Llegamos a la casa y la primera acción fue revisar aquello qué escondía “La Forma De Mi Deseo” No había tiempo que perder y entonces el detective Jeffrey Seeley se encargó de tomar cuidadosamente la pintura y revisarla.
A simple vista no poseía nada que pudiera parecer sospechoso. Incluso cuando mi esposo la había tomado para acabar de pintarla, no se percató de nada extraño en ella, sin embargo había algo perfectamente sellado en la parte trasera de la pintura, finamente adherido como un tapiz natural que en verdad no lo era y qué pasó desapercibido ante los ojos del detective.
Ni Ismael ni yo ni ninguno de los presentes lo había notado, pero el detective, experto en su profesión palpó con los dedos insistentemente una y otra vez bajo absoluto silencio y la atenta mirada de todos.
Jeffrey Seeley: ¡Aquí hay algo raro! —Exclamó repentinamente pegándonos un susto a todos.
Brüssel: ¿Qué es?
Jeffrey Seeley: El tapiz de la pintura no es la original.
Ismael: ¿No lo es?
Jeffrey Seeley: No lo es y déjenme decirle que alguien muy experto tuvo que haberlo sellado.
Brüssel: ¿Si este no es el tapiz original significa que puede haber algo adherido al mismo?
Jeffrey Seeley: ¡Efectivamente señora Brüssel!
Ismael: ¿Y como podrá quitarlo? ¿No irá usted a destruir mi pintura, o sí?
Jeffrey Seeley: ¡Desde luego que no! Pero mucho me temo que no está en mis posibilidades extraer este tapiz de la pintura. Giacomo: ¡Ay no! ¿Eso significa que tendremos que trasladar de nuevo esta pintura? Se imaginan lo peligroso que sería salir nuevamente a la calle con ella? —Preguntó Giacomo mientras yo acentaba con la cabeza—
Jeffrey Seeley: Tal vez sí pero tendremos mucha precaución en esta ocasión. Debemos buscar algún experto en estos asuntos. Me imagino que algún restaurador de artes podría hacer el minucioso trabajo sin dañar la pintura.
Giacomo: ¡Supongo que sí!
Brüssel: Debemos contactar con uno de inmediato.
Ismael: ¿Conocen a uno?
Giacomo: No personalmente, pero los principales museos cuentan con restauradores. No será difícil prestar los servicios de uno —Contestó—
En vista de que ya no podíamos hacer más hasta contactar con un restaurador que se hiciera cargo de retirar el tapiz falso de la pintura, mi esposo y yo aprovechamos la ocasión para descansar, por sobre todo yo que había tenido uno de los peores días de mi vida desde la desaparición de mi esposo. Ismael y yo nos dimos un baño de tina juntos y cuando salimos, nuestra pequeña se encontraba en la habitación, visiblemente enfurecida
Lyra: ¡Eres un mentiroso papito! Me prometiste que hoy iríamos a comprar mi mochila, mis cuadernos y crayones nuevos para la escuela —Reclamó la su padre, parada sobre la cama y cruzando los brazos —
Ismael quedó sin palabras observándome, pero yo no tenía nada que decir al respecto. Si le había prometido algo a la niña, debía hacerse cargo y arreglar su enfado.
Ismael: Mmm… no soy un mentiroso.
Lyra: lo eres —Acusó nuevamente—
Ismael: ¡Mi hermosa Lyra! No he tenido tiempo hoy —Dijo él cargándola entre sus brazos— pero iremos de compras. ¡Te lo prometo!
Lyra: Ya nunca tienes tiempo ni siquiera para bañarnos en la piscina y para tomar helado.
Nuestra niña se veía realmente triste y no fue para menos pues en los últimos días ni siquiera pudimos hacer las cosas que habitualmente hacíamos juntos. ¡Peor aún! se me había olvidado por completo que debía acudir a la cita con la directora del Instituto al cual matricularía a Lyra.
Mi hija estaba muy contenta porque finalmente iría a la escuela, pero el hecho de que la hayamos hecho a un lado por estar pendientes otros asuntos, la dejó en un estado de ánimo realmente adverso y yo me sentí aún mucho más terrible por eso.
Luego de muchos intentos, Ismael finalmente logró contentarla y ambos le prometimos que iríamos los tres de compras para que escogiera todo lo que le haría falta para la escuela.
— Pensé que se dormiría estando molesta conmigo, Brüssel. No me gusta que lo esté y no me gusta ser un mentiroso, mucho menos para mi hija
— Amor yo me siento horrible por haberla descuidado tanto estos días. Hoy debía ir a matricularla a la escuela que tanto me costó conseguir para ella y lo olvidé por completo —Dije echándome a llorar—
— ¡Mi Brüssel! Tampoco es necesario que te pongas así.
— Siempre he sido una mala madre y lo sigo siendo Ismael.
— No eres una mala madre.
— ¡Lo soy!
— No es cierto —Insistió rodeándome entre sus brazos— Ya no llores que mañana nuestra hija estará muy feliz porque la llevaremos finalmente de compras.
— ¿Pensaste en cómo la llevaremos de compras Ismael? Apenas salimos de la casa y nos acechan fotógrafos y periodistas. ¿Qué vamos a hacer? Nuestra bebé no merece todo esto que está sucediendo —Le dije mientras continuaba sumergida en mi llanto—
— Mejor descansemos mi hermosa y ya mañana pensaremos en algo.
Cada día yo me sentía más fatigada y es que cada día sentía también que el vientre me saltaba un poco más. En mi familia nadie quería decírmelo pero estaba gorda. Desde que las náuseas se me habían esfumado todo lo que deseaba era comer y dormir. Dormir profundamente como lo había hecho aquella noche, echada en un profundo sueño y abrazada al amor de mi vida que me otorgaba la paz que necesitaba.
Otro día llegó y yo no lo habría notado si no hubiese oído desde lo más profundo de mis sueños, los buenos días de mi par de tesoros.
Ismael: ¡Buenos días mi hermosa!
Lyra: ¡Buenos días mamita!
Brüssel: ¡Buenos días mi cielo! ¡Buenos días mi corazoncito! —Exclamé besando a ambos—
Me pidieron que me levantara y que me alistara para que fuéramos a desayunar. Lo hice entonces y luego me tomaron de las manos para ir hasta el comedor donde observé todo un banquete sobre la mesa.
Sra. D’Angelo: Bon giorno cara mia! Sietedi! Ti servirò la colazione.
Colazione?
Todo aquello no se veía como un simple desayuno sino más bien como un banquete para una fiesta de cumpleaños o algo así. Comprendía que mi suegra muy amablemente y con mucho cariño preparaba para mí las comidas y que deseaba que yo me alimentara cómo se debía, pero a ese ritmo acabaría rodando antes del segundo trimestre de embarazo.
Ismael: ¿Mi Brüssel y ahora por qué lloras?
Brüssel: No puedo comer todo lo que hay aquí porque si lo hago, pronto estallaré como un globo. —Le dije echándome nuevamente en un llanto que por alguna razón no podía contener—
Sra. D’Angelo: Cosa stai dicendo figlia mia?
Brüssel: Me veo como una vaca y pronto estallaré como un globo.
Sra. D’Angelo: Ismael! Hai mai detto o tua moglie che sembra una mucca? —Preguntó mi suegra dándole una palmada por la espalda a su hijo por la espalda— ¿Acaso tú le dices a tu esposa que se ve como una vaca?
Ismael: ¿Qué dice señora madre? Mi Brüssel, tú no te ves como una vaca.
Brüssel: Dices eso sólo para que no me sienta peor.
Ismael: ¡No es así! ¿Cierto señora madre? ¿Cierto Lyra?
Sra. D’Angelo: È vero!
Lyra: No te ves como una vaca mamita y tampoco como un globo —Reiteró mi pequeña abrazándome también—
Sra. D’Angelo: Asciuga le lacrime per una colazione tranquilla.
Luego de acabar mi desayuno con gran sensación a remordimiento por comer de más, Ismael me contó que había hablado con nuestra pequeña para convencerla de que fueran únicamente ellos dos de compras y que yo me quedara en la casa para seguir descansando. Desde luego no me pareció tal cosa en absoluto sabiendo que afuera nos acechaban tantos peligros. En principio fui y tajante en mi decisión de que no fueran, pero luego pensé en nuestra niña y en lo triste que volvería a ponerse si no iba de compras al menos en compañía de su papá.
Ismael: Hablé con aquel señor que siempre me dice que sí necesito alguna cosa que simplemente se lo pidiera.
Brüssel: ¿Tu padrino? ¿El Sr. Lunedino?
Ismael: Mmm… el mismo. Le hablé para pedirle un favor y nos enviará un chofer y un par de guardias para que nos acompañe al centro comercial. Primero iremos hasta el hotel, mi hija y yo ingresaremos y nos subiremos a otro coche saliendo por el acceso secundario. Nadie nos verá y a mí nadie me reconocerá —Aseguró mientras yo únicamente me hundía en dudas—
Brüssel: Espero en verdad que así sea amor. ¿Mi princesa no se molestará conmigo si no voy?
Ismael: No lo hará porque le expliqué que debes descansar. Nuestra hija es muy inteligente y entendió.
Hablando de la princesa de la casa, al rato apareció en la sala toda arreglada, bien puesta y muy feliz. Se acercó a mí y me abrazó con mucha fuerza.
Ismael: Lyra, dile a mamá que no te enfadarás con ella si no va con nosotros de compras. Díselo y así la dejaremos tranquila descansando.
Brüssel: Dudo que esté tranquila Ismael.
Lyra: Mamita, tú quédate aquí en la casa y relájate que mi papito y yo iremos de compras y te traeremos una sorpresa.
Brüssel: ¿Ah sí? Entonces voy a relajarme y esperarlos con ansias —Dije comiendo a besos a mi hermosa bebé—
Juro que en verdad intenté relajarme y descansar, pero cuando se marcharon, mi naturaleza me restringió de esos privilegios. Yo siempre fui una persona muy activa y siempre tenía incontables cosas por hacer y aquel día no sería la excepción.
Mi primera acción fue la de llamar al Sr. Lunedino para pedirle como un inmenso favor que encargara mucho a sus guardias que cuidarán de mi par de tesoros y ya luego aproveché la ocasión para mencionarle que era de suma importancia que nos encontráramos en algún lugar para conversar sobre ciertos asuntos.
Le dije que lo más propicio sería que nos encontráramos en algún lugar lejos de personas de su entorno y por sobre todo de los periodistas y desde luego el señor Lunedino muy extrañado preguntó por qué razón. No podía yo entrar en demasiados detalles y entonces acabó aceptando el encuentro qué sería coordinado por el detective Jeffrey Seeley.
Era necesario que el Sr. Lunedino supiera toda la verdad más reciente, era necesario ponerlo al tanto de todas aquellas cuestiones referentes a la grabación de la confesión de Magda. Era de suma importancia que estuviera enterado de que muy probablemente estuviese siendo espiado y que existiera un traidor en nuestro entorno.
— Brüssel, esto que estás diciéndome es aún mucho más grave que todo lo demás. ¿Cómo es posible?
— ¡Lo sé! en verdad es muy grave y por esa razón no podemos hablar sobre estos asuntos por teléfono. Yo conversaré ahora con el detective Jeffrey Seeley para coordinar nuestro encuentro y volveré a llamarlo luego a usted ¿De acuerdo?
— ¡De acuerdo!
— Procure andar con cautela y por favor no hable sobre esto en su oficina o en lugares donde pudieran existir algunas pinturas. Sé que no entenderá lo que le estoy pidiendo pero usted solo hágalo.
— En verdad me asustas mucho, pero no te preocupes, que tomaré toda la cautela posible y esperaré tu llamado otra vez.
Al colgarla llamada me dediqué a otra cosa, me dispuse a ingresar a la página web del colegio al cual había decidido matricular a mi hija. Allí ingresé los datos para agendar una nueva cita si es que lograba conseguir otra, pero descubrí sorpresivamente que mi pequeña ya había sido matriculada.
— ¡Suegra! —Exclamé— Ingresé a la página web del Instituto que conseguí para Lyra intentando conseguir otra cita, pero me figuró en la misma que ya está matriculada —Dije con la tablet en mano acercándome a ella quién se encontraba en la sala—
— ¡Por supuesto que ya está matriculada! Oh figlia mia! Te costó tanto agendar una cita para aquel dichoso instituto. Come vai potuto perdere quella data?
— Aaahhh!!! —Exclamé nuevamente llena de felicidad mientras la abrazaba con todas mis fuerzas— ¿Suegrita, Qué sería de mi vida si usted?
— Mmm… tutto quello che voglio è che tu sia calmo e che mio nipote sia calmo dentro de quella pancia.
— Pues ahora sí estaré tranquila suegrita y no se preocupe por su nieto que lo tengo bien protegido dentro de mí.
— Lo spero figlia! Lo spero! Sei stato molto stressata e sensibile in questi giorni e mi preoccupo.
— No debe preocuparse! Le prometo que me cuidaré más para no dañar de ningún modo a mi bebé.
Dios sabe cuánto apreciaba a esa buena mujer y cuánta falta me había hecho durante todo el tiempo que mi hija y yo fuimos a vivir a Canadá. Pienso y aún no logró dimensionar el modo en que permití que me manipularan tanto. La Sra D’Angelo era como mi madre, como aquella que yo perdí cuando apenas era una niña y qué tanta falta me hizo siempre. Entre los brazos de mi suegrita me sentía protegida como una pequeña niña. Me sentía mimada, malcriada y gorda por todas las comidas deliciosas que preparaba para mí.
Un poco después en mi fallido intento por permanecer en casa tranquila y descansando, recibí un llamado del detective Jeffrey Seeley quién se vio en la necesidad de comentarme que la pintura finalmente se encontraba en manos de un experto restaurador de artes. Giacomo se había hecho cargo de contactar con uno de confianza y por la mañana a primera hora llevaron la pintura hasta la casa del mismo para que pudiera inspeccionarla, siempre bajo la atenta supervisión del detective.
Por ese lado quedé tranquila o algo tranquila pues deseaba mucho estar allí al momento de develar aquello tan valioso para Bentley y para mi padre que guardaba “La Forma De Mi Deseo”. Moría de curiosidad sin embargo decidí no ir hasta el sitio y dirigirme hasta la galería para poner un poco de orden teniendo en cuenta que las exposiciones finales por el cierre de verano se hallaban próximas y que la situación en L’arte di Amare se allaba tambaleante tras el robo misterioso de la “Réplica Exacta” entre otras cuestiones.
Me costó bastante salir de la casa ante el desapruebo de mi suegra, pero le prometí ante su enojo que no me tardaría demasiado. Le expliqué que necesitaba ir hasta la galería para poner algunos asuntos en orden y que al culminarlas regresaría inmediatamente.
L’ARTE DI AMARE
Llegué a la galería y grande fue mi sorpresa cuando encontré en la oficina principal a una de las personas sospechosas por nosotros, de estar involucrada en el robo de la “Réplica Exacta”
Brüssel: ¿Santino? ¡Qué sorpresa encontrarte aquí!
Santino Tagliani: ¡Brüssel! Solo he venido para ponerme personalmente al tanto de todo lo que sucedió —Dijo mientras yo observaba de reojos a Valeria— Resulta todo tan extraño… nunca antes había sucedido una cosa como esta. ¡Bueno! Al menos no desde que yo estoy al frente de la Asociación.
Brüssel: Tampoco cuando mi esposo estaba al frente de la Asociación había sucedido una cosa como esta —Fue todo lo que me nació decir en ese momento—
Santino Tagliani: Sí es verdad. Que yo sepa no han habido registros de robos de artes en mucho tiempo. Valeria acaba de decirme que las autoridades aún no tienen novedades sobre el robo de dicha pintura.
Brüssel: ¡Así es! aún no hay pistas al respecto, pero yo confío en que pronto tendremos novedades positivas y en lo que eso suceda, debo hacerme cargo de los preparativos del cierre de exposiciones de verano.
Santino Tagliani: ¡Entiendo! Y también confío plenamente en las autoridades. No dudo que pronto encontrarán a los responsables del robo y que darán con el paradero de la pintura.
Valeria: Eso esperamos todos por el bien y la tranquilidad de los artistas porque no te imaginas Brüssel todo lo que ha generado esto. La gente que ha confirmado su participación para el cierre de exposiciones y por sobre todo los pintores están bastante consternados y preocupados.
Brüssel: Por eso estoy aquí Valeria. Ahora nos encargaremos de acomodarlo todo de la mejor forma posible.
Santino Tagliani: Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea y desde luego con todos los miembros de la Asociación, Brüssel.
Brüssel: Mmm… Te lo agradezco mucho y lo tendré en cuenta.
Santino Tagliani: ¿Ismael, cómo está? Supongo que ahora que ya todos saben que está vivo y sospechan quién es en verdad, las cosas no han de ser muy fáciles para él. Agregado a eso, la preocupación por el robo de su pintura más preciada.
Brüssel: Él se encuentra bien… afortunadamente lo está y sobrelleva de buena manera todo lo que está sucediendo. Solo nos queda esperar a que pase esta tormenta de modo a que todo vuelva a su sitio como antes.
Santino Tagliani: Così sia! Adesso dovrei andare! Desde la Asociación estaremos al pendiente de lo que suceda —Repitió
Brüssel: Addio!
Valeria: Arrivederci signore Tagliano.