— Ahora qué tenemos oportunidad, tú y yo hablaremos muy seriamente Ismael.
— Te dije que no tengo ganas de hablar, Brüssel.
— No me importa. Quiero que me aclares toda esa historia que le contaste al fiscal y que luego continuaste aquí en la casa frente al abogado Henckels.
— Yo dije todo lo que querían oír con base en sus preguntas.
— ¿Con qué intenciones llevaste el disfraz y la máscara? ¿De qué modo pretendías sacarle información a Orleana Greco sobre el paradero de Bentley Thompson?
— Brüssel, de nuevo estás haciéndome demasiadas preguntas.
— ¡Amor, por favor! —Exclamé colocando mis manos en sus mejillas— ¿Entiendes en lo que podrías estar involucrado? ¿Lo dimensionas?
— Yo no podrían involucrarme en nada. ¿A quién juzgarían de cosa alguna? Yo ya no existo Brüssel, y poseo el apellido falso de una mujer que nunca fue nada mío.
— ¿De dónde sacaste tú todo eso?
— ¿Por qué siempre tienes que considerarme tan tonto? Todos lo hacen en este lugar.
— No digas eso.
— Es la verdad… Intentaste devolverme una vida que perdí hace muchos años, manteniéndome encerrado, pretendiendo que yo no vea ni escuche todo lo que sucede a mi alrededor. Yo solo quise proteger a mi familia, pero si eso para ti significa que estoy loco entonces no tengo nada más que hacer aquí.
— Ismael, mi amor no hables así. No malinterpretes el hecho de que me preocupo mucho por ti. Ismael… —Lo llamé vanamente, intentando alcanzarlo, pero se marchó raudamente de la habitación llegando hasta la salida de la casa con intenciones de abandonarla—
PDV: ¿Es usted el señor Briccio Magyar?
Brüssel: ¿Qué sucede? ¿Podemos ayudarlo en alguna cosa?
PDV: Somos de la Policía Distrital de Véneto y traemos una orden de detención contra el Señor Briccio Magyar.
Brüssel: ¿Qué absurdo es ese? Ustedes no pueden llevarse a mi esposo.
PDV: Debe acompañarnos Sr. Magyar.
Brüssel: Él no va a acompañarlos a ningún lugar… ¿Contra qué cargos lo detienen?
Sra. D’Angelo: Che cosa sta succedendo?
PDV: Contra los cargos de ser sospechoso del crimen de la Srta. Orleana Greco —Contestó esposándolo mientras mi suegra y yo intentábamos detenerlos vanamente entre llantos desesperados—
Brüssel: Ustedes no pueden acusar de ese cargo ni de ninguna otra cosa a mi esposo.
Sra. D’Angelo: Non puoi prendere mio figlio. Non è un assassino.
PDV: Son órdenes superiores y debemos hacerlo.
Brüssel: ¿Qué órdenes superiores? Ismael amor, todo estará. Yo te lo prometo.
Sra. D’Angelo: Non puoi prendere mio figlio. Non possono portarlo.
Ismael, mi esposo, fue llevado bajo arresto aquella tarde y ante mis ojos vi alejarse como un hombre entregado a la resignación, al silencio y a la inercia. Una persona que en esos momentos parecía haberme desconocido en la más absoluta indiferencia.
Solo un grito fue capaz de hacerlo voltear, el grito del único ser que en esos instantes valía cualquier tipo de pena que pudiera padecer y hacer que resistiera.
Lyra: Papito… papito… ¿Por qué se le van a mi papito? —Gritó mi pequeña una y otra vez corriendo entre llantos tras su padre a quien ya no pudo alcanzar pues había sido detenida por uno de los policías hasta que yo fui a cargarla— Papito…
Ismael: No llores Lyra… las niñas valientes no lloran. No lo olvides.
Aquellas palabras fueron las únicas y las últimas en emanar de sus labios, y habían sido únicamente para su hija. En la casa nadie halló consuelo, mi suegra estaba devastada y yo intentaba consolar a mí hija pese a sentir mi alma por los suelos.
Mis fuerzas apenas daban para echarme a llorar desconsolada, llena de rabia e impotencia, pero no podía perder el tiempo y permanecer allí quieta mientras mi esposo se encontraba recluido en la Unidad fiscal de Véneto.
Debía hacer algo y entonces mi primera acción fue comunicarme con el abogado Henckels y también con el detective Jeffrey Seeley quien para ese entonces aún se encontraba en Hungría.
Jeffrey Seeley: Ah! Estaba a punto de llamarla Sra. Holbein porque tengo buenas noticias para el caso de su esposo. Suzette Magyar apareció y vamos juntos ahora rumbo a Venecia.
Brüssel: Se llevaron preso a mi esposo, detective.
Jeffrey Seeley: ¿Qué está usted diciendo?
Brüssel: Intentan inculparlo por el asesinato de Orleana Greco y también lo acusan por portar identidad y documentación falsa.
Jeffrey Seeley: ¿Qué absurdo es ese? Dígame por favor que ya se comunicó con el abogado Henckels.
Brüssel: Ya lo hice y está trabajando al respecto…
Bentley Thompson: Ni la labor de 20 abogados juntos podrá impedir que tu esposo vaya a prisión si yo así lo deseo —Oí repentinamente aquella detestable voz que paralizó mi corazón mientras mi teléfono celular era arrebatado de mi mano—
Por nada del mundo debía yo mostrar temor ante Bentley Thompson, no podía hacerlo y estaba dispuesta a afrontar su presencia en ese lugar.
Bentley Thompson: ¿Así que es verdad que estás embarazada? Es una lástima que ese engendro también vaya a crecer sin su insignificante padre.
Brüssel: Cierra la boca maldito miserable. El único engendro insignificante eres tú.
Bentley Thompson: Tú ierra la boca y escúchame muy bien lo que harás si deseas recuperar la libertad de tu adorado esposo —Pidió sujetándome del cabello— Tú vas a tomar la pintura que se encuentra resguarda en tu galería y me la entregarás hoy mismo antes de caer la noche. Personalmente yo te enviaré instrucciones por medio de uno de mis guardias, sobre dónde deberás entregarme el cuadro. ¿Te quedó claro?
Brüssel: ¡Suéltame!
Bentley Thompson: ¿Te quedó claro? Si no lo haces, Brüssel, me encargaré de que pagues con lágrimas de sangre cada una de las humillaciones que me has ocasionado. Sé muy bien que no eres ninguna tonta y que por eso esta conversación quedará únicamente entre nosotros.
Luego de aquellas advertencias en forma de claras amenazas, me soltó y me dijo que aguardara en L'Arte di Amare sus instrucciones al final de la media tarde. Posteriormente se marchó como si nada, devolviéndome el celular y yo decidí permanecer un momento allí para respirar profundo, calmar mis nervios e intentar razonar de manera correcta con respecto a lo que debía hacer.
Valeria: ¡Señora Brüssel!
Giacomo: ¡Dio santo honey! Ya me encontraba muerto de la preocupación por ti. ¿Dónde estabas?
Brüssel: Mi esposo tenía razón, Giaco. Bentley nunca dejó Venecia. Él está aquí y es el único responsable de todo esto como el resto de nuestras desgracias.
Giacomo: ¿Brüssel, acaso lo viste? ¿Ese infeliz te hizo alguna cosa mala, honey? ¡Contéstame! ¡Dios mío! Tú no te ves nada bien. Recuéstate aquí cariño. Valeria ve por un té bien azucarado por favor.
Brüssel: Él se encargó de que detuvieran a mi esposo para chantajearme con la pintura. Desea que yo misma le entregue la pintura y me amenazó. Bentley nos hará daño de nuevo. Él lo hará.
Giacomo: Brüssel, tienes que calmarte por favor... Ese tipo en verdad está muy desquiciado si piensa que te dejaremos ir a su encuentro.
Valeria: Aquí está el té.
Giacomo: Bebe esto. Bébelo lento e intenta calmarte. Debes volver a tus sentidos honey para poder pensar muy bien en lo que haremos.
Valeria: Brüssel, el abogado está aquí.
Abogado Henckels: ¡Señora Brüssel!
Brüssel: Por favor dígame que tiene buenas noticias, abogado —Supliqué levantándome del sofá— ¿Por qué razón acusan a mi esposo?
Giacomo: Honey, siéntate.
Abogado Henckels: Porque todo estuvo minuciosamente planeado y no digo perfectamente planeado porque no salió del todo como esperaban.
Brüssel: Explíquese.
Abogado Henckels: La ventaja del Sr. D’Angelo fue que él nunca llegó a la casa de la víctima y decidió solo quedarse a observar. De haber sido lo contrario, me temo que cosas mucho peores hubieran sucedido.
Giacomo: Dice usted que asesinaron a Orleana Greco para inculpar a Ismael.
Abogado Henckels: Exactamente eso no puedo asegurarlo. La señorita Orleana Greco citó al señor D’Angelo a su casa y si es verdad que la víctima poseía una relación con Bentley Thompson y estaban confabulados, la intención inicial tuvo que haber sido otra. Deshacerse del Sr. D’Angelo. Debemos estar agradecidos con la persona que advirtió a su esposo sobre Orleana Greco pues gracias a eso él está aquí aun entre nosotros. En cuanto a su detención, intentaré lo más pronto posible presentar una petición de amparo ante el juez de su causa de modo a que emita una orden de libertad inmediata para él. Ismael D’Angelo no puede estar en prisión por ningún cargo pues para los registros de identidad él ya fue declarado muerto hace años.
Brüssel: ¿Y qué podrá hacer con respecto a la identidad falsa que posee?
Abogado Henckels: A su esposo le impusieron esa identidad falsa y teniendo en cuenta su pérdida de memoria él vivió con la misma durante mucho tiempo. El fiscal del caso de la difunta Orleana Greco definitivamente se saltó todos los detalles del caso Ismael D’Angelo y mucho me temo que está manejándose influenciado por orden superior.
Brüssel: Orden superior manejado por Bentley Thompson. Él se apareció ante mí, abogado Henckels.
Abogado Henckels: ¿Qué está diciendo?
Brüssel: Lo hizo y se atrevió a amenazarme —Dije aún con voz temblorosa de solo recordar— Tengo mucho miedo de que le haga alguna cosa mala a mi familia.
Abogado Henckels: ¿Entonces es verdad que se encuentra en Venecia? Con eso que usted me dice definitivamente suena mucho más razonable que él esté detrás de todo esto.
Brüssel: Lo está y no tengo dudas y yo no tengo dudas al respecto.
Abogado Henckels: ¿Puede decirme de qué modo la amenazó?
Brüssel: Quiere el cuadro que se encuentra en resguardo y desde luego son por los papeles que cree que aún se encuentran allí dentro.
Abogado Henckels: Mmm… ¡Ya veo!
Lunedino: ¡Brüssel! —Irrumpió repentinamente en la sala principal de la galería— Ni bien me enteré tomé el primer vuelo de regreso— ¿Qué es esa historia de que se llevaron preso a Ismael?
Brüssel: Se lo llevaron Sr. Lunedino.
Lunedino: ¿Por qué razón?
Brüssel: Lo acusan de ser el sospechoso de la muerte de Orleana Greco. Mi esposo no es un asesino, Sr. Lunedino. No lo es.
Lunedino: Por supuesto que no, y no tienes que repetírmelo Brüssel. Hay que hacer todo lo posible para sacarlo de esa situación.
Abogado Henckels: Ya estoy en eso. Acabo de enviar la petición de amparo ante el Juez Mertens que lleva su caso y debo irme ahora para presentarme personalmente ante él. Luego intentaré nuevamente hablar con Ismael. Él no ha querido recibirme Brüssel.
Lunedino: ¿Dónde lo tienen?
Abogado Henckels: En la unidad fiscal de Véneto.
Brüssel: Conmigo tampoco quiso hablar. No quiere hablar con nadie.
Lunedino: Pues yo hablaré con él y a mi sí tendrá que oírme.
Brüssel: Espero que así sea. Abogado, el detective Seeley se comunicó conmigo y me dijo que se encuentra en camino con Suzette Magyar.
Abogado: ¿En verdad?
Brüssel: Lo es… al menos una buena noticia.
Abogado Henckels: ¡Buenas no! ¡Estupendas noticias señora Brüssel! Ahora sí me voy… Estaremos en contacto.
Lunedino: Yo iré con usted, abogado… Brüssel, también estaremos en contacto, y cualquier cosa que necesites, no dudes en llamarme.
Brüssel: Lo haré.
Luego de que el señor Lunedino y el abogado Henckels se marcharan de la galería, yo también decidí marcharme a casa, porque no me sentía nada bien y deseaba estar con mi hija quién había quedado hundida de tristeza por lo ocurrido con su padre. Giacomo decidió acompañarme y en vista de las amenazas que yo había recibido por parte de Bentley Thompson. Dejé la galería a cargo de Valeria y abandonamos el lugar acompañado por un par de guardias.
UNIDAD FISCAL DE VÉNETO
— ¿Ismael? Hijo, me dijeron que no tienes ganas de hablar con nadie y en parte me parece bien que aquí no lo hagas. Solo quiero que sepas que no estarás encerrado por mucho tiempo y en lo que sea necesario ayudaré a tu abogado para que así sea. Sí voy a pedirte que cambies esa actitud en cuanto salgas de este lugar porque no será la manera en la que deberás enfrentar a tu enemigo. ¿Sabes que me contó el abogado Henckels mientras veníamos aquí? Bentley Thompson se apareció delante de tu esposa y la amenazó.
— ¿Qué dice? ¿Acaso ese desgraciado se atrevió a poner un dedo sobre mi Brüssel? ¿Lo hizo?
— Afortunadamente no, Ismael, pero muy probablemente lo hará si vuelve a tener ocasión porque la amenazó. Quiere la pintura que se encuentra en resguardo y le enviará instrucciones a Brüssel para que ella se lo entregue personalmente. Él sabe que no permanecerás aquí por mucho tiempo porque no pueden acusarte ni juzgarte de nada, por eso intentará mover todas sus piezas durante el poco tiempo que permanezcas aquí.
— Por favor no permita que le hagan daño a mi esposa y a mi familia, Señor Lunedino. Yo no importo… por favor, sólo encárguese de proteger a mi familia.
— Claro que importas Ismael porque eres la pieza principal para acabar con Bentley Thompson y debes tener eso muy en cuenta cuando salgas de este lugar. En cuanto a tu familia no debes preocuparte que yo me encargaré de protegerlos en todo momento. Prométeme que dejarás ese estado de derrota en el que te encuentras porque no podrás luchar ni afrontar todo lo que se avecina allá afuera.
— No quiero luchar… Yo no quería nada de esto.
— Nadie querría nada como esto Ismael, pero no puedes quedarte resignado y de brazos cruzados. Piensa en tu familia y en qué no habrá nada mejor que luchar por ellos, cerca de ellos.
Para aquel momento el abogado Henckels ya había remitido la orden de amparo al juez Mertens y se presentó ante el mismo confiado en que emitiría una orden de desvinculación inmediata de cualquiera de los hechos a los cuales se lo involucraba a su defendido.
Juez Mertens: ¿Qué absurdo es este? ¿Quién emitió la orden de detención? Aquí no figura el nombre de ningún juez.
Abogado Henckels: Mi defendido únicamente recibió un citatorio de declaración emitido por el fiscal de criminalística de Véneto, Serbal Lemaire. Acudimos a tal citatorio como correspondía y en la tarde de ayer vinieron a su casa para llevárselo apoyado por esa orden que usted tiene en manos.
Juez Mertens: Esta orden no está firmada por ningún juez, abogado Henckels. Y ningún juez firmaría orden de detención contra una persona declarada muerta hace 3 años. En cuanto al cargo de poseer identificación falsa, no les compete en absoluto. Esa causa nos compete a nosotros y estamos en pleno juicio. Sabemos que Briccio Magyar no figura en los registros por lo tanto es un ser inexistente a quién tampoco se lo puede acusar de nada.
Abogado Henckels: Muy probablemente todo esto se trate de una trampa. Le ruego Sr. Juez que emita una orden de desvinculación inmediata y que no pase del día de hoy. La Sra. Brüssel D’Angelo recibió amenazas está mañana. El cuadro en custodia a cambio de la liberación del Sr. Ismael D’Angelo y del bienestar de su familia.
Juez: ¿Amenazas de quién? ¿Y de qué cuadro está hablando?
Abogado Henckels: No hay tiempo para explicárselo ahora. Por favor, aguardaré su orden de desvinculación en la brevedad posible. Ahora debo irme.
CASA DE LA FAMILIA D’ANGELO
— ¿Valeria, todo bien?
— Acaban de traer un sobre hasta la oficina. Quien lo trajo decía que debías verlo urgente. Puedo llevártelo ahora si lo deseas, Brüssel.
— ¿Qué sobre es ese? Revisa que contiene, Valeria —Le pedí casi gélida del temor pues sospechaba de lo que podía ser—
— Permíteme unos segundos… lo estoy abriendo… Mmm… Es una dirección, una ubicación exacta y un horario establecido. “Ya sabes lo que tienes que hacer” Si no me lo entregas en mis manos exactamente para las 5:00 p.m. comenzarás a padecer todas y cada una de las consecuencias de tus actos.