Gregor: ¿En verdad tú estás amenazándome Magda? 
Marga: ¿Tú qué crees? Si no quieres figurar como el único culpable de todos los crímenes de tu socio, me dirás ahora mismo que harán con los restos de Ismael y no solo eso. Luego usarás esa cabeza perversa y cruel que tienes sobre tu cuerpo para inventar alguna historia lo suficientemente creíble que me deje bien librada delante de Bentley Thompson. ¡Habla ahora! 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.