El Pintor De Bruselas

RESIDENCIA CLANDESTINA

UNIDAD FISCAL DE CRIMINALÍSTICA – VÉNETO 
Abogado Henckels: Usted no puede trasladar a mi cliente a ninguna otra jurisdicción. 
Fiscal Lemaire: Por supuesto que puedo… ¡Es más! Ya lo hice. 
Abogado Henckels: Pues acaba de cometer un gravísimo error porque aquí en mis manos tengo la orden de la desvinculación inmediata del caso Orleana Greco, de mi cliente, firmada por el Juez Mertens. Si usted desacata esta orden podría tener serios problemas Fiscal Lemaire. 
Fiscal Lemaire: Su defendido es el principal sospechoso del asesinato de la señorita Orleana Greco, por lo tanto ni bien el señor Briccio Magyar, llegue a la jurisdicción correspondiente, será nuevamente interrogado ante un Juez que llevará la causa. 
Juez Mertens: ¿El juez? ¿Podría decirme usted que Juez se prestaría para llevar una causa donde el principal sospechoso es una persona muerta? 
Abogado Henckels: ¡Juez Mertens! ¿Qué hace usted aquí? 
Juez Mertens: El hombre al cual usted se empeña en inculpar ya no existen los registros porque fue declarado muerto hace 3 años, y así inclinara la causa en contra Briccio Magyar, la misma correría con el mismo destino, no podría encaminarse porque esa persona tampoco existe. Ahora le ordenó que libere mediatamente al cliente del Abogado Henckels. 
Abogado Henckels: Acaba de decirme que ya lo trasladaron. 
Juez Mertens: ¿Cómo fue posible? 
Fiscal Lemaire: Solo cumplo con mis funciones como corresponde, Juez Mertens. ¿Acaso usted En verdad es capaz de dejar sin efecto un crimen por el hecho de que Ismael D’Angelo fue declarado muerto hace unos cuantos años? El sujeto resultó estar vivo y de ser culpable, debe ser juzgado como corresponde. 
Juez Mertens: ¡Suficiente de tantos disparates! Limítese por favor desde este momento a obedecer mi orden y dígame a qué unidad fiscal han trasladado al detenido. 
GALERÍA L’ARTE DI AMARE 
Brüssel: Finalmente pude llegar, Valeria. Entrégame esa nota que has recibido. 
Valeria: Ya no será necesario que tú vayas a ese lugar, Brüssel. 
Brüssel: ¿Cómo dices? Entrégame la nota por favor. ¿Ya ordenaste que sacaran la pintura del cristal de seguridad? 
Valeria: No lo hice yo, y tengo la orden de no permitir que vayas a ese lugar. 
Brüssel: Tengo la cabeza a punto de estallar Valeria y estoy contra reloj. Por favor no me salgas con cosas raras. Acabo de entregarle al Juez Mertens los documentos originales que se hallaban ocultos detrás de “La Forma De Mi Deseo” Significa que desde ahora ante la justicia Bentley Thompson ya es un criminal delincuente y ese desgraciado será detenido esta misma tarde. 
Valeria: ¿Eso en verdad sucederá? 
Brüssel: Así es… Toda nuestra pesadilla acabará hoy mismo, Valeria. Ahora te lo pediré por última vez. Entrégame la nota que recibiste. 
Valeria: ¡Dios mío! —Exclamó repentinamente— 
Brüssel: ¿Ahora que sucede? 
Valeria: Es que yo… ya no tengo esa nota y “La Forma De Mi Deseo” ya no se encuentra dentro del cristalero de seguridad. 
Brüssel: ¿De qué estás hablando? 
UNIDAD FISCAL DE CRIMINALÍSTICA – VÉNETO 
Oficial: ¡Señor Fiscal! Acabamos de comunicarnos con el móvil de traslado y nos han anunciado que… 
Fiscal Lemaire: ¿Qué cosa? 
Oficial: Nos han anunciado que el sospechoso escapó. 
Fiscal Lemaire: ¿Cómo pudo haber escapado? Explique qué fue lo que le dijeron. 
Juez Mertens: ¿Cómo es posible que todo esto esté sucediendo? 
Abogado Henckels: Nada de esto habría sucedido si usted no ordenaba su traslado, Fiscal Lemaire. 
Juez Mertens: Siga contando todo lo que sucedió, oficial. 
Oficial: El móvil de traslado fue emboscado antes de llegar a destino. 
Abogado Henckels: ¡No puede ser! Esta tiene que ser una trampa de… 
Juez Mertens: ¿De quién, abogado? ¡Dígalo! ¿Acaso de Bentley Thompson? 
Abogado Henckels: ¿Usted ya lo sabe? ¿Cómo? 
Juez Mertens: Un poco después de que usted abandonara mi despacho, llegó la esposa del señor D’Angelo y me entregó unos documentos que involucran muy seriamente al Sr. Bentley Thompson. La mujer me contó la historia de la amenaza que recibió por parte del mismo. Todo eso me pareció muy grave y por esa razón vine personalmente hasta aquí para solicitar la inmediata liberación del Sr. D’Angelo y luego proceder a la detención de Bentley Thompson en el lugar pactado para su encuentro con la señora D’Angelo. 
Abogado Henckels: ¿La señora Brüssel en verdad hizo eso? 
Juez Mertens: Detective Rossetti, ordene de inmediato escuadrones de búsqueda para dar con el paradero del señor D'Angelo y un par más para que nos acompañen al procedimiento de la detención de Bentley Thompson. 
Detective Rossetti: Como usted ordene su señoría. 
Juez Mertens: En cuánto a usted Fiscal Lemaire, va a acompañarnos porque será su posición de fiscal quien avalará el procedimiento. Esa es su labor y no tengo intenciones de interferir. Pero sepa que lo estaré observando desde este mismo instante por lo tanto no se atreva acometer nuevamente ningún tipo de error. ¡Vamos! ¿Usted viene con nosotros abogado Henckels? 
Abogado Henckels: ¡Desde luego! 
GALERÍA L’ARTE DI AMARE 
Deseaba mucho en verdad comprender la reacción de Valeria y entonces no me quedó de otra que pedirle explicaciones claras y por sobre todo breves pues no tenía tiempo suficiente para lo que debía hacer aquella tarde. 
Valeria: El Sr. Gregor, su padre estuvo aquí en compañía del Señor Ismael. Fueron ellos quienes se llevaron la nota que yo recibí, pero antes de eso, tu esposo retiró “La Forma De Mi Deseo” del cristalero de seguridad y también se lo llevaron. 
Desde que volvimos a Venecia, en varias ocasiones me vi tambaleante al borde de un colapso emocional, pero en ninguna ocasión como aquella tarde. Sentí que el corazón se detuvo dentro de mi pecho y que el alma abandonó mi cuerpo, sin retorno, falleciendo en fracción de cada segundo. 
Valeria: ¡Brüssel! ¡Siéntate por favor e intenta respirar profundamente! Necesitas calmarte. 
Abogado Henckels: ¿Señora Brüssel, qué le sucede? 
Brüssel: Abogado, haga algo por favor —Supliqué ahogada en llanto y la falta de aire— ¿Juez Mertens, porque no me dijo que ya liberarían a mi esposo, para tomar precauciones al respecto? Ismael irá tras Bentley Thompson y no quiero imaginar lo que pudiera suceder. ¡Por favor hagan algo! 
Abogado Henckels: Señora Brüssel, por favor intente calmarse que de lo contrario no podremos conversar. 
Juez Mertens: ¡Es verdad! Necesita usted mantener la calma. 
Abogado Henckels: Cuando llegué a la unidad fiscal de Véneto me enteré de que a su esposo lo estaban trasladando supuestamente a otra unidad fiscal para ser interrogado ante un Juez. Posteriormente el Juez Mertens llegó y me comentó que usted le entregó los documentos contra el señor Bentley Thompson que se hallaban escondidos dentro de la pintura del esposo de usted. 
Brüssel: Tuve que hacerlo. No hallé otra alternativa ante la amenaza de aquel desgraciado. 
Abogado Henckels: Hizo usted bien. El caso es que cuando le presentamos al Fiscal Lemaire la orden de desvinculación de la causa Orleana Greco, para que liberaran al señor D’Angelo, llegó la noticia de que emboscaron el móvil de traslado antes de que llegara a destino. 
Detective Rossetti: Señora D’Angelo, soy el Detective Rossetti —Se presentó estrechando mi mano temblorosa— Su esposo escapó, Sra. D’Angelo. 
Brüssel: ¿Escapó? ¿Entonces no lo liberaron? 
Detective Rossetti: En esos instantes aún no. 
Juez Mertens: ¿Por qué creyó usted que ya lo habían liberado? 
Brüssel: Porque él estuvo aquí con mi padre. El señor Gregor Holbein. 
Abogado Henckels: ¿Con su padre? 
Brüssel: Así es… Ellos se llevaron la nota con la dirección del lugar al cual me había indicado Bentley Thompson que nos encontraríamos, y también se llevaron la pintura que se hallaba en el cristalero de seguridad. 
Abogado Henckels: ¡Me pregunto que tendrá pensado hacer! 
Brüssel: Espero que nada malo… No quiero que mi esposo intente cosas malas contra ese sujeto. Bentley Thompson es muy peligroso. 
Juez Mertens: Ya que las cosas resultaron de esta manera, no esperemos más tiempo. 
Detective Rossetti: ¿Usted pudo leer la nota? ¿Puede recordar la ubicación que figuraba escrita en la misma? —Le preguntó a Valeria— 
Valeria: Yo la ley y recuerdo muy bien. El punto de encuentro debe ser en Vía Mazzocco, Treviso. 
Juez Mertens: ¿Eso es en Maccatrozzo? 
Detective Rossetti: ¡Efectivamente! 
Juez Mertens: ¡Vamos para allá entonces! 
Detective Rossetti: Debemos llegar hasta el sitio lo más pronto posible. 
Brüssel: Yo iré con ustedes. 
Valeria: ¡De ninguna manera Brüssel! Tú no estás nada bien y debes pensar en tus bebés. 
Abogado Henckels: Ella tiene razón… será mejor que usted permanezca aquí Sra. Brüssel. Le prometo que yo la mantendré al tanto de todo. 
VIA MAZZOCCO – TREVISO 
(Conversación entre el señor Lunedino y uno de sus guardias) 
— Patrón, aquí no llegó nadie. No hay coches mi movimiento extraño alguno. Todo se encuentra en absoluto silencio. 
— Eso significa entonces qué alguien ya alertó a Bentley Thompson sobre la situación y por eso no llegó al sitio pactado. De no ser así se habría aparecido en ese sitio. Advertiré sobre esto a Ismael para que se salte al plan b. Quédate allí por un tiempo más y mantenme al tanto de cualquier movimiento extraño que llegues a observar. 
— Lo haré, señor. 
RESISTENCIA CLANDESTINA (OLMO – VENECIA) 
(Localización de Bentley Thompson) 
— Necesito que tengas listo para mí el jet privado. Llegaré aproximadamente en 30 minutos. (Colgó la llamada entre gritos) Aaaaggghhh… ¡Maldita Brüssel! ¡Mil veces maldita! Juro que me las vas a pagar. Aún no dimensionas de lo que soy capaz pero te lo mostraré maldita. Seré yo mismo quién te estruje el cuello con mis propias manos hasta que me pidas perdón mil veces. No sin antes volar los sesos de aquel miserable pintor delante de ti. Lo haré y esta vez me encargaré de llenarle el cuerpo de plomos. 
— ¿Terminaste? 
— Pero mira nada más a quién tengo aquí como invitado. Definitivamente pesar de todo, estoy de suerte hoy. Me basto únicamente con pronunciar tu sucia existencia para que te apareciera delante de mí. 
— Tú en verdad aturdes demasiado con tus estupideces. Mejor cierra la boca, voltea y mírame. Mírame muy bien porque seré yo quien te llene el cuerpo de plomos si vuelves a mencionar a mi esposa. 
Ismael había logrado ingresar al recinto clandestino de Bentley Thompson, y luego de largas esperas y un plan b minuciosamente estructurado por él mismo, finalmente lo tenía enfrente apuntándolo con un arma. 
— ¿Es en serio, pintorcillo? ¿Tú en verdad te consideras capaz de intimidarme con un arma en tu mano y peor aún ocultando detrás de esa ridícula máscara? Lo único que tú has cargado en tus manos han sido pinceles. Guardias… guardias… 
— No deberías gastar tus energías gritando vanamente porque créeme que las necesitarás para resistir a tus largas horas de suplicio. 
— Guardias… ¿Acaso no me oyen? 
— Deja de gritar porque nadie te oirá. Tú y yo estamos solos en tu escondite, maldita rata. 
— Sea como sea que hayas logrado llegar hasta aquí, te arrepentirás de haberlo hecho porque esta vez yo te mataré de verdad. 
— Tú no harás tal cosa… no podrás y no insistas presionando ese botón de alarma que llevas en el bolsillo porque no te servirá de nada. Acabo de decirte que aquí no hay nadie, nadie te socorrerá Bentley Thompson y no podrás ir a ninguna parte. 
— Guardias… Guardias… Aaaaggggwwww… ¡Maldito miserable! 
— Apenas llevamos juntos aquí unos cuantos minutos y ya me sacas de quicio. Siéntate… Quiero que te sientes aquí y que me escuches con mucha atención, porque intentaré explicarte lo que haré contigo de modo a que lo entiendas sin sentir miedo. 
— ¿Miedo yo de ti pintor insignificante? Vas a pagar muy caro por todo esto, miserable. No tienes idea del con quién te estás metiendo. 
— Sé muy bien con quién me estoy metiendo. Eres un asesino, un ladrón y un estafador que si sales vivo de este lugar, te pudrirás de por vida en la cárcel. ¿Pero sabes qué? No creo que alcances a pudrirte en una cárcel. Existe una posibilidad muy grande de qué agonices desangrado en este lugar mientras yo decida exactamente de qué modo acabar de una vez por todas contigo. 
En la residencia clandestina situada en Treviso no se encontraban más que los guardias particulares del Sr. Lunedino quienes luego de reducir a todos los guardias de Bentley Thompson, desconectaron los circuitos de seguridad y tomaron el lugar por completo. Él se hallaba rodeado sin el mínimo acceso para poder escapar. 
Había caído al suelo luego de ser reducido por Ismael, con un balazo en la pierna derecha, permaneciendo por varios minutos sangrando en el suelo, hasta que finalmente decidió trasladarlo a otra habitación de aquel recinto clandestino. Allí lo amarró de pies y manos y luego lo apoyo sentado, por pared. 
— Escogí este lugar porque es amplio y posee luz natural suficiente. Antes de empezar, te enseñaré algo… ¿Estás listo? A la cuenta de tres… 1… 2… 3… ¡Taran! ¡Oh! pero sí es el cuadro que tanto querías y qué le pediste a mi esposa amenazándola como el gran cobarde que eres. Quiero que me contestes una cosa… ¿Qué has hecho con la otra pintura? La que te robaste y la que era mi favorita porque la pinté de los recuerdos que logré guardar de mi bella esposa. Dime dónde tienes mi pintura. 
— ¿En verdad quieres saberlo? 
— Dímelo, pero ten mucho cuidado con las palabras que salen de tu boca porque si pronuncias alguna que me resulte desagradable, recibirás otro disparo. ¡Bien! Ahora dime, que te escucho. ¿Por qué razón te interesaba tanto tener esta pintura? ¿Qué has hecho con la otra? ¡Habla! 
— ¿Tú por qué crees? Deseaba tener a Brüssel desnuda en la pared de mi habitación del mismo modo en que la tuve alguna vez en mi cama, solo para mí. 
— Maldito desgraciado… voy a acabar contigo sin necesidad de un arma. Yo te mataré ahora mismo con mis propias manos. 
— ¡Ismael, suficiente! Suéltalo ya. 
— Apártate de mí… Yo lo mataré… lo mataré. 
— Contrólate. Tienes que hacerlo porque tú y yo no habíamos quedado en que lo matarías. Bentley Thompson irá a prisión para pagar por todos sus crímenes como corresponde y seré yo mismo quién lo entregue a la justicia. ¡Ya suéltalo! 
— Si tienes suerte podrás entregarlo vivo a la policía. ¿Has traído todo lo que te pedí? 
— Lo hice… ¿Dime qué tienes pensado hacer? 
— Ya lo sabrás en su momento. Ahora quiero que me dejes solo. 
— ¿Tú, viejo decrépito, traidor y cobarde has osado en apuñalarme por la espalda de este modo? ¿Piensas entregarme a la policía? ¿Y qué hay sobre ti? Has sido mi cómplice en muchas cosas por lo tanto no podrás huir de las rejas de la prisión. 
— No te daré ningún tipo de explicaciones rata miserable. ¿Ismael por qué no me dejas entregarlo a la policía ya mismo? 
— Te pedí que me dejarás solo y es lo que harás.  
— Bentley Thompson está desangrándose y no puede acabar de ese modo. Su muerte lo liberaría de todo lo que merece pagar aquí en la tierra. Él debe pagar por todos sus crímenes. 
— ¿Y acaso tú no debes pagar por los tuyos Gregor Holbein? ¿Pintor imbécil, qué haces tú asociado con este sujeto qué tiene tanta culpa como yo de todas tus desgracias? Gregor Holbein incluso fue capaz de traicionar a su propia hija. ¿Por qué crees que no te traicionará a ti otra vez? 
— Necesito que te vayas ya. ¡Anda, vete! 
(UN PAR DE MINUTOS DESPUÉS) 
— ¡Bien, Bentley Thompson! Llegó el momento de que tú y yo creemos la obra de arte más magnífica que el ser humano haya podido imaginar jamás. ¡Ah! Pero antes de empezar déjame decirte una cosa. Tus papeles ya no se encuentran detrás de esta pintura, la extrajimos un poco antes de que tú te robaras “La Réplica Exacta” y según lo que me he enterado recién al igual que tú, en estos momentos ya se encuentran en manos de la justicia y las autoridades están buscándote. 
Gregor Holbein, mi padre, le había traído a Ismael en ese lugar, todos sus elementos de trabajo. Aquellos que necesitaba para pintar. Se alistó de pintor como correspondía, colocó el lienzo sobre el trípode, vistió su delantal, escogió sus pinceles al igual que los colores que pensaba utilizar y posteriormente se acercó a Bentley Thompson. 
— Creo que tengo malas noticias para ti. Se me acabó el color rojo de pintura, pero como me siento tan inspirado para pintar se me ocurrió una idea. 
— ¿Qué tienes pensado hacer maldito demente? 
— ¡Usar tu sangre! Esa misma que te encuentras desperdiciando ahora. ¿Te imaginas a nuestra magnífica obra de arte, trazada con sangre humana? Yo sí me la imagino, exhibida en la gran exposición que tengo planeado organizar muy pronto. Dudo mucho que la gente lo note. Todo dependerá de que tu sangre sea lo suficientemente buena. 
— ¡Estás loco! 
— ¿Qué me dijiste? ¡Repítelo! 
— Te dije que estás loco... Esa bala en la cabeza definitivamente te hizo mucho daño. 
— ¡Yo no estoy loco! ¡No estoy loco! ¿Pero sabes que? Estuve entre los locos y presencié muchas cosas dementes allí. Ahora quiero que cierres la boca porque ya me cansé de oírte. Te pondré una mordaza para que no grites demasiado. Esa sangre qué cae al suelo no me servirá por lo tanto tendré que extraerla fresca de adentro de ti. 
Ya amordazado y amarrado, Bentley Thompson no podía hacer nada más. Yacía en el suelo como el más miserable e insignificante de los seres rastreros. Todo su poder parecía haberse consumido en cuestión de segundos y nada quedaba de aquel nefasto ser qué tanto daño nos había causado. 
— Piensa en cosas buenas Bentley Thompson, como por ejemplo en cuanto acabe mi obra maestra. Tú te volverás inmortal gracias al Pintor De Bruselas. Vivirás por siempre en “Los Suplicios De Un Intocable” ¿Te gusta el nombre qué le pondré? No importa si no te gusta porque a mí sí me gusta. Ahora empezaré cortando tu dedo índice porque es lo que necesitaré. Quédate quieto. 
— Mmmmgggghhhh… Mmmmgggghhhh… 




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